CAMINO BAZTANÉS (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 3º: Urdax - Arizkun: 14,34 Km





La mañana amanece lluviosa, así que después de levantarnos y tener todo nuestro equipamiento preparado, decidimos utilizar los medios y menaje existente en la cocina para prepararnos un desayuno con los productos adquirido la noche antes y los que transportábamos.

El primero que inició la etapa fueron Guiseppe y su perro e instantes después lo seguimos nosotros.

Al dejar el albergue, observamos a los escolares refugiados bajo sus paraguas a la espera del autobús que los ha de recoger, junto a la fachada de la iglesia. Nosotros mientras tanto nos dirigimos hasta la entrada de la Casa Indianobaita para devolver los envases de la bebida, pues a pesar de estar cerrada a estas horas, nos indicaron donde depositarlos.







Cruzamos la plaza para dirigirnos al puente por donde ayer habíamos entrado, pasando a la otra orilla del río Ugarana, para tomar la pista que se abre a la derecha, por la ribera del río, caminando contra corriente en dirección sur, a través de un espeso y caduco bosque.

Iniciamos el ascenso por una pista cementada de elevado desnivel enfrentándonos nada más iniciar la etapa con la subida al puerto de Otsondo, abandonando el valle de Urdax para entrar en el valle del Baztán.





La lluvia nos acompaña y apenas 200 metros después de iniciado el ascenso cruzamos el arroyo de Ikatzateko, ante la presencia de una espectadora sorprendente, que pace tempranamente por los alrededores.





La pendiente se endurece de manera significativa, siendo posiblemente estas rampas iniciales las más pronunciadas y serpenteantes de todo el ascenso. No olvidemos que a lo largo de 5,3 Km hemos de salvar un desnivel de 470 metros hasta coronar el puerto de Otsondo.





Estamos finalizando esta pista cimentada para entrar ahora una pista de tierra, cuando nos sobrepasan los peregrinos salmantinos, tienen bastante prisa pues disponen de una agenda muy apretada.

Continúan su marcha a medida que los vamos viendo desaparecer entre la fina lluvia que se mantiene.







Apenas ha trascurrido algo más de un Km a través de la pista de cemento cuando podemos considerarla terminada, ya que accedemos a una zona de tierra, algo embarrada por la lluvia.







Otro centenar de metros y la pista se bifurca, debiendo continuar nosotros caminando por el ramal de la derecha en ascenso. Ya en este tramo la pendiente es algo más suave.







Seguimos caminando intentando protegernos en lo posible de la fina lluvia, cuando la quietud de unos pequeños caballos nos llama la atención por su belleza y quietud.





Estos bonitos ejemplares, puesto que estamos en tierras navarras entiendo que se corresponderían con las denominadas Jacas Navarras, también conocidas como Poney Navarro, Caballo Navarro (Volpini), Caballo Vasco Navarro (Faelli), Caballito de Andia, Caballito de la Barranca o Caballito de las Amescoas, siendo una raza de equinos que se adapta de manera excelente a las áreas de montaña y rústicas por su vigor y gran fortaleza, utilizándose actualmente para limpieza de montañas y prado, además de algunas otras aplicaciones.

Por tierras vascas, a estos pequeños equinos también se les denomina Pottoka, si bien pueden ser diferentes de los navarros, aunque mi desconocimiento al respecto y la naturaleza de la zona en la que nos encontramos me lleve a la duda razonable sobre su raza e identidad.

En tanto estamos apreciando estos animales, se aproxima otro peregrino, se trata de Salvador quién a pesar de haber salido del albergue con posterioridad a nosotros, lleva un ritmo más fuerte y nos adelanta. Quedamos en continuar en contacto por si en alguna etapa pudiésemos coincidir.





La lluvia arrecia y Manolo ha “tirado” de paraguas, bastante práctico en estas ocasiones, aunque también se ve obligado a la incomodidad de su transporte.

Salvador ha proseguido su marcha y nosotros continuamos a nuestro ritmo, más despacio y disfrutando de la naturaleza cuando la lluvia lo permite.







La señalización de las flechas no deja lugar a dudas, hay que volver a entrar en esta zona boscosa con un pequeño descenso que rápidamente proseguirá con un suave ascenso por la meseta, observando como la bruma cubre la parte más alta.





Durante el recorrido por esta breve meseta, debemos franquear una artesana portilla que obstaculiza demasiado, dado el volumen de nuestras mochilas, lo que a veces nos obliga a desprendernos de ellas para poder pasar.







Apenas cinco minutos después, volvemos a sobrepasar la siguiente portilla en la que termina la acotación de espacios de este tramo.





Continuando por zona boscosa, el ascenso se presenta ahora con mayor desnivel a través de una estrecha senda que termina en una pista que cruzaremos perpendicularmente, cuando se cumplen prácticamente 4 Km desde que iniciamos el ascenso.





Ahora la senda es empinada y estrecha, pero el paisaje a pesar de la lluvia es maravilloso, lástima que la climatología no nos permita apreciar la grandeza del valle que vamos dejando atrás.

Nos volvemos a encontrar de nuevo la pista que antes habíamos cruzado y en esta ocasión tomaremos a la derecha y caminaremos por ella durante varios centenares de metros para volver a abandonarla de nuevo en sentido ascendente ahora por la izquierda, a través de un tapiz de césped que se abre paso entre hayedos, pinos y matorrales.







Unos metros más adelante encontramos un nuevo portillo, en esta ocasión es necesario saltarlo gracias al travesaño perpendicular que sirve para apoyar los pies.







Un giro a la izquierda, según marcan las señales, nos abre paso a través de esta maravillosa zona, todo un vergel de la naturaleza, en el que se ha recreado un área de descanso, con mesas sillas, fuente y fogones para barbacoas.







Estamos en la zona de recreo del puerto de Otsondo. La lluvia se ha intensificado, así que vamos a aprovechar la existencia de una zona cubierta que acoge unos aseos, para descansar un rato y tomar algo de alimento.







Proseguimos el Camino saliendo a la cima del puerto de Otsondo con sus 602 metros, coincidente con la carretera N-121B, aunque la niebla permita escasa visibilidad.







De la misma cima del puerto sale una carretera hacia Gorramendi, desvío que hemos de tomar de acuerdo con la señalización de las flechas amarillas.

En el monte Gorramendi, de 1955 a 1966 se mantuvo en funcionamiento una base militar americana para comunicaciones y control del tráfico aéreo, siendo demolidas sus instalaciones en 1978.







Aunque nada más acceder por este desvío hay que estar atentos al paso canadiense existente, ATENCIÓN AL DESVÍO, ya que nada más cruzarlo abandonaremos esta carretera por la derecha, comenzando a descender por una senda según marcan las flechas amarillas.







Aquí comienza un descenso con fuerte pendiente en dirección al valle del Baztán, entre alerces (especie originaria de Japón) y otros árboles de especies frondosas, sin embargo, la densa niebla nos impide disfrutar de las maravillosas vistas que sobre el valle se deben abrir, debiendo conformarnos con la visión de proximidad de los prados poblados de ovejas pastando.







En este primer tramo de aproximadamente 1,3 Km de descenso, el desnivel es de 190 metros, a través de una maravillosa senda zigzagueante que permite realizar un recorrido pausado y sin peligro, a pesar de la fina lluvia que nos sigue acompañando entre helechos y dedaleras.







La senda continúa abriéndose paso entre robles y helechos por las proximidades de un caserío cercano situado a nuestra izquierda, hasta llegar a un pequeño regato que salvaremos gracias a la colocación artesanal de tres troncos que muy bien sirven de pasadera.







Ahora se asciende durante algo más de 300 metros por un bosque de robles americanos. A través de algunos claros podemos observar los prados tapizados de verde con aislados caseríos que se distribuyen por este amplio valle.







Ya en descenso por este segundo tramo nos volvemos a introducir por la izquierda, de acuerdo con la señalización de las flechas amarillas, en una senda rodeados de vegetación herbácea cuando ya parece que ha cesado la lluvia.







Ya en pleno valle llegamos hasta una pista de cemento que nos conducirá de manera inequívoca hasta las puertas de Amaiur (Maya)







En el trayecto que nos resta hasta Maya (Amaiur), el paisaje a través del valle muestra la riqueza agrícola y ganadera de esta tierra, incrementándose la densidad de los caseríos por las laderas.







Un poco más adelante, en el horizonte se puede vislumbrar la silueta del “monolito” instalado en la colina del monte Gaztelu, cercano a la población de Maya (Amaiur), lugar en que se encuentran las ruinas de un antiguo castillo.







Solo seis minutos después estamos ante la ermita del Pilar, a la entrada de la población de Maya (Amaiur), recientemente restaurada por los vecinos.







Tenemos la posibilidad, si el ánimo y el cansancio lo permite, de acceder hasta la colina, en cuya cima se encuentran las ruinas del castillo del que se tiene alguna mención ya en el siglo XII, habiendo sufrido desde entonces varias destrucciones y nuevas construcciones.

En el interior se ha colocado un monolito como símbolo del lugar en el que se produjo el último enfrentamiento entre las tropas de Fernando el Católico y los últimos combatientes navarros.







Actualmente las ruinas del castillo están siendo sometidas a un laborioso proceso de investigación y consolidación de sus restos, por parte de voluntariado de Maya (Amaiur) y la sociedad de Ciencias Aranzadi.







Desde la cima de esta colina podemos contemplar una panorámica de las montañas circundantes y las edificaciones de la población.







Tras esta breve excursión, retornamos a la entrada de la población a través de su principal calle Mayor (casi única calle), encontrando un pequeño abrevadero que permite disfrutar de su refrescante agua.







Entre sus llamativas edificaciones destacan algunas de sus casas palaciegas, con su bonito color rosáceo, típico de la geología del lugar. Un ejemplo puede ser el Palacio de Borda, construido en 1702 y actualmente reconvertido en establecimiento hostelero.







En el recorrido por esta calle, junto a la plaza se encontramos un bar, hoy cerrado. Así que continuamos sin poder encontrar un establecimiento abierto que nos permita disfrutar de las delicias gastronómicas de esta tierra.







Otro bonito edificio, este situado en la plaza, acoge diversos servicios municipales, entre ellos el albergue de Peregrinos de Maya (Amaiur), en esta época también fuera de servicio. Todo un detalle, tanto por parte de la iglesia propiciando este medio, como el respeto mostrado por parte de visitantes y peregrinos que hemos sabido mantener el perfecto estado de uso.







Un poco más adelante un bonito motivo alegórico del Camino, animando a refrescarnos en la fuente allí construida y decorada con la imagen del apóstol, así como una bomba mecánica para la extracción manual de agua.







Durante nuestro trayecto por esta calle de Maya (Amaiur), no tenemos la suerte de encontrarnos con una sola persona, lo que trasmite una extraña sensación a pesar de la belleza del lugar.

Caminando por esta calle Mayor en dirección sur, pasamos y dejamos atrás una de sus más típicas construcciones, se trata del Arco de Maya (Amaiur), construido en el siglo XVII y que desde entonces constituye la entrada principal al núcleo urbano. Sobre su significado existen diferentes leyendas.







Nada más pasar el arco, en dirección salida, encontramos de frente, en el cruce de caminos, junto a la Iglesia, un crucero de bonita factura elevado sobre una base escalonada de seis peldaños.







A continuación, el edificio de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, originario de la edad media, aunque reconstruida en los siglos XVI y XVIII.







Se puede acceder al atrio de la iglesia tanto a través de una corta escalinata de ocho peldaños o bien a por una rampa lateral cuya característica más significativa es que su suelo está recubierto por lápidas funerarias.







Su sencillo atrio porticado da entrada bajo la torre a la nave de la iglesia, además de permitir el acceso por su arcada lateral al huerto que rodea parte de su perímetro y a las dependencias de la Serora.







Respecto a la palabra Serora, (esta palabra predominaba en la literatura vasca del siglo XVIII) que aparece en el lateral de la fachada de la iglesia, me comenta Manolo, que este nombre responde a la figura y el cargo que muchas mujeres ejercieron durante cientos de años, en aspectos sociales y religiosos, realizando tanto la limpieza de las dependencias eclesiásticas como de los ornamentos de culto. La casa donde vivían se denomina “seroretxea” (la casa de la señora), en este caso, unida a un lateral de la iglesia. Es una singularidad propia de estas tierras, aunque en la época actual ha evolucionado e incluso desaparecido.

Frente a la iglesia, al borde de la carretera, se encuentra el Molino de Amaiur (errota en vasco). Es un molino de agua del siglo XVIII, recientemente rehabilitado y que se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la población, elaborando los apreciados “talos” (tradicionales tortas de harina de maíz), sirviendo de envoltorio (como si de un bocadillo se tratara) para ingredientes como chistorra, panceta, queso, etc. Por desgracia al igual que la iglesia y el bar, también está cerrado.







Decidimos continuar Camino, afortunadamente la climatología nos acompaña habiendo cesado la lluvia, así que caminamos en dirección suroeste abandonando la población y pasando sobre el cauce del río Aranea, hasta que después de 400 metros, desembocamos en la carretera N-121B.

Nos incorporamos al arcén de esta carretera tomando a la izquierda en dirección sur, sin embargo, apenas 200 metros después, una pista señalizada mediante un mojón en el margen derecho de la carretera nos hace abandonar el asfalto.

El suave ascenso por el que esta pista inicialmente discurre, permite una amplia visión del valle y su contorno.





Posteriormente, la pista de tierra se transforma en una senda que discurre por unos preciosos parajes entre cercados que delimitan las propiedades colindantes, estando el suelo recubierto de losas que evitan tengamos que caminar por zonas embarradas.





Avanzamos ahora por terreno llano, llegando hasta un portillo al que una vez superado, continuaremos caminando hasta llegar a una próxima pista de cemento. Han sido 600 metros desde que abandonamos la carretera N-121B.







Caminando por la pista cementada en descenso dirección sur, después de 190 metros llegamos a una carretera asfaltada a la que nos incorporamos manteniendo la dirección, hasta llegar a la entrada en Urrasun (barrio de Azpilicueta) que solo dista 90 metros.

A la entrada, la primera edificación es la espalda de la ermita de Santiago, donde un poste de señalización nos informa mediante una baliza que hemos caminado por la PR-NA-4 y que continuaremos por ella.







En cuanto a la ermita de Santiago, debemos su actual aspecto gracias a la restauración iniciada en 2007 y finalizadas en 2008. Aunque se desconoce la fecha exacta de su construcción, se sabe que data del siglo XVII, constituyendo junto con las de Belate y Elizondo el trio más importantes de la zona del Baztán dedicado al apóstol Santiago.







Proseguimos la etapa saliendo de Urrasun después de cruzarlo por su única y principal calle, apreciando la singularidad de sus construcciones de otra época y al terminar la calle, tomamos la pista que sale a la izquierda, perfectamente señalizada con flechas amarillas, entre losas y alambradas que delimitan la zona de paso.

Durante este recorrido, se puede apreciar la gran riqueza de su ganadería lanar, donde los animales pastan en grandes extensiones y sin problemas de identificación, como claramente denotan las coloreadas marcas que lucen en algunas partes de su cuerpo.





La pista se trasforma en una bonita senda repleta de vegetación, de ahí la necesidad de estar atentos a la señalización que puede llegar a estar camuflada entre la misma, a pesar del gran esfuerzo que se realiza por mantener limpio y diáfano el recorrido.





Ahora discurre la senda encajonada en parte por las paredes de la finca Mendialde totalmente cubiertas de vegetación y el espeso bosque por la otra. Un paisaje relajante y de verdadero ensueño.







Después de esta zona llana comenzamos un suave descenso que nos lleva hasta el cruce de un regato que aporta su corriente al cercano río. Una artesanal pasadera conformada por una colosal losa de piedra nos permite salvar su cauce.





Unas decenas de metros más y salimos a zona asfaltada, coincidente con el cruce de la carretera N-121B, después de haber recorrido este precioso itinerario de 1,2 Km desde que dejamos Urrasun.







Con mucha precaución cruzaremos la carretera N-121B, adentrándonos en las instalaciones del polígono industrial del barrio de Ordoki.

Son algo más de las 14:00 horas, siendo el momento de hacer un buen descanso y disfrutar de la gastronomía del lugar, entendiendo que nos encontramos en el lugar apropiado, se trata del Asador Ordoki, situado junto al Camino.





Se trata de un sitio con encanto, con menú para peregrinos, en el que elegimos los productos de la cocina casera del lugar, tales como unas buenas lentejas y una sensacional menestra de verduras como primeros platos, acompañando con abundante sidra natural.





De segundo plato, en mi caso opté por un cordero al chilindrón en tanto Manolo se decidió por otra oferta. Por último, unos postres caseros que bien merecieron la pena, además de unos excelentes orujos que nos ayudaron a digerir lo consumido. La atención por parte de la señora, con encanto, como el lugar.

Una vez bien comidos retornamos al Camino, aunque ya con la certeza de finalizar la etapa en la inmediata población de Arizkun.

Nada más salir del Asador, tomamos a la derecha para torcer a la derecha de nuevo, por la calle que bordea el mesón, de acuerdo con la señalización de flechas amarillas.

Apenas 200 metros por esta calle hasta llegar al primer encuentro con el río Bidasoa que sortearemos por el puente de piedra de Berroa, recientemente reconstruido, junto al que se ha instalado una fuente.







Pero la sorpresa nos la provocó un tractor agrícola que hizo una demostración de pericia y temeridad, ya que a una velocidad más que excesiva se orientó en dirección al puente, posiblemente no sería la primera vez que por allí transitaba, pues entre la anchura del puente y ancho de ejes del tractor, la diferencia era mínima y….. pasó.







Después del sobresalto, cruzamos el puente para continuar ahora por una zigzagueante y bonita calzada, que en ascenso nos irá conduciendo en dirección a Arizkun.







Son las 16:00 horas cuando accedemos a las primeras edificaciones de Arizkun después de superar este precioso ascenso.







En esta población no hay albergue, así que optamos por alojarnos en la Pensión Etxeberria, situada en las proximidades de la iglesia de San Juan Bautista.







La habitación que compartimos es muy sencilla, ubicada en la primera planta de una típica casa vasca, aunque somos los únicos hospedados en este alojamiento.







Disfrutando de una paz y tranquilidad increíble, además de unas excelentes vistas a través de la ventana de nuestra habitación.







Después de instalarnos, decidimos dar un paseo por esta sencilla y tradicional población, en la que se dice que antaño residieron los “agotes”. Se trataba de una población socialmente marginada incluso a nivel religioso, de confusa procedencia y peculiar idiosincrasia, no estando su origen nada claro.

Debieron soportar múltiples vejaciones como no permitiéndoles vivir en los poblados, marginación se aplicaba incluso dentro de las iglesias, donde se los arrinconaba en los laterales y estaban obligados al uso de su propia pila de agua bendita. El 27 de diciembre de 1817 las Cortes de Navarra acordaron suprimir todas las medidas discriminatorias, aunque algunas se mantendrían hasta bien entrado el siglo XX.

Su calle principal, la calle Txuputo, en la que se encuentra la Iglesia barroca de San Juan Bautista con su esbelta torre campanario, cuya construcción tuvo lugar a lo largo de un dilatado espacio de tiempo.

Se inició la construcción en 1568, pero la mayor parte se realiza durante el siglo XVII, aunque la nave, torre y parte del coro y arcos correspondientes se llevaran a efecto entre los años 1722 y 1724.







En esta misma calle también se encuentra el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, fundado por don Juan Bautista de Iturralde, marqués de Murillo el Cuende, y por su esposa doña Manuela Munárriz.

Nacido Iturralde en Arizkun en 1674, aunque afincado en Madrid desde 1701, donde reunió gran fortuna y llegó a desempeñar el cargo de Superintendente de la Real Hacienda. Al no tener descendencia, destinó su fortuna a la fundación de este convento.

El exterior de la iglesia lo conforma una espectacular fachada barroca en sillar de dos colores, rojizo y gris, del siglo XVIII, con varias tallas, relieves, hornacinas y un escudo de grandes dimensiones.







Unida a la iglesia, continua la fachada del Convento, en el que perduran desde su fundación las monjas clarisas de clausura, aunque previsto inicialmente para doce religiosas, llegó a tener hasta veinticinco.







Una vez recorrida la bonita población, ya al atardecer, regresamos a la pensión, en la que disponen de bar restaurante, lo que nos permitió ya anochecido cenar en sus instalaciones.

Éramos los únicos clientes, así que continuamos disfrutando de la tranquilidad del lugar, disfrutando en la cena de sopa de verduras de la tierra y unas pequeñas truchas fritas rellenas de jamón, además de un sensacional arroz con leche (elaborado con leche de vaca fresca) de postre y bebida. La cena fue más que razonable.

También tuvieron la amabilidad de indicarnos que la iglesia del convento podía visitarse por la mañana a las 08:30 horas en que se oficiaba la Santa Misa y estaba el recinto abierto al público.

Así que agradecimos la información y nos retiramos a descansar, con la idea de asistir a esta celebración religiosa antes de marcharnos por la mañana.



Mi sugerencia: Etapa para disfrutar del recorrido, paisajes y poblaciones.



Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Maya (Amaiur):
-Casa Rural Bordaberea
    Localización: Calle Mayor, 57
    A la entrada de la población por el norte
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 453 021 / (+34) 696 805 459

-Casa Rural Datxipia
    Localización: Calle Mayor, 21
    En en el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 626 630 875

-Casa Rural Eguzkialde
    Localización: Kisuko Arteka Karrika, 3
    A la salida de la población por el sur
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 453 047 / (+34) 626 021 643

-Casa Rural Molino de Amaiur
    Localización: Calle Mayor, 5
    A la salida de la población por el sur, frente a la iglesia
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 660 73 17 81

-Hotel Palacio Borda
    Localización: Calle Mayor, 55
    A la entrada de la población por el norte
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 453 354



Ordoki:
-Hotel Señorío de Ursua
    Localización: Barrio Ordoki, s/n
    230 metros al norte del Camino y del asador Ordoki
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 45 35 00



Arizkun:
-Pensión Etxeberria
    Localización: Calle Txuputo, 43
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 45 30 13

-Casa Rural Etxezuria
    Localización: Calle Txuputo, 22
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 58 02 97 / (+34) 688 69 15 66

-Casa Rural Zilbetinea
    Localización: Calle Larrain, 14
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 45 34 89 / (+34) 600 90 10 61