CAMINO BAZTANÉS (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 4º: Arizkun - Berroeta: 14,70 Km





Hoy no madrugamos demasiado, puesto que hasta las 08:30 horas no comienza el acto religioso en la iglesia del convento de las clarisas. No obstante, todavía es de noche, estando la bruma presente a través de los postigos entreabiertos con sus originales barras de cierre, en este caserío reconvertido en pensión.







Después de preparar nuestro equipo y escuchar el toque de las campanas, nos disponemos a abandonar esta sencilla pensión.

En el trayecto hasta la iglesia encontramos unos contenedores para basura, así que es el momento de despedir “honorablemente” el pantalón que en tantos Caminos acompañó a Manolo, llegó al final de su “ciclo vital”.





Llegamos a la Iglesia del Convento de Nuestra Señora de los Ángeles, acaban de abrir sus puertas y se respira una paz y tranquilidad de la que merece la pena disfrutar.

El retablo de la capilla mayor, destaca entre los cinco existentes. Se trata de una obra clasicista de tres calles articuladas por columnas corintias y coronamiento.

El centro lo ocupa un lienzo con Cristo, Nuestra Señora y San Francisco de Asís, acompañado en los laterales por las imágenes de Santo Domingo y Santa Clara.

Cuatro figuras de Virtudes, dos escudos de la orden franciscana y rematando el conjunto, gran gloria con ángeles, nubes y el Espíritu Santo. En el ático hay un lienzo con la Coronación de María.

En los restantes altares, las tallas se dedican a la Inmaculada y San Juan Bautista en el lado de la epístola, situando en el lado del evangelio a San José con el Niño y San Miguel Arcángel.





Esperamos pacientemente sentados el inicio de la ceremonia, en tanto van incorporándose algunos vecinos conocedores del horario y posiblemente habituales en la asistencia.





Ya con la presencia de siete monjas de la congregación, además del sacerdote y asistente que ayuda a concelebrar la ceremonia, da comienzo así el acto religioso.







Pasadas las nueve horas finaliza la ceremonia, así que retomamos las mochilas para iniciar la etapa no sin antes coincidir con el sacerdote que resultó ser el mismo que ofició los funerales en el Monasterio de Urdax. Intentamos sellar la credencial, pero no disponía del cuño de la parroquia, así que definitivamente comenzamos a caminar.

Salimos de la población en dirección suroeste por esta su calle principal que se convierte en la carretera NA-2601, con el tiempo fresco y la bruma que inunda el ambiente. Después de 450 metros y sobrepasar una cerrada curva a la derecha, sale un desvío a la izquierda a través de una senda perfectamente señalizada con flecha amarilla.







Aquí se inicia una bonita senda descendente rodeada de vegetación, recorrido que nos permite abandonar el asfalto y acortar el trayecto que habríamos hecho por carretera.







Por esta senda descendemos hasta una pequeña riera que salvamos por un práctico puente construido con grandes losas de piedra.





El recorrido ha sido breve, solo 350 metros para retornar de nuevo a una carretera asfaltada, en este caso se trata de la NA-2602.





Solo caminamos por ella 110 metros, abandonándola ahora por un ramal asfaltado que sale a la derecha de nuestro sentido de marcha de acuerdo con la señalización.







Aquí se inicia el recorrido por una estrecha vía asfaltada, recorriendo una zona agrícola, pero sin apenas visibilidad debido a la bruma que sigue invadiendo el lugar.





Después de caminar por esta pista asfaltada durante 750 metros, desembocamos en el lateral de la carretera N-121B por cuyo arcén debemos transitar, pero con sumo cuidado y atención al tráfico que por ella circula.

Me comenta Manolo la costumbre que existe en la zona por colocar en la puerta de las casas unas ramas de muérdago o acebo (eguzkilore, planta protectora del pueblo vasco), según la tradición se consideraban símbolos sagrados que protegían a sus moradores. En esta edificación existente junto a la carretera, sobre su puerta principal existe una muestra de símbolo.







Rodeados por la bruma, dada la proximidad del cauce del río, llegamos hasta el puente que salva su cauce, se trata del río Baztán (Bidasoa).





Nada más pasar el puente, en el lateral derecho de la carretera hay un área de descanso, con mesas e instalaciones para barbacoa, aunque a estas horas de la mañana y con la humedad existente ni siquiera nos detenemos.





Después de 750 metros por esta peligrosa N-121B, la abandonamos por la senda que sale a la izquierda de acuerdo con la señalización, aproximándonos así al cauce del río Baztán.







Esta bonita senda continúa avanzando por las proximidades del cauce del río, de ahí que la humedad sea bastante intensa, sin embargo, el recorrido es agradable.







Son aproximadamente 450 metros de recorrido por esta senda, hasta desembocar en una pista de tierra que ya nos irá acercando hasta las primeras edificaciones de Elbete.







Realmente Elbete prácticamente conforma un común conjunto urbanístico con Elizondo, aunque diferenciados tanto oficialmente como por su tradición e idiosincrasia propias.

Algunas de sus edificaciones muestran su raigambre y escudo nobiliario en sus fachadas, símbolo de otros tiempos.







Avanzando por su calle Santa Cruz, por el margen derecho del Bidasoa, llegamos hasta la carretera NA-8307 que cruzaremos perpendicularmente.







Continuamos por su calle Mayor, encontrándonos con una fuente y las instalaciones de su lavadero público con piletas individuales, en buen estado de conservación en su centenaria existencia.







Inmediatamente después se encuentra el edificio de la Iglesia de Santa Cruz, con su apariencia artesanal, construida en el siglo XVI y remodelada posteriormente en el siglo XVIII hasta mostrar el aspecto actual.

El exterior de la Iglesia, está conformado como un bloque de sillar rojizo compacto, con la cabecera reforzada con contrafuertes que llegan hasta el tejado, destacando el gran volumen de su sacristía.







Una característica de esta iglesia, al igual que otras iglesias del valle, es su amplio pórtico, donde la portada está constituida por un arco de medio punto.







Proseguimos por la adjunta plaza Elvetea, en la que resalta la imagen de un caserío actualmente convertido en establecimiento hostelero.







Salimos de Elbete y cruzando el río Bidasoa entramos en Elizondo. La sorpresa que nos deparaba el día era la gran muchedumbre que nos encontramos, resultó celebrarse la fiesta del ganado, lo que concentraba a la población del valle. La calle está bloqueada para dar paso a los animales que están siendo conducidos a los corrales en que se han de exponer.







Precisamente hoy es viernes y por tradición, el día fuerte de esta feria de otoño, ocupando el ganado la Plaza del Mercado, recuperándose esta tradición en la práctica.

Sin embargo, la presencia del ganado va disminuyendo dando paso a puestos callejeros que comercian productos de todo tipo, celebrándose una verdadera fiesta gastronómica.







Aquí, siguiendo la sugerencia de Manolo, tuve la ocasión de degustar los típicos “talos”, tortas tradicionales de maíz que en nuestro caso compartimos rellenándolos de chistorra y panceta.







Después de saborear tan singular producto, degustamos unas pruebas de quesos de distintos sabores, algunos de ellos acompañados de dulce de membrillo, que adquirimos en otro de los puestos próximos que rodean esta plaza y hasta la fachada del edificio de su ayuntamiento.







Después de consumir todas estas delicias, no podíamos marcharnos sin tomar algo de bebida, así que, aprovechando la existencia de un bar con terraza, después de sentarnos en una de las mesas, alegramos el tapeo consumido con unas cervezas.

Son las 11:00 horas, buen momento para reanudar la marcha, aunque antes visitamos al menos exteriormente la Iglesia Parroquial de Santiago, ya que a estas horas está cerrada.

Este edificio, de sillar rojo, con pórticos de tres arcos y galerías laterales, se construyó entre los años 1916 a 1925, en sustitución de la del siglo XVI que se ubicaba en la Plaza de los Fueros.







El motivo de la sustitución del edificio del siglo XVI por este del siglo XX se debió a los grandes desperfectos que la antigua construcción sufrió a causa de las inundaciones producidas el 2 de junio de 1913, haciéndola totalmente irrecuperable, por lo que se decidió la reedificación en el actual lugar.

Esta nueva iglesia, sigue los modelos de la arquitectura religiosa tradicional, disponiendo exteriormente de dos torres de planta cuadrada rematadas en cúpula, cuerpos estos de estilo barroco, dado que los correspondientes a la torre del reloj se aprovecharon de la iglesia vieja y sirvieron de modelo para la otra torre.







Continuando la ruta de salida de la población, llegamos a cruzar el río Bidasoa por el puente de Txokoto, junto a su ya no menos singular presa debida a la existencia de un molino del que ya se tienen noticias documentales en 1397.







Por la otra vertiente del puente, las aguas del río Bidasoa prosiguen su deambular entre las edificaciones que canalizan artificialmente su recorrido aguas abajo.







Terminamos de cruzar por el puente Txokoto a la otra vertiente del río, descubriendo un bello y típico rincón de la población con las construcciones que acogen a los establecimientos colindantes.







Ya en el margen derecho del río, descendemos aguas abajo por la calle Braulio Iriarte, hasta que después de 600 metros en dirección suroeste abandonamos las edificaciones urbanas y el asfalto de sus calles, desembocando en una pista de tierra.







Este bonito sendero por el que hay un continuo deambular de personas que salen a caminar o practicar algún tipo de deporte, llegando a coincidir con algún conocido de Manolo, progresa posteriormente por una pista asfaltada a la que nos conduce la señalización de flechas amarillas del Camino.







Después de 700 metros desde que abandonamos el área urbana, llegamos a una carretera asfaltada de mayor ancho, justamente en el punto en que se encuentran las edificaciones del Instituto de Educación Secundaria, seguidas de las instalaciones del Albergue Juvenil, posible lugar de hospedaje para peregrinos, pero que en nuestro caso no usaremos, ya que continuamos la etapa.

Seguidamente pasamos ante la enorme parcela que hasta fechas recientes era ocupada por las instalaciones del Colegio de Nuestra Señora del Buen Consejo de Lekaroz, demolido en 2009, manteniéndose exclusivamente la iglesia, inaugurada en 1891, llamando la atención por la soledad de su presencia.







Continuamos por esta carretera NA-4404 hasta que después de otros nuevos 700 metros, volvemos a cruzar el cauce del río Bidasoa, ya con la imagen en el horizonte de la cercana población de Irurita.







Irurita dista 2,5 Km de Elizondo y es mediodía cuando accedemos a su núcleo urbano. En la misma plaza existe una tienda de alimentación, aprovechando para proveernos de algunas cosas que no supongan mucho peso.

En esta denominada Plaza Duquesa Goyeneche, se encuentra la casa palacio de los Duques de Goyeneche, construida a finales del siglo XV con el patrocinio de don José Manuel de Goyeneche quien fue teniente general del virreinato de Perú. Aunque se han realizado algunas reformas tanto en el siglo XVI tras un incendio como en el siglo XX para adaptarlo a necesidades más actuales, su exterior no ha sufrido variación alguna.







A la izquierda de esta casa palacio de los Duques de Goyeneche, se encuentra la casa palacio del Marqués de Casa Torre, también conocido como Palacio Jaureguia de Irureta, destacando su torre de aspecto medieval, aunque muy reformada, constituida por un bloque cúbico de sillarejo, rematada por una galería barroca abierta con pilares de madera.

Otra de las edificaciones ubicadas también en esta plaza es el Palacio Gastón de Iriarte, familia originaria de la casa Iriartea de Erratzu, de gran prosperidad en el siglo XVIII. El miembro más relevante fue Miguel José Gastón, creando su fortuna en tierras americanas. La gran fortuna que dejó a su muerte en 1761 sirvió para construir este palacio, típico de los torreados dieciochescos.

Destaca en el edificio tanto la portada con arco de medio punto enmarcada por columnas, como el escudo rococó del piso superior y el águila conmemorativa de un ilustre marino familiar.







Toda una maravilla de plaza digna de contemplar, pero hay que proseguir, aunque no podemos pasar junto a la calle Camino de Iparburu, que sale a la izquierda de nuestro sentido de marcha, sin entrar a contemplar el majestuoso edificio de su Iglesia de San Salvador.

No obstante, al acceder a esta calle con grandes losas de piedra, Manolo me hace notar que algunas de ellas tienen el recuerdo de grandes pelotaris. Resulta que esta bonita población tiene una gran tradición en este deporte y propiciado por el interés del sacerdote don Jesús Jaimerena, los jóvenes cultivan (incluso en la actualidad) el rebote, laxoa y joko garbi. En la plaza de Irurita (situada en la parte posterior de la plaza Duquesa de Goyeneche) construida en 1898 y también llamada del “rebote”, resulta ser el más sólido reducto del juego de guante o laxoa y cuna de los más célebres pelotaris de estas tierras.

Avanzamos unas decenas de metros por esta calle enlosada hasta llegar a la iglesia de San Salvador, edificio barroco construido en 1739, posiblemente en la misma ubicación de otra primitiva iglesia del siglo XVI y aunque no hay ningún vestigio arquitectónico, se conservan noticias documentales.

Su exterior se presenta como una gran masa compacta con muros de sillar parcialmente enlucidos y cadenas de sillas delimitando las esquinas.







Del interior poco puedo comentar ya que se encontraba cerrado su acceso, a pesar de ello, solo destacar la existencia de un monumental retablo mayor neoclásico que preside la iglesia, así como otro retablo lateral de escultura barroca cortesana, obra de Juan Domingo Olivieri, donado por los hermanos Tomás y Pedro Francisco de Goyeneche.

En cuanto al atrio, situado bajo la torre, sorprende con un bello pórtico de acceso, al que se accede mediante dos arcos simétricos, uno desde el exterior, desde la calle Camino de Iparburu.







Se puede continuar por el otro arco simétrico, dando acceso a una zona porticada y distribuidor de acceso a otras dependencias, para finalmente poder salir a través de un pasillo con escalinatas hasta la carretera NA-2540 (carretera de Berroeta – Irurita).







Utilizando esta salida, retomamos el Camino, caminando por esta carretera NA-2540 en dirección suroeste durante 500 metros, al cabo de los cuales después de pasar el cauce del río Ibur, en plena curva, sale una senda de tierra a la izquierda rodeada de vegetación por donde nos hemos de desviar para iniciar el ascenso.







Queda atrás la bonita imagen de esta población, considerada la segunda más poblada del valle, constituyendo un conjunto urbano de casas blasonadas y palacetes, casi en mayor abundancia que las simples mansiones.







Comenzamos un fuerte ascenso que nos permite acortar el recorrido que en caso contrario tendríamos que hacer por carretera, pero la contrapartida es la dureza del ascenso. Sin embargo, la panorámica compensa el esfuerzo, con Irurita en el fondo del valle y la pista serpenteante en ascenso acotada por las estacas y el alambre de espino.







Después de 800 metros de ascenso salvando un desnivel de 90 metros, llegamos al barrio de Zigaurre, donde nos reencontramos con la carretera que hemos atajado, situado en las inmediaciones del mirador denominado “Balcón del Valle del Baztán”, que se localiza 500 metros más adelante junto al trazado de esta carretera NA-2540. Las casas de este barrio manifiestan su grandeza con fachadas blasonadas, como la casa Indartea.





En el margen izquierdo de esta carretera, dentro del pequeño núcleo urbano, se encuentra la ermita de San Andrés.





300 metros después de abandonar las edificaciones del barrio de Zigaurre, dejamos la carretera NA-2540 para proseguir el ascenso ahora por una pista de tierra.







Nada más tomar el desvío, la senda se abre a hacia la derecha, de acuerdo con la señalización de las flechas amarillas situadas sobre los bloques de piedra que delimitan el puente para salvar una riera, continuado el ascenso a través de este bucólico paisaje repleto de frondosa vegetación.







Solo después de 200 metros, nos incorporamos a una pista de cemento que continúa ascendiendo.







Aunque solo 100 metros después regresamos al asfalto de la carretera NA-2540, superando el nivel del “balcón” del Mirador del Valle del Baztán que está situado en el tramo de carretera que hemos obviado.





Apenas unas decenas de metros después, tomamos la bifurcación de la derecha por la que continua la carretera NA-2591 que nos lleva hasta la población de Ziga.





La distancia a dicha población desde este desvío es de apenas 650 metros, pudiendo contemplarla ya en la proximidad durante el recorrido del trayecto.







La pequeña población de Ziga, con alrededor de dos centenares de habitantes, dispone de la monumental Iglesia de San Lorenzo, construida entre 1593 y 1603.

Su grandiosa fachada, representa ya la imposición de las formas herrerianas, siendo el mejor ejemplo de la arquitectura herreriana en Navarra.

Con su monumental fábrica de sillar rojizo procedente de alguna cantera de la zona, destaca la magnificencia de su escalinata, dando mayor amplitud a la fachada. El pórtico se añadió en el siglo XVIII.





La arquitectura de sus caseríos destaca por su sobriedad y adaptación a la vida rural, como ejemplo tenemos la casa Iturrigaraia con escudo en la fachada.







Continuamos el Camino abandonando la población por donde habíamos entrado, pero al finalizar las edificaciones tomamos a la derecha por el denominado camino de Errebeltz en dirección sur durante 500 metros hasta salir a la carretera NA-2540.

Ya por la calzada de la NA-2540 hemos de caminar con precaución, pues si bien el tráfico no es excesivo, la carencia de arcenes y la falta de visibilidad obliga a ser precavidos. Después de 550 metros caminando en dirección sur llegamos a una muy pronunciada curva a la derecha, a cuya salida se ha instalado una fuente.





Solo 300 metros después de la fuente, abandonamos la carretera saliendo por la pista de tierra señalizada en el margen izquierdo, iniciando un suave ascenso.





Esta pista nos conduce después de 300 metros hasta las proximidades de la aldea de Aniz, sin embargo, solo encontraremos alguna edificación, ya que el núcleo principal de la aldea queda a dos centenares de metros al oeste del Camino y en este punto nosotros continuamos en dirección suroeste.







Ahora un nuevo recorrido de 300 metros por campos de cultivo a través de una bonita senda que nos sigue conduciendo en dirección suroeste.







Al final de esta senda, volvemos a encontrarnos con la carretera NA-2540, pero en esta ocasión nos limitaremos a cruzarla perpendicularmente.







Continuamos ahora por otra senda, algo más boscosa y cerrada durante otros 350 metros.







Por última vez en la etapa de hoy, volvemos a encontrarnos con la carretera NA-2540, por cuyo trazado caminaremos ahora por breve tiempo.







Este breve tiempo se traduce en apenas 300 metros por asfalto, al cabo de los cuales la abandonamos en el día de hoy, por la izquierda, definitivamente, a través de una pista de tierra de acuerdo con la señalización de las flechas amarillas.







Esta pista ya nos conduce después de 600 metros hasta la entrada de la población de Berroeta, a donde llegamos poco antes de que sean las 15:00 horas.







Es un pueblo pequeño, tranquilo y solitario con su centenar de habitantes, careciendo de todo tipo de servicios, incluidos bares y alimentación.

En la actualidad se encuentra bastante apartado, a pesar de haber sido un tradicional lugar de paso por formar parte del llamado “camino real” y su privilegiada ubicación al pie del monte Abartan.

Dispone de albergue de peregrinos, ubicado en el centro de la población, ocupando la planta superior del frontón.







Después de contactar telefónicamente con la hospitalera, accedimos al interior del recinto, siendo Manolo y yo los únicos peregrinos.

Las instalaciones son nuevas y bien cuidadas, disponiendo de una sala en la que se ubica la cocina, lavadora y sala de estar, separadas por una práctica barra.







Como ya es una hora avanzada, decidimos preparar algo de comida con los productos que transportamos, pues aquí se carece de cualquier tipo de abastecimiento, según un paisano me comenta, en otra época llegaron a existir dos bares y una tienda de alimentación.

Lo único que echo de menos es el poder disfrutar de unas cervezas que siempre son de agradecer al terminar la etapa. No me resigno y decido salir a dar una vuelta, por si consigo incluso unos tomates, pero mis gestiones resultan inútiles.

De nuevo en el albergue, observo que unos chicos jóvenes han comenzado a utilizar una parrilla justo frente al lateral del edificio del albergue, así que sin dudarlo un momento me acerco a ellos y les comento la posibilidad de que me faciliten unas cervezas para comer al precio que estimen apropiado. Resultó que eran un grupo bastante numeroso que estaban celebrando una fiesta y todo fueron facilidades, los acompañé al interior de las instalaciones y pude disponer de cuatro refrescantes cervezas que me cobraron al precio interno de ellos, todo un detalle y mucho mi agradecimiento.

A media tarde pasó por el albergue la hospitalera Leonor, procediendo al registro y cobro de los dos únicos peregrinos que estamos, confirmando la falta de servicios en la población.

Nos ofrece el uso de la lavadora y ante la carencia de detergente recurrimos al gel de uso personal. Comentamos con ella, como sugerencia, ante la falta de servicios básicos en la población, la posibilidad de que el albergue dispusiese algún tipo de máquina expendedora de productos básicos de alimentación, por si fuese asumible por la propiedad del albergue, complementando así las excelentes instalaciones existentes.

Decido posteriormente salir a dar una vuelta por el pueblo e intentar localizar unos tomates para hacer una ensalada por la noche, aunque después de recorrer prácticamente todas las calles de esta pequeña población, solo pude localizar a una vecina que trabajaba en su huerto y lo tomates que aún tenían las matas me comentó que estaban en mal estado.

Posteriormente me acerqué hasta el edificio de la Iglesia de San Martín de Tours y donde como ya es habitual por estas tierras está cerrado no pudiendo acceder al interior. Situada en la parte alta de la población, se construyó en el siglo XVI, sufriendo una importante reforma en el periodo barroco.







La vista panorámica desde esta parte alta es esplendida, con la panorámica del valle y las espectaculares colinas que lo cierran, ofreciendo así un anticipo del recorrido de salida para mañana.







Dentro del núcleo urbano hay también una pequeña zona en la que disfrutar de un espacio público equipado con una fuente central con varios bancos de madera y mesas de piedra para poder descansar.







Posteriormente continué la visita por el pueblo con Manolo, encontrándonos con un vecino de edad avanzada con quien mantuvimos una prolongada entrevista, ya que por sus modos tan expresivos no podríamos considerarla conversación, pero la realidad es la que pudimos deducir de sus gestos y gesticulaciones sobre la forma de vida del lugar en otras épocas y la influencia de la zona fronteriza en que residen, situación geográfica que propiciaba el tránsito de mercancías transfronterizo de cualquiera de las formas imaginables y que junto a la agricultura y la ganadería era una forma de subsistencia.

Regresamos al albergue para recuperar la colada ya lavada, así como preparar algo para la cena que prácticamente fue repetición de la comida, si bien debemos agregarle una excelente sopa que elaboramos con los productos dejados por otros peregrinos.

Ya anochecido y como únicos moradores del albergue nos retiramos a descansar después de analizar el recorrido de la etapa de mañana y desear que la climatología fuese positiva, ya que nos enfrentaríamos a la etapa más decisiva y trascendente de este Camino, al abandonar el valle del Baztán a través de la cadena montañosa de Belate para entrar en el valle de Ultzama.



Mi sugerencia: Etapa para recrearse en sus pueblos, gentes y tradiciones.

Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Elbete:
-Posada Elbete
    Localización: Calle Mayor, 1
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 58 15 19



Elizondo:
-Albergue Kortarixar
    Localización: Calle Santiago, 81
    A 1,2 Km al suroeste del centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 626 532 452 / (+34) 635 721 326
    Inaugurado en julio de 2009

-Pensión Txokoto
    Localización: Calle Braulio Iriarte, 4 - 1º A
    En en el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 680 456 885

-Hostal Trinkete Antxitonea
    Localización: Calle Braulio Iriarte, 16
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 58 18 07

-Hotel Elizondo**
    Localización: Calle María Azpilkueta, 10
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 580 872 / (+34) 690 848 540



Barrio Huarte - Lekarotz:
-Albergue Juvenil Valle del Baztán
    Localización: Barrio Huarte s/n
    Junto al Camino
    Propiedad: Gobierno de Navarra; Gestión: Aspace
    Tel.: (+34) 948 58 18 04
    Inaugurado en julio de 2009



Irurita:
- Hostal Palacio Jaureguía
    Localización: Calle Mayor, 19
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 45 20 56 / (+34) 676 16 37 02



Ziga:
-Casa Rural Aldekoa
    Localización: Calle Mayor, 10
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 45 26 06 / (+34) 679 13 32 15

-Casa Rural Cigako Etxezuria
    Localización: Calle Triputxin, 2
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 452 078 / (+34) 697 635 282

-Posada de Ziga
    Localización: Calle Mayor, 5
    En el centro de la población
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 948 58 11 08 / (+34) 600 02 41 37



Berroeta:
-Albergue de Peregrinos de Berroeta
    Localización: Plaza Mayor, 2
    Situado sobre el frontón del pueblo
    Propiedad y Gestión: Municipal
    Tel.: (+34) 635 296 716 / (+34) 622 247 748
    Inaugurado en julio de 2008