CAMINO ARAGONÉS (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 8º: Sangüesa - Izco (por la Foz de Lumbier): 24,39 Km



La mañana comienza temprano para mí, hoy son las 05:30 horas cuando sigilosamente abandono la sala de literas para no molestar al resto de los peregrinos. Ya en la planta baja, una vez aseado, termino de preparar la mochila y abandono el albergue a las 06:45.

Soy el primer peregrino que inicia la andadura, a pesar de todavía ser de noche, pero la etapa bien lo merece con el fin de hacer el recorrido por la Foz de Lumbier.

Comienzo a caminar por la calle Enrique de Labrit en dirección norte y continúo por la calle Alfonso el Batallador hasta llegar a la calle Mayor. Aquí tomo a la izquierda, pasando ante la fachada principal de la Parroquia de Santa María la Mayor como mejor despedida de la ciudad de Sangüesa. Cruzo después el puente sobre el río Aragón, desembocando en la avenida Padre Raimundo de Lumbier, donde ahora por el margen derecho del río camino en dirección norte.

Como todavía está amaneciendo, debo hacerlo con precaución por el arcén de la carretera NA-8603 en que se ha reconvertido la avenida, por ello llevo encendida la linterna centelleante que anuncia mi presencia por esta vía. Atrás quedan las luces de Sangüesa.





Después de 5 Km en dirección norte por el arcén de esta carretera, siguiendo el margen derecho del río Irati en contracorriente de su recorrido descendente, llego hasta una rotonda donde tomo la primera salida a la derecha, bordeando el complejo hostelero existente, a la misma entrada de la población de Liédena.

Sin embargo, no quiero desaprovechar la ocasión que me brinda este complejo hostelero accediendo a sus instalaciones para desayunar, cuando van a ser las 07:50 horas.

Una vez satisfecho con el desayuno tomado, abandono el local y me introduzco en el núcleo urbano de Liédena cruzando el cauce del río Irati, pasando ahora a su margen izquierda.





Esta población, rondando los tres centenares de habitantes y situada en las estribaciones de la sierra de Leyre, se remonta a la prehistoria, según los hallazgos encontrados de la Edad de Bronce. Sin embargo, fue en el año 918 cuando la villa fue donada por Sancho Garcés I, rey de Pamplona, al monasterio de Leyre, siendo ya en la época Moderna, 1846, cuando obtuvo la categoría de Ayuntamiento.

Su Iglesia Parroquial de Santa María de la Asunción, domina el pueblo desde un alto.

Construcción originariamente gótica, ampliada y alterada durante la época barroca en el siglo XVIII, sufriendo algunas obras de menor importancia en el siglo XX.







La población a estas horas se encuentra totalmente solitaria, así que me decido a abandonarla no sin antes hablar con a la única persona que por allí encuentro, quien me confirma la ruta a seguir, así que desciendo de la parte alta de la población, donde se encuentra la iglesia, para una vez en la parte baja tomar a la derecha en dirección oeste, por un camino que me lleva hacia los túneles de la Foz de Lumbier.

Solo 550 metros en dirección oeste hasta llegar a la autovía de los Pirineos, momento en que giro a la izquierda para caminar paralelo a ella, hasta pasar a través del subterráneo que lo permite a la otra vertiente de la autovía.

Ha sido necesario un recorrido de 850 metros hasta retomar de nuevo la dirección oeste, retornando a la pista que cortaba el trazado de la autovía.

Una vez recuperado el rumbo, avanzo durante 450 metros hasta llegar a la ribera del Irati, comenzando así el recorrido por la misma para adentrarme en la Foz de Lumbier.







Después de seguir caminando durante 1,3 Km bordeando la ribera del Irati por su margen izquierda, nos adentraremos en esta reserva natural que constituye un paraíso sobre todo en lo referido a las aves rupícolas (especialistas en roquedos): buitre leonado, alimoche, chova piquirroja, halcón, roquero solitario, vencejo real, treparriscos, etc.

Sin embargo, esta paz y armoniosa tranquilidad de la naturaleza se turbó a principios del siglo XX con la construcción de dos túneles en plena roca. Eran las obras del tren El Irati, de Pamplona a Sangüesa por Lumbier y Liédena.

Para pasar por los túneles, resulta apropiado y necesario disponer de una linterna, ya que en su recorrido la oscuridad es casi total.

El primero de ellos, en curva, con 180 metros de longitud, impresiona por la oscuridad reinante al no divisarse la salida debido a la curva que describe. La magnitud de la obra realizada en plena roca es verdaderamente indescriptible.







A la salida del túnel, la imagen que se abre ante mis ojos es colosal, en el fondo del desfiladero, donde el cauce del río se estrecha entre moles rocosas.





Continúo por la pista construida en el terraplén y que en su momento soportaba la vía de este ferrocarril eléctrico, pero que hoy en la ausencia del mismo, permite pasear y disfrutar del entorno paradisiaco.





Después de 700 metros, llego a la boca del siguiente túnel, este tiene una longitud de 190 metros y a pesar de ser de mayor longitud que el anterior, su trayectoria casi recta permite a su salida vislumbrar la luz diurna al final de mismo.







La sensación que se tiene al salir de nuevo a cielo abierto es realmente relajante, un escenario tan maravilloso que me hace meditar sobre la realidad natural del lugar antes de la apertura de los túneles, momento en que la inaccesibilidad a estos desfiladeros permitía la vida de una amplia familia de aves.







Finalmente, cuando son las 9:00 horas, abandono el desfiladero pasando por una trinchera rocosa.







Solo 350 metros después en dirección noroeste hasta llegar a la zona de aparcamiento preparada para aquellos que inician su visita turística procedentes del norte, aprovechando las mesas y bancos existentes en esta área de descanso, para sentarme unos instantes y recrearme en la tranquilidad y soledad absoluta del lugar, ahora sin el peso de la mochila.





Después de este breve descanso, abandono el lugar para continuar en dirección norte encaminándome a la cercana población de Lumbier, apenas distante 1,5 Km, aunque lo hago por una pista paralela y distante una decena de metros del margen izquierdo de esta vía asfaltada que desemboca directamente a la entrada de la población, justo en el puente que permite salvar el cauce del río Salazar (afluente del Irati).





Aguas arriba del río Salazar se encuentra el núcleo urbano de Lumbier, al que en principio no accedo, pudiendo apreciar la existencia de un bonito puente de estructura medieval, el denominado Puente de las Cabras, bonita vista que me brinda el cruce del río por el puente de esta carretera asfaltada.







Nada más pasar el cauce del río, apenas 180 metros después, llego a una rotonda junto a la que se encuentra el hotel restaurante Iru-Bide, aprovechando para acceder a su bar y comprar solo algo de bebida, puesto que en la mochila llevo algunos alimentos que debo consumir. Ya con la bebida adquirida, abandono el lugar y me encamino a la rotonda, en la que tomo la primera salida a la derecha en dirección oeste, continuando ahora junto a la carretera NA-150 para cruzar por el viejo puente el cauce del río Irati. Nada más pasar por este viejo puente, desemboca en una sencilla área de descanso junto al cauce del Irati, lugar en el que ahora decido hacer un breve descanso para desayunar al aire libre cuando son las 10:30 horas. Una vez finalizado mi desayuno campestre, prosigo la marcha retornando a lateral de la carretera NA-150 aunque solo durante 200 metros, al cabo de los cuales me desvío por la pista ascendente que sale a la derecha en dirección noroeste. Esta pista, a través de campos de siembra, me irá conduciendo hacia la aldea de Nardués, aunque después de 2,9 Km me encuentro con el obstáculo que presenta el trazado de la autovía, lo que obliga me a dar un pequeño rodeo y así pasar bajo ella, recuperando ya en la otra vertiente la dirección oeste. Ahora camino por una amplia pista recta desde donde puedo divisar las edificaciones de la ya próxima Nardués.







Durante esta breve parada, observo como se aproximan varios peregrinos a los que a medida que se acercan identifico como los dos peregrinos valencianos y el murciano con quienes había coincidido la última noche en el albergue.







Después de cambiar impresiones sobre el recorrido realizado, decidimos continuar, aunque ellos llevan una cadencia mayor que la mía, optando por continuar cada uno a nuestro paso, por lo que rápidamente los veo desparecer de mi vista a medida que se integran con las edificaciones urbanas de Nardués.





Entre la escasa decena de edificaciones que componen la aldea, destaca sobremanera alguna de ellas, ofreciendo un buen aspecto después de las restauraciones a que ha sido sometida.





Las primeras noticias sobre esta aldea se tienen en el siglo XI, con motivo de las donaciones al Monasterio de Leyre de los palacios y heredades de Jimena, mujer de García Oriol, en la villa.

A la salida de la aldea me encuentro con una fuente con un gran pilón que anima a disfrutar de su refrescante bebida. Sin embargo, la sorpresa surge al acercarme al pilón que se encuentra repleto de botellas de vino puestas a refrescar por los vecinos. A l parecer prevén alguna celebración.





Finalmente abandono la aldea en dirección sur para acceder a la carretera NA-2420 que se encuentra a 200 metros.







Entro en la carretera N-2420 a través de una glorieta desde la que puedo contemplar la vista del recorrido realizado hasta llegar a Nardués.







Cruzo perpendicularmente la glorieta para así tomar la senda que se introduce en el bosque ascendiendo entre pinos en dirección sur, hasta que 700 metros después desemboco en una pista que tomo a la derecha, ahora en dirección oeste. La panorámica se sigue ampliando con la carretera NA-2420 allá abajo.







Durante el recorrido por este amplio pasillo de tierras de labor existente entre el monte bajo y los pinares, por donde discurre la pista paralela en la distancia a la carretera NA-2420, atravieso distintos parajes como el de los caballos pastando en un prado bajo la presencia del conjunto de molinos eólicos que recorren la cima de la sierra de Izco.





Poco más adelante, ya son 3 Km los recorridos por esta pista en progresivo ascenso, el paraje acoge ahora en un recinto cerrado a un grupo de terneros que parecen extrañados de mi paso por el lugar.





Solo trascurren otros 950 metros cuando llego a la intersección con una pista de mayor amplitud que asciende desde la carretera NA-2420. En este punto tomo a la derecha de acuerdo con la indicación del Camino, en dirección norte, aunque de manera breve. Ya se va dejando notar el cansancio.







Van a ser las 13:00 horas y cuando apenas he avanzado 50 metros por esta amplia pista en dirección norte, ahora aparecen unos indicadores que señalizan la senda que parte a la izquierda en dirección noroeste, abandonando así la amplia pista para adentrarme en un cerrado bosque de pinos.







Ahora por la senda, en suave descenso, al menos protegido de los rayos de sol gracias a los pinos y la abundante vegetación existente, me permito caminar más relajadamente, siguiendo la dirección marcada en la tablilla hacia Monreal y Salinas de Ibargoiti, si bien yo pienso finalizar la etapa mucho antes, concretamente en Izco.







Un breve recorrido por esta senda entre pinares y vegetación hasta salir ya a campo abierto junto a tierras de cultivo, siendo el trayecto realizado de 950 metros, al cabo de los cuales vuelvo a desembocar en una pista que también procede de la carretera NA-2420.

Por esta nueva pista prosigo en dirección oeste, manteniendo la dirección que traía y caminando hacia la aldea de Izco que ya se vislumbra en el horizonte, aunque paralelo a la carretera NA-2420 distante unos centenares de metros.





Son las 13:30 horas cuando me encuentro frente al crucero existente a la entrada de Izco y una flecha amarilla me encamina hacia el centro de su núcleo urbano, lugar en que se encuentra el albergue.





Accedo a esta pequeña aldea, de apenas medio centenar de habitantes, caminando ante la fachada de una de sus grandes casonas que se mantiene a través de los tiempos.







En las inmediaciones, en el centro del pueblo y junto al frontón, se encuentra el Albergue de Peregrinos Sociedad Recreativa San Martín de Izco, atendido por la sociedad recreativa constituida por habitantes de la población.

Con anterioridad había consultado telefónicamente la disponibilidad del mismo, facilitándome el acceso y la posibilidad tomar algo de alimento en el bar de que disponen, opción que ayuda enormemente a la estancia en el albergue, ya que no existe ningún otro establecimiento en el pueblo.

A mi llegada me encuentro con los dos peregrinos valencianos y el murciano, que han parado un rato a descansar, aunque piensan continuar en dirección a Monreal. Aumenta mi sorpresa al observar que también ha llegado la peregrina francesa Camille.

Aunque la hospitalera hoy está ausente por motivos familiares, la atención de que somos objeto en albergue es verdaderamente excelente por parte de las personas que ayudan en ausencia de la hospitalera.

Es la hora de comer, así que me preparan en el bar un fenomenal bocadillo de jamón y queso que hace las delicias de cualquier peregrino, además tienen prevista una celebración local por la noche, a la que asistirá la práctica totalidad del pueblo que pertenece a la sociedad recreativa.

Discurre la tarde tranquilamente a las puertas del albergue, junto al frontón, lugar de reunión de los vecinos del pueblo, con quienes compartimos el rato tanto Camille como yo. Teníamos la esperanza de que también nos hiciesen compañía las dos peregrinas alemanas con quienes habíamos coincidido en Sangüesa, pero finalmente debieron optar por otra opción y no aparecieron.

Antes de atardecer me decido por dar un paseo y recorro prácticamente las pocas calles que componen este núcleo urbano, además de visitar el exterior de su Iglesia Parroquial de San Martín, principal construcción arquitectónica que responde a una sencilla tipología rural de nave única y torre a los pies.







A su interior no pude acceder puesto que se encontraba cerrada. De regreso al albergue me encuentro con los preparativos que estaban haciendo para la celebración gastronómica que periódicamente realizan en la sociedad recreativa.

Camille y yo nos organizamos independientemente en una de las salas del albergue para no interferir en los preparativos. Camille cenó temprano y se retiró a descansar, sin embargo, por mi parte, adquirí algunos productos de los que dispone el albergue y cené mientras veía un partido de futbol, a pesar de la insistencia de los vecinos para que me incorporase a la celebración, pero creí apropiado mantenerme al margen.

No obstante, con motivo del partido de futbol televisado, muchos de los asistentes me acompañaron para disfrutar del espectáculo, no pudiendo negarme a degustar los maravillosos postres que habían preparado. Ya entrada la noche decidí retirarme a descansar, agradeciendo las atenciones recibidas.

Mi sugerencia: Imprescindible y maravilloso el recorrido por la Foz de Lumbier

Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Liédena:
-Casa Rural Irati
    Localización: Calle Aspra, 19
    En el núcleo urbano de Liédena
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 652 072 835
-Hostal Latorre
    Localización: Carretera Pamplona-Jaca, Km 40
    En el cruce de entrada a Liédena
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 87 06 10



Lumbier:
-CR La Casa del Gatico
    Localización: Calle San Juan, 28
    En el núcleo urbano, fachada a calle Mayor
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 600 44 52 72

-Hotel Irubide
    Localización: Avdaenida Bijues s/n
    Al entrada de la población junto a la carretera
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 880 435



Izco:
-Albergue de Peregrinos Sociedad San Martín
    Localización: Junto al frontón
    Propiedad y Gestión: Sociedad Recreativa San Martín
    Tel.: (+34) 948 362 210