EL CAMINO FRANCES (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Prólogo:

Somos cuatro amigos, Yuli, Mª Jesús (Chus), Tomas y yo mismo (Antonio). Con la experiencia del tramo que ya realicé con otros amigos desde Astorga a Santiago de Compostela, organizamos esta nueva incursión al Camino Francés. La forma, algo más relajada que la inicial en cuanto a recursos, pero todo programado de antemano, incluso los alojamientos. Llevamos un vehículo Opel Zafira que nos permitirá ir mas descargados en el caminar, pero que diariamente, con la programación conocida de antemano de los medios de transporte público, al finalizar la etapa andando, debemos regresar en ese medio público a recoger el vehículo y nuestro equipaje al punto en el que habíamos iniciado la etapa y así todos y cada uno de los días.

Estamos en abril de 2007, domingo y día 15, cuando partimos de Madrid con nuestro recién estrenado vehículo de alquiler, repleto de equipaje y rebosantes de ilusión, camino de Roncesvalles, lugar de partida del periplo ya diseñado y que finalizará en Burgos.

El recorrido en coche todo un disfrute, paramos desayunar en Buitrago, dentro de la circunvalación, en el restaurante “El Andarrío”. Esta primera parada nos renueva el ímpetu y la ilusión en el Camino.





Los kilómetros van pasando y entre música y anécdotas nos plantamos en Alsasua. Esto es ya algo mas serio, me refiero al aspecto gastronómico, así que con la idea de no sobrecargarnos, disfrutamos de unos pinchos espectaculares en nuestro tránsito por tierras vascas, siempre sin olvidar la chistorra. Son las 15 horas pasadas.







La siguiente etapa nos lleva hasta Roncesvalles, donde ya a las 17:30 horas hemos tomado posesión de nuestro alojamiento en La Posada.







La tarde es, y si no lo fuese, a nosotros nos parece fabulosa, con una luminosidad opaca debido a la neblina que cubre estos maravillosos prados y con una humedad que a veces se transforma en pequeñas gotitas de agua que agradecemos pero que nos intimidan con vistas al siguiente día, nuestro inicio.







Asistimos a la Misa del peregrino en la iglesia de la Colegiata, somos pocos los peregrinos en esta época, todos extranjeros salvo nosotros, sin embargo son numerosos los sacerdotes oficiantes. El sentir es inmenso, con independencia de creencias y religiones, es digna de vivir la emoción del momento, el entorno y la compañía.





Dedicamos la tarde a deambular por todos y cada uno de los rincones de Roncesvalles, incluso nos internamos un poco en dirección a Francia, solo fue un intento.





También visitamos la Casa de los Beneficiados, convertida actualmente en albergue, bonito lugar para futuras visitas.





Sellamos nuestras credenciales en el albergue de Roncesvalles e hicimos nuestras fotos de rigor ante los indicadores de la distancia que nos separa de Santiago de Compostela: 790 kilómetros.





Cenamos tranquila y agradablemente en el comedor de La Posada para posteriormente retirarnos a descansar, mañana… ¡¡¡iniciamos el Camino!!!