CAMINO ARAGONÉS (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Prólogo



Son las 07:00 horas en Madrid, cuando mediante un autobús de Alsa me encamino a la ciudad de Zaragoza, a la que llego a las 11:20 horas. Unas obras han motivado un pequeño retraso.

Sin embargo, la suerte me acompaña, ya que el autobús que me llevará hasta Huesca tiene su hora de salida a las 11:30 y logro finalmente plaza en el mismo, siendo la empresa Alosa la gestora de esta ruta quien me conducirá a esta ciudad aragonesa. Abandono la ciudad de Zaragoza con una de sus mejores vistas, la imagen de las torres de su basílica del Pilar y el río Ebro.





El recorrido se me hace entretenido al adentrarme en tierras desconocidas para mí, además los algo más de 70 Km se agotan con suma facilidad, siendo las 12:35 horas cuando mis pies pisan tierras oscenses.

Abandono el apeadero de la estación de autobuses una vez asegurado el desplazamiento hasta Jaca para primeras horas de la tarde. Con esta tranquilidad me adentro en el casco urbano de Huesca a través de la calle Zaragoza, hasta llegar a la plaza de Navarra, presidida por el edificio del Casino, una muestra importante del modernismo, inicialmente denominado Círculo Oscense y siendo la sede de un club social de ideología liberal fundado en 1877.





Prosigo recorriendo la ciudad en dirección norte hasta localizar la Oficina de Turismo en la plaza de D. Luís López Allué, oficina que visito consiguiendo información sobre los lugares emblemáticos.







Por la esquina noreste de la plaza se accede a otra nueva plaza, la denominada de San Pedro, donde se encuentra el sorprendente edifico que acoge la iglesia y el claustro de San Pedro el Viejo, construidos en el siglo XII y que representan el conjunto más importante del románico aragonés.







Aquí puedo permitirme realizar una breve visita a su interior, ya que la iglesia se encuentra abierta, aunque ha finalizado el horario de visitas turísticas por lo que no puedo acceder a su claustro.

Prosigo la visita a la ciudad, caminando a través de la plaza de los Fueros para continuar por la calle Alfonso I de Aragón hasta llegar a la Catedral de Santa María.







Este edificio de estilo gótico construido entre los siglos XIII y XVI, está situado en el solar que anteriormente ocupaba la mezquita, ocupando la cima del cerro en el que se asentó la antigua ciudad.

Como ya me encuentro fuera del horario de visitas tanto a la Catedral como al museo diocesano, he de conformarme con la espectacular imagen de su pórtico, compuesto por un destacado conjunto de escultura gótica con siete arquivoltas que acogen a dieciséis figuras.





Dejo la fachada principal de la catedral y paso junto al edificio del ayuntamiento, palacio renacentista del siglo XVI para dirigirme finalmente al edificio que alberga el Museo de la ciudad, que ocupa la que fue la sede de la Universidad Sertoriana, fundada por Pedro IV en el 1354, siendo residencia de los reyes de Aragón.





Aquí he tenido suerte y aunque cerrarán en breve, me han permitido acceder de manera rápida. Esto me permite contemplar su bonito patio interior, repleto de vegetación, porticado y de diseño octogonal al igual que el propio edificio.







Finalizo mi paseo por la ciudad en la zona norte, junto a la ronda Montearagón, descubriendo la existencia de un edificio religioso al borde de la ronda.

Se trata del Convento de San Miguel, familiarmente conocido como las Miguelas, construido en el siglo XII, destacando su esbelta torre románica y su ábside gótico.







Ya es tarde y debo localizar algún lugar donde comer, antes de emprender mi viaje a Jaca, así que retorno hacia el centro de la ciudad, en dirección sur, intentando aproximarme a la zona de donde partiré en autobús, llegando así hasta un establecimiento denominado la Vicaría, donde disfruté de un menú casero compuesto por un salteado de setas con gambas y un buen ternasco de segundo plato.

Como el establecimiento disponía de unas mesas alargadas que se compartían, en mi caso tuve la compañía de un grupo de bomberos procedentes de distintas provincias que se encontraban de tránsito por esta ciudad. Finalmente, en una terraza próxima terminé de agotar mi tiempo de estancia en la ciudad, degustando una infusión y un buen pacharán, encaminándome inmediatamente después a la estación de autobuses.

De nuevo a bordo de un autobús cuando son las 17 horas para dirigirme a Jaca distante unos 70 Km.

Después de una breve parada en Sabiñánigo, pasado el ecuador del viaje, nos vamos acercando a mi destino de hoy, aunque ya desde la lejanía puedo apreciar las cumbres nevadas del puerto donde mañana pienso iniciar mi andadura.







Aproximadamente a las 18 horas llego a Jaca y mi primera intención es localizar el albergue municipal de Peregrinos de Jaca, situado en el centro de la población. Como no tengo la certeza de que el alojamiento de Somport esté disponible en esta época y prefiero no arriesgarme, he decidido pernoctar en Jaca.

En el albergue soy recibido por Merche, todo amabilidad y encanto, que está hoy de hospitalera, asignándome una de las camas ubicadas en la 2ª planta, situadas en compartimentos de dos camas, lo que permite una cierta privacidad dentro de la gran sala, a pesar de la ausencia de peregrinos. No obstante, esta noche será un tránsito, ya que volveré a pasar por Jaca cuando retorne en mi andadura desde Somport.

Una vez instalado, aprovecho la tarde para dar un paseo por esta bonita población hasta llegar a los alrededores de la Ciudadela.





De regreso al albergue, aprovecho para tomar algo en los múltiples establecimientos existentes durante mi recorrido y a una temprana hora ya me encuentro en mi alojamiento dispuesto a descansar, pues mañana debo tomar el primer autobús que parte para Somport, donde iniciaré mi andadura.

Mi sugerencia: Buena experiencia que me permite conocer la maravillosa ciudad de Huesca.