CAMINO ARAGONÉS (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 6º: Berdún - Yesa - Monasterio de Leyre: 38,37 Km





No necesito madrugar demasiado, puesto que el autobús en el que pienso cubrir parte de la etapa pasa a las 09:30 horas por la parada existente junto a la carretera N-240, a las puertas del restaurante La Trobada, aunque debo tener en cuenta la distancia a recorrer hasta descender a los pies de la colina en que se encuentra la citada parada.

Sin pensarlo más y una vez preparada mi mochila, abandono el alojamiento en Casa Emilio y desciendo caminando hasta la parada del autobús. Como todavía tengo margen de tiempo hasta la llegada del bus, aprovecho para desayunar en el bar des restaurante.

Con la llegada del autobús inicio el desplazamiento y efectivamente, durante el recorrido puedo comprobar el acierto de las indicaciones de Emilio respecto a la intensidad de las obras que se están acometiendo para la construcción de la futura autovía, de ahí la necesidad de usar el autobús parcialmente.

Sin embargo, al apreciar el estado del recorrido y el abundante tráfico de camiones de la obra, decido no descender del bus en la parada de Sigües (distante unos 17 Km de Berdún), continuando hasta la siguiente parada en Tiermas (12 Km después) a la que llego a las 10:00 horas, todavía en tierras aragonesas, pudiendo apreciar desde la parada en la que me apeo al borde de la N-240, algunas de sus edificaciones que resaltan sobre la colina en que se ubica esta población





Según rodeo la colina caminando por la carretera N-240, un paisaje sorprendente se abre ante mis ojos, se trata de la zona central del embalse de Yesa cuya mayor superficie se extiende por tierras aragonesas.





A partir de ahora ya no me separaré de la orilla del embalse por la que serpentea el trazado de esta carretera N-240, salvando los entrantes del embalse con puentes y superando los cambios de nivel de las estribaciones de esta sierra de Leyre.







Queda atrás la imagen de la población de Tiermas, célebre por sus aguas termales y el balneario inundado con la construcción de la Presa de Yesa, cuyas ruinas resurgen en la época en que baja el nivel de agua del embalse desde la inauguración del mismo en 1959.

El pueblo abandonado, cuyas ruinas denotan su origen medieval, vivió su época dorada con el balneario durante el primer tercio del siglo XX. Este despoblado Tiermas fue comprado por un vecino de Sigües en 1982, sin que exista ningún proyecto serio para su recuperación.







El aspecto de la ribera del embalse, en ocasiones se convierte en un conjunto de rocas arcillosas alisadas, a las que su color negro grisaceo las presenta conformando curiosas y pulidas imágenes que emergen de las aguas como monstruos marinos.







Continúo caminando por el estrecho arcén de esta carretera, hasta que después de 2,9 Km paso por un breve tunel excavado en las estribaciones de esta sierra.





Casi inmediatamente después, a la altura del PK. 348, puedo contemplar por primera vez, desde la lejanía, el dique que constituye la cabecera del embalse y que marca el límite de la mayor superficie navegable de Navarra del represado río Aragón.





Después de 4 Km por esta N-240 desde que inicié la andadura en Tiermas, abandono tierras aragonesas para adentrarme ahora por tierras navarras, cuando son las 11:00 horas, por las que ya caminaré hasta incorporarme al Camino Francés en Puente La Reina.







Otros 3,9 Km prosiguiendo mi caminar por el arcén de esta N-240, sin abandonar la ribera del embalse, llego a la población de Yesa cuando son las 12:30 horas.

Esta pequeña población de apenas tres centenares de habitantes, situada junto a la cabecera de la presa del mismo nombre y en las estribaciones de la sierra de Leyre, dispone de algunos establecimientos hosteleros y demás servicios mínimos.

A la entrada me encuentro con la edificación de la Iglesia Parroquial de San Esteban que se puede datar en siglo XIII, en la que se realizaron varios arreglos en el siglo XVI afectando a la puerta y bóvedas. Destaca su torre de carácter medieval con cadenas de sillar en las esquinas.

Después del estado de abandono que había sufrido la edificación, resuperó su imagen actual tras la restauración a que fue sometida en el 2006.







Junto a lo temprano de la hora se une la necesidad de una revisión de mi pie derecho cuyo estado se ha complicado con una gran rozadura producida por mi esfuerzo al andar intentando preservar el dedo dañado, así que me encamino al Centro de Salud donde aceptan hacerme una revisión.

Después de aguardar a mi turno para ser atendido, tuve la suerte de conocer a la doctora que me atendió, persona encantadora que estaba haciendo una suplencia, quien no pudo reprimir su entusiasmo por el Camino de Santiago, con quien después de compartir vivencias, sanitariamente me aconsejó un descanso en el Camino para conseguir la total recuperación, alegrándose de que mi objetivo de hoy fuese llegar al Monasterio, donce pensaba hacer un alto en el camino durante un par de días.

Al abandonar la consulta médica para proseguir la etapa y observar la existencia de un supermercado, opté por hacer acopio de algunos alimentos y bebida para comer durante el trayecto al Monasterio.

Atrás queda la sencilla población de Yesa. Tomo ahora la dirección norte, encontrándome de llenos con las obras de construcción de la autovía, aunque después de varios desvíos las consigo salvar, incorporándome ahora a la carretera NA-2113 e iniciando el ascenso en dirección al Monasterio cuando van a ser las 14:00 horas.







La subida comienza a hacerse pesada, el desnivel es fuerte y el trazado zigzagueante, además el sol se hace notar con toda su fortaleza sobre mis espaldas, pues las hayas y pinos que pueblan esta sierra no llegan a ofrecer sombra a esta carretera.

Después de recorrer 2,0 Km y avistar la imagen del Monasterio, decido aprovechar la sombra que me brinda un arbol centenario cuya estructura además ofrece un asiento apropiado.





La maravillosa panorámica que desde aquí se divisa hace mucho más acogedor el lugar de descanso donde disfrutar del alimento que transporto y beber la única lata de cerveza que aún conservo, ya que la otra la consumí durante el ascenso.





La pendiente de la ladera existente junto al árbol es bastante pronunciada, con la mala fortuna que según estoy preparando el bocadillo, la lata de cerveza se me resbala y cae ladera abajo, rompiendo mi ilusión de degustar una buena cerveza para calmar la sed y refrescarme durante el descanso.

Después de muchas precauciones, consigo descender hast el lugar en el que ha caido la lata de cerveza y nueva sorpresa, la fatalidad se vuelve a cebar en mi y la ideas de disfrutar de la bebida se hace imposible, la lata se ha pinchado en la caida y está totalmente vacía.

Asciendo de nuevo hasta “mi árbol” no consiguiendo quitar de mi mente el disfrute que imaginaba en el momento que me detuviese a descansar, degustando esta refrescante bebida. Finalmente aunque con sed, me decido a tomar el bocadillo. Ha sido un duro golpe.

Una vez hube dado buena cuenta de mi bocadillo, prosigo el ascenso por esta carretera asfaltada, aunque solo restan 1,3 Km para llegar al Monasterio. Este tramo final se hace demasiado pesado, principalmente por la carencia de agua o cualquier otra bebida y la fortaleza del sol en mis espaldas.

Son las 15:30 horas cuando llego a las puertas del Monasterio de Leyre, hora temprana y puesto que me voy a alojar en las dependencias monacales durante tres días, la liturgia de los monjes no permite acceder a sus dependencias hasta las 16:00 horas.

Conocida esta circunstancia, decido en primer lugar saciar mi sed, no sin antes desprenderme de la mochila, en las instalaciones del bar de la hospedería, donde saboreo una buena cantidad de agua y varios zumos de frutas para restablecer mi equilibrio orgánico. La tranquilidad que se respira a las puertas del Monasterio a estas horas es ya en si relajante.







La maravillosa y espectacular panorámica que se puede contemplar de este privilegiado observatorio, me permite apreciar la ladera de esta sierra en su aproximación hasta el embalse de Yesa.







Llegan las 16:00 horas y puedo acceder al Monasterio, me dá la bienvenida el padre Oscar, el Hospedero, informándome de la forma de vida y de aquellas estancias monacales por las que puedo libremente deambular.

Me acompaña hasta mi habitación, en la que resalta su práctica sencillez pero sin menoscabo de todo lo necesario para disfrutar de una estancia agradable. La vista que puedo contemplar desde la ventana con su arcada en ladrillo, orientada hacia el oeste, permite disfrutar de la frondosidad de este inmeso pinar y las cadenas montañosas en el horizonte.







Sus fachadas este, sur y oeste (en la que me alojo), constituidas en altura por cuatro plantas, en las que destaca su estilo aragonés de las tres primeras plantas, de piedra cortada en hermosos y regulares sillares, y la última planta en ladrillo pálido, con una serie de arcadas en las que se alternan las ciegas y las abiertas.

Un gran alero, muy volado y de fuerte talla, corona la construcción y le trasmite un aire noble y serena monumentalidad.





La primera noticia histórica auténtica de la existencia de este monasterio se remonta al siglo IX, lo que hace suponer una mayor antigüedad, pudiendo estimar sus raices en la época del nacimiento monasterial en tiempos de Carlomagno.

Durante el siglo XII se pretende introducir la reforma de la orden del Cister, sin embargo despues de unos años de desconcierto durante los que pasa doce veces consecutivas de los monjes del Cister a manos de los de Cluny, hasta que definitivamente en 1307 se da posesión definitiva a los monjes del Cister (los monjes blancos). En el siglo XVI, el estado de ruina amenazaba al Monasterio, por lo que se acometió la construcción del nuevo Monasterio sustituyendo la orientación Norte por la del Mediodía, siendo el mismo emplazamiento en el que hoy reside la comunidad. La obra de este nuevo monasterio fue lenta y se mantuvo desde 1562 a 1640.

En los comienzos del siglo XIX, por tres veces hubieron de abandonar los monjes el monasterio. Pudieron regresar en las dos primeras ocasiones, sin embargo la tercera supuso la interrupción de la vida monástica durante ciento dieciocho años, siendo el 16 de febrero de 1836 la fecha de cierre definitivo.

En esta fase de saqueos y largos años de ruina y desolación, el monasterio viejo terminó de hundirse por completo y el nuevo comenzó a caerse.

Fue el 2 de noviembre de 1945 cuando la Diputación Foral aprobó las obras a realizar, siendo el 10 de noviembre de 1954 cuando entraron de nuevo los monjes benedictinos procedentes de Santo Domingo de Silos, siendo en 1961 cuando la Santa Sede restituyó a Leyre el viejo título de abadía. Finalmente el 1 de julio de 1967, la Diputación Foral de Navarrra hace entrega oficial del monasterio y sus pertenencias a la Comunidad benedictina.

La estancia durante tres días en el monasterio, me permite además de recuperarme físicamente de mis dolencias del pie, disfrutar de estas maravillosas y centenarias instalaciones monásticas visitando todos sus rincones.

La imagen del monasterio desde la vertiente este permite apreciar en toda su magnitud la edificación, con sus tres absides exteriores y la torre.







La tarde discurre en una ambiente monacal lleno de silencios y espiritualidad en el que voluntariamnete se comparten los actos litúrgicos en su maravillosa iglesia de Santa María de Leyre, cuya imagen preside el abside central.





En el centro de la nave de la iglesia abacial, una puerta arcada nos permite acceder al panteón real situado en un arcosolio de la misma.







El monasterio de Leyre estrechamente vinculado a los orígenes de Navarra y a sus primeros Reyes, una de las funciones que desde la antigüedad ha desempeñado ha sido la de Panteón Real.

Preside el conjunto un sugerente Cristo Rey de hierro y bronce, orlado por las simbólicas cadenas de Navarra. En un sobrio arcón neogótico de bronce, descansan los restos de los primeros Reyes de Navarra.







El acceso principal a esta Iglesia de Santa María de Leyre, se hace en la placeta que preside la denominada puerta Speciosa. Este hermoso pórtico del siglo XII recuerda la puerta de las Platerias (Santiago de Compostela).

Cortado el pórtico por una columna parteluz y encima, un tímpano con figuras rígidas, vestidas con túnicas y mantos acampanados y muy alhajadas: el Salvador, y a su derecha la Virgen, San Pedro y un escriba. A la izquierda dos apóstoles y falta otra figura. Es un muestrario de los temas más característicos del románico.

Esta portada se levantó con piezas ya existentes, obra de distintos maestros y épocas. En su rearmado intervino un maestro del siglo XII, a quien hoy día se le identifica con el de un castillo, distinto del de las firmas que vemos en los contrafuertes, es decir, del maestro Fucherius y de Azenarius.







Por la puerta del monasterio medieval más próxima a los ábsides, se penetra a la Cripta con su carácter románico de primeros años, angostos arcos escalonados y superpuestos conforman un bosque de columnas desiguales con grandes capiteles.

Concebida como una cripta de tres naves. Sin embargo en un momento no muy avanzado de la obra, la nave central fue dividida en dos por la arcada axial central. Esta cripta junto con la cabecera de la iglesia fue consagrada en 1057.

Dentro de este espectacular escenario trascurren tres días desde mi llegada, asisitiendo voluntariamente a los actos litúrgicos que reunen a los monjes siete veces al día, interrumpiendo sus otras obligaciones.

Comienza la jornada a las 06:00 horas con la celebración de los Vigilias o Maitines. A lo largo del día se desarrollan distintas labores en tre las que se intercalan Laudes, Santa Misa, Vísperas y Completas que constituyen el último acto litúrgico del día, con este oficio la jornada monástica queda “completada”. Todos los oficios litúrgicos son en Canto Gregoriano excepto Maitines.

El desayuno, comida y cena se comparte en refectorio con la comunidad benedcitina, guardando el más absoluto silencio mientras se escucha una lectura.

Esta vida monacal no impide en absoluto mis entradas y salidas del recinto, paseando por los contornos y conociendo las distintas instalaciones tales como granjas y zonas de cultivo de multiples especies vegetales dentro del amplio recinto ajardinado del que se dispone el monasterio, con unas vistas inigualables.







En otros de mis ratos de ocio, en compañía del padre Oscar visito la biblioteca, lugar en el que se conservan más de 60.000 ejemplares, colección que han conseguido reunir gracias adonaciones y diversas compras efectuadas por el monasterio.

Durante la tarde de mi última estancia en el monasterio, como hacia habitualmente, salía en ocasiones a disfrutar del amplio espacio y espectacular mirador existente junto a la entrada al mismo, pudiendo observar como ascendía una peregrina por la ladera y se alojaba en la hospedería pública de que también dispone el monasterio, era la primera ocasión desde que inicié el Camino en Somport en que coincido con un peregrino.

Así se agota mi estancia en este maravilloso lugar de meditación y descanso, permitiendome a su vez recuperar tanto la salud de mis pies como la paz espiritual, hasta encontrarme plenamente preparado para afrontar el resto del Camino.

Hoy, al ser mi última noche de estancia, a medida que se aproxima la despedida, más aprecio los días vividos y el trato recibido, así como la compañía de Daniel, otra persona que también se alojaba en el monasterio, con quien tuve ocasión de comentar las vivencias del Camino y compartir algunas cervezas en el bar de la hospeedería.

Definitivamente, después de cenar y asistir a las Completas, me retiro a descansar.

Mi sugerencia: Maravillosa la experiencia de mi estancia en el Monasterio

Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Yesa:
-Albergue Sierra de Leyre
    Localización: Calle René Petit, 4
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 615 962 889

-Hostal Arangoiti
    Localización: Calle René Petit, s/n
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 88 41 22



Monasterio de Leyre:
-Hotel Hospederia de Leyre
    Localización: Monasterio de Leyre (Yesa)
    En el recinto monacal
    Propiedad y Gestión: Monasterio de Leyre
    Tel.: (+34) 948 884 100