CAMINO MOZÁRABE (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 4º: Nacimiento - Abla: 16,00 Km





Van a ser las 07:00 horas cuando abandono la casa en la que he pernoctado, ya que a estas horas me comentó Santiago que abrían el bar Centro.

Creo que me adelanté un poco, pero durante el tiempo de espera pude contemplar como este pequeño pueblo comienza a despertar, con los primeros viandantes por la calle y la apertura de un negocio próximo, así como la llegada de los asiduos al desayuno en el bar.





Ya con el establecimiento al abierto público, accedo a su interior y devuelvo a Santiago con mi agradecimiento las llaves de la casa donde he pernoctado.

Tomo un ligero desayuno compuesto por un café con leche y algo de bollería “industrial”, lo suficiente para no comenzar a andar en ayunas, además hago acopio de un par de botellines de agua.

Me despido de Santiago y comienzo el descenso en dirección a la Iglesia, tomando a la derecha de acuerdo con la señalización al llegar a la calle Granada, quedando el edificio de la Iglesia a mi espalda.

Continúo avanzando en suave ascenso por esta calle hasta abandonar el núcleo urbano que se encuentra limitado por el cauce del río Nacimiento, observando cómo va quedando atrás la población.





Este recorrido inicial es agradable, a través de una pista asfaltada que bordea el cauce del río Nacimiento, cuya ribera está totalmente aprovechada con pequeñas parcelas y huertos, además la pista dispone de un espléndido quitamiedos / pasamanos de madera que aporta una mayor seguridad y belleza, avanzando indefectiblemente hacia el cauce del río.







Después de algo más de 1 Km desde que abandoné la población, finaliza esta pista asfaltada y me incorporo al cauce del río Nacimiento, por suerte sin agua en el mismo y con la climatología que parece estable.

En esta ocasión no existe ruta alternativa y no queda más remedio que caminar por el cauce, insisto, siempre que la climatología lo permita.







El cauce del río por esta zona va zigzagueando, describiendo continuos meandros, motivo por el que después de 1,1 Km, abandono el cauce por la izquierda, a través de una pista de acuerdo con la perfecta señalización existente.







Este tramo de pista asfaltada de apenas 600 metros, permitirá evitar el recorrido del meandro que prácticamente describe un muy amplio semicírculo, acortando la distancia de manera considerable.





Nuevamente retorno al amplio cauce del río Nacimiento manteniendo la dirección noroeste y la impresión de caminar por una cómoda pista de tierra, también habilitada para el tráfico rodado como medio de comunicación habitual en la zona.

A pesar de la tranquilidad de la imagen con los molinos eólicos en el horizonte, también me trasmite cierta preocupación la proximidad de las nubes que cierran la visión de la cadena montañosa de la sierra de los Filabres.





Después de 2,6 Km por este cauce desde que salvé el gran meandro, una nueva flecha amarilla en el margen derecho me indica de nuevo el acceso a una pista que me hace abandonar el río Nacimiento..





Avanzo por esta pista en dirección norte, alejándome del cauce del río durante 300 metros, al cabo de los cuales, una nueva flecha señaliza un desvío a la izquierda, adentrándome ahora en una pista asfaltada.





Después de 270 metros me voy aproximando a unas edificaciones, se trata de un muy pequeño núcleo de población, apenas 10 habitantes, denominado Los Gregorios, perteneciente al municipio de Las Tres Villas.







Apenas recorro el centenar de metros que tiene de longitud y continúo caminando por asfalto entre olivares hasta que después cinco minutos, de acuerdo con la señalización tomo una bifurcación a la izquierda, ahora por una pista de tierra que me conducirá de retorno al cauce del río Nacimiento.







Ya en el cauce del río prosigo en dirección oeste, pero la estancia en el mismo será breve, a pesar de la cómoda pista por la que transito dentro del cauce.







Apenas 400 metros después de la incorporación, una nueva salida señalizada a la derecha mediante flecha amarilla y placa de azulejo, me vuelve a sacar del cauce a través de una pista asfaltada.





Ahora por una pista asfaltada, rodeada de árboles frutales y olivos, accedo al núcleo urbano de Doña María, a cuya entrada encuentro un abrevadero con dos caños de agua potable.





Inmediatamente después y como continuación de la fuente se halla el edificio del Ayuntamiento de Las Tres Villas.





Puede parecer un contrasentido el que nos encontremos en la población de Doña María y sin embargo el Ayuntamiento se denomina de Las Tres Villas, pero efectivamente es así, puesto que se trata de tres anejos Ocaña, Escúllar y Doña María que en 1740 dejan de pertenecer tanto civil como eclesiásticamente a Abla. A estos tres anejos hay que añadir otros núcleos de menor entidad: Los Laos, Los Lázaros, Los Gregorios, La Mosca, La Estación, Los Soleres y La Haza del Riego.

Todos estos núcleos, excepto Escúllar y La Haza de Riego, se localizan a lo largo de la vega del río Nacimiento, siendo Ocaña la más occidental.

Después de varios intentos de fusión entre varios municipios, no sería hasta ya entrado el siglo XX, en el año 1976, cuando los tres municipios de Escúllar, Ocaña y Doña María se fusionaron voluntariamente conformando el municipio de Las Tres Villas, dejando la capital en el núcleo Doña María – Ocaña.

Continúo caminando unos pocos metros, desembocando en la carretera A-1117 que cruzo perpendicularmente hasta llegar ante la fachada de la Iglesia Parroquial de Santa Teresa. Se trata de una construcción mudéjar del siglo XV fundada como capilla por los nobles del pueblo, en la que llama la atención los querubines del tejado.





Por suerte la iglesia se encuentra abierta, ya que la están preparando para los oficios religiosos que se van a realizar con motivo de la festividad de Todos los Santos. Solo una breve visita al interior para al menos contemplar su sencilla belleza y sobriedad.







Aunque la señalización del Camino me indica continuar en dirección por la calle de la iglesia en dirección norte, con el objetivo de describir un semicírculo de aproximadamente 800 metros para retornar a la carretera A-1177 que atraviesa longitudinalmente Doña María.

Como observo que en esa dirección norte se mantienen las negras nubes sobre la sierra de los Filabres, decido retornar a esta carretera en el punto que crucé con anterioridad, para proseguir durante 500 metros en dirección oeste por la misma, evitando así el paseo semicircular.







Después de los 500 metros por asfalto, en el margen izquierdo una flecha amarilla sobre el quitamiedos me indica que he de abandonar el asfalto y tomar la senda existente.







Efectivamente, esta senda me baja al cauce del río Nacimiento que he de cruzar para proseguir por la rambla de Santillana.





Solo 400 metros caminando por esta rambla hasta tomar un desvío a la derecha y acceder al núcleo urbano de este otro anejo de Las Tres Villas, Ocaña.





Accedo a la población de Ocaña y a la misma entrada encuentro una sencilla área de descanso equipada con mesas y una magnifica parrilla, además de los inmejorables bancos corridos, realizados en piedra, para poder descansar.





La cabecera de esta área de descanso está presidida por una estupenda fuente de agua potable y la presencia decorativa de una impresionante prensa como las que se usaban en otros tiempos para prensar la masa de la aceituna y obtener el preciado aceite de oliva.

Aquí no puedo resistir la tentación y decido realizar un breve descanso, depositando la mochila sobre el muro de piedra que tiene una altura apropiada para una cómoda descarga y posterior reincorporación de la misma.







Van a ser las 10:00 horas y como en las proximidades está el único bar del lugar, creo que es el momento apropiado de prolongar el descanso y tomar ahora un desayuno más reconfortante.







Se trata del Centro Social de la 3ª Edad, así que he llegado al sitio apropiado tanto por la contemporaneidad como por la singularidad, no siendo ya de los primeros clientes, aunque pude disfrutar acomodado en una mesa de la terraza de una apetecible tostada de jamón y cerveza al excepcional precio “peregrino” de 2,40 €.

Mientras disfrutaba del fenomenal desayuno tuve una visita sorpresa e inesperada de un varón, se trataba de una persona también “contemporánea” pero que parecía haber quedado anclada en otra década del siglo pasado por su indumentaria “pacifista y naturista”.

Sin embargo, su conversación, se trató de un monólogo y todo entorno al mismo tema, en principio sobre su visita al Camposanto y a continuación, tras leerme unas extrañas frases que poseía en una tarjeta que intentó regalarme, aunque no acepté, continuó recordándome algunos de los asesinatos acaecidos, además de sentirse un verdadero fan de personajes como Joker y sus “macabras aficiones".

Por suerte finalicé el desayuno y me retiré al interior del bar para abonar la consumición realizada, lo que me permitió desconectar la “sesión” y después me retiré a contemplar la próxima fachada de la Iglesia de San Bernardo y Nuestra Señora de la Salud, edificio neoclásico del siglo XVIII







Abandono el núcleo urbano de Ocaña e intento tomar la carretera para caminar de manera solitaria, puesto que el “visitante sorpresa” me comentó que iba de regreso a Abla y desde luego no me apetece compartir este tramo con un personaje que solo admira “lo siniestro”.

Pero he aquí mi sorpresa cuando veo que me precede caminando por la carretera, así que en la primera salida que encuentro me incorporo al cauce del río Nacimiento que es realmente la ruta del Camino, quedando atrás Ocaña (al sureste) y el “visitante sorpresa” por la carretera elevada paralela al cauce por el que yo asciendo.





Prosigo caminando en dirección noroeste por este amplio cauce hasta que después de 2,5 Km llego hasta los inmensos pilares que soportan el paso de la autovía A-92, momento en el debemos prestar atención a la señalización.





Efectivamente, al pasar por debajo de este puente, en uno de los pilares centrales se observa como una flecha amarilla informa del giro a la izquierda que se ha de dar para salir del cauce del río por una pequeña pista que allí discurre procedente de la A-1177.





Caminando por la pequeña pista asfaltada y con la imagen sobre nuestras cabezas del trazado de la autovía y los grandes carteles indicadores, llegamos hasta unas ruinas situadas en el margen izquierdo de la pista, se trata de los restos del acueducto Molino de los Arcos.

El acueducto que lleva el agua al cubo del molino está formado por siete arcos de medio punto y está construido mediante la superposición de hileras de lajas de pizarra colocadas a sardinel. Actualmente este caz se utiliza como acequia de riego.





Esta pista discurre paralela al trazado de la autovía, aunque a distinto nivel, atravesando parcelas con bancales de parrales, olivos y frutales, con alguna que otra pequeña construcción de los propietarios de las mismas.

El descenso ha supuesto una bajada de nivel de aproximadamente un centenar de metros durante los 1,9 Km recorridos desde que abandoné el llano del Campillo.







Después de 600 metros caminando por esta pista en suave ascenso, llego a cruzar de nuevo bajo el trazado de la autovía, alejándome del cauce del río Nacimiento de acuerdo con la señalización de flechas amarillas existente tanto en el asfalto como en los pilares de la autovía.







Durante mi caminar por esta pista me han adelantado tres excursionistas que prosiguen también de acuerdo con la señalización del Camino y aunque todavía la distancia a la población de Abla es prudencial, no entendemos porqué se nos incorpora a la carretera A-1177.

Sin embargo, algún error hube de cometer al observar la señalización y continué por la carretera asfaltada, en tanto que a los excursionistas los vi posteriormente proseguir por el cauce de la ahora Rambla de los Santos que bordea Abla por el sur.







Efectivamente, después de 2,2 Km caminando por esta carretera nacional y salvar distintos puntos de acceso o salida de la autovía, llego al núcleo urbano de Abla.

Al parecer el error lo cometí al incorporarme a la carretera nacional A-1177, procedente de la pista asfaltada, punto en el que debería haberla cruzado perpendicularmente y continuar por la pista de tierra que me hubiese conducido ahora al cauce de la Rambla de los Santos (gregaria 700 metros río abajo del río Nacimiento) y proseguir por el mismo hasta la salida urbana existente en Abla.





Es el mediodía y ya estoy en Abla, aunque nada más llegar observo, próximo a la rotonda en que se encuentra el bar La Esquina, como una persona con “atuendo peregrino” se aproxima a mí y se identifica como Ramón, el hospitalero, que estaba esperando para acompañarme al albergue (aquí puedo apreciar como Nely, “mi ángel de la guarda”, tiene todo previsto, gracias)





Después de saludarnos y hacer las correspondientes presentaciones, iniciamos el ascenso por el núcleo urbano hasta el albergue que se encuentra en la parte alta de la población.

Durante el ascenso pasamos por una sencilla y bonita plaza en la que se encuentra el Ayuntamiento, con la imagen de la torre de la Iglesia destacando tras el mismo.





Proseguimos el ascenso hasta llegar al albergue, ubicado en la parte alta, con unas excepcionales vistas y distante 800 metros de la carretera. El acceso se hace finalmente por una empinada rampa en una calle sin salida, aunque su fachada lateral y balcón están sobre la pequeña plaza de San Antón.





Esta fachada del albergue es colindante con la denominada ermita de San Antón (aparece documentada en el siglo XVII como “ermita la del señor San Antón”) también ubicada en la misma plaza a la que da nombre. Su imagen exterior ofrece una fachada rectangular, rematada con una espadaña que sostiene una pequeña campana.







Como es una hora temprana, después de visitar las dependencias del albergue acompañado por Ramón, me instalo en una de las dos habitaciones existentes, disponiendo de varias literas en cada una de ellas.

Me indica Ramón (el hospitalero) que hoy espera a otro peregrino, esto es ¡maravilloso! Al fin voy a tener la suerte de coincidir con otro peregrino y al disponer el albergue de dos habitaciones no tendremos necesidad de compartir la misma, ¡hay que seguir cuidándose con la maldita pandemia!







Regresamos a Nacimiento donde nos despedimos después de celebrar el nuevo encuentro.

En consecuencia, Ramón opta, mientras yo me instalo, por volver a desplazarse a la parte baja de la población para esperar al nuevo peregrino.

Después de instalarme y asearme, comprendo perfectamente la satisfacción de Ramón con el emplazamiento del albergue, pues la vista que se puede contemplar desde el balcón es algo único, ofreciendo una panorámica del cauce de la Rambla de los Santos que bordea la población de Abla por el sur, la inmediata población de Abrucena y la impresionante imagen de sierra Nevada al fondo.







Como todavía es temprano, decido salir a recorrer y conocer algo de esta singular población, encrucijada de paisajes y caminos, asentada en la ladera sur de una estribación de sierra Nevada con una población aproximada de 1500 habitantes.

Hay fuentes documentales que testimonian la existencia de Abla ya durante la civilización romana, al igual que en el medievo árabe.

Durante la Reconquista la población se encuentra amenazada por las frecuentes incursiones castellanas que se internan en la frontera granadina. La Reconquista definitiva se produce en diciembre de 1489 con motivo de la campaña que realizaron los Reyes Católicos desde Almería a Guadix.

En la actualidad Abla se sustenta exclusivamente de la agricultura, destacando como cultivo de regadío la patata y el almendro como cultivo de secano.

Inicio mi paseo descendiendo por la calle San Antón hasta desembocar en la calle Real Alta donde se encuentra el edificio de la Iglesia de Parroquial de la Anunciación, templo de estilo mudéjar, levantado en 1559 bajo la dirección del maestro Francisco Lorenço.

La actual fachada principal de época más tardía fue realizada en el siglo XVIII





Al igual que en Doña María y debido a la festividad del día, puedo acceder a su interior y contemplar el Altar Mayor con su armadura ochavada (formada por un semioctógono) con una rica decoración de cuadrantes de estrellas de ocho puntas.





La iglesia original constaba de una sola nave. Las capillas laterales se adosaron posteriormente, en el siglo XVII, siendo costeadas por familias pudientes de la localidad, la capilla de Los Estradas (Ánimas) y la de Los Bazanes (Virgen de los Dolores).

En el siglo XIX, al perder su carácter privativo, fueron comunicadas entre sí, dando la apariencia de dos naves laterales a ambos lados de la central.





Termina esta calle Real Alta accediendo a la Plaza Mayor a través del arco formado por la edificación que acoge el Ayuntamiento, cuya fachada principal ya se encuentra dentro de la plaza Mayor.







Continúo descendiendo en dirección a la carretera e intento localizar algún lugar donde comer. La oferta es variada, pero estoy decidido a intentar comer en el restaurante Posá el Tío Peroles ya que me lo han recomendado amigos nativos de esta tierra.

Finalmente localizo el establecimiento situado a la entrada de la población, pero carente de cualquier cartel identificativo externo, de ahí mí desconocimiento.







Es temprano, pero sin embargo se encuentra completo y ya ocupadas todas sus mesas, así que después de insistir y mostrar el interés que tenía en degustar su cocina, consigo que acepten mi reserva, aunque a partir de las 15:00 horas.

Complacido a pesar de la tardía hora, decido localizar la ruta de salida para mañana y retorno a la Plaza Mayor a tomar una cerveza, encontrándome con Ramón (el hospitalero), que regresa de una nueva batida en busca del peregrino que resta por llegar, compartiendo mesa en el bar de la plaza donde yo me refresco con unas cervezas y él toma café, pues ya ha comido.

Regreso de nuevo al restaurante Posá el Tío Peroles donde efectivamente, después de una nueva cerveza en la barra, paso al comedor. Vuelvo a darme cuenta de la festividad que se celebra, de ahí la gran afluencia de público.

La comida estuvo agradable, dentro del amplio comedor de la planta baja, aunque junto a un gran ventanal semi abierto desde el que puedo observar como la climatología ha ido cambiando e incluso comienzan a caer una menuda llovizna, ocultando las nubes la presencia de sierra Nevada.







Comencé la comida degustando una pequeña sartencilla de fabada y continué con unos pimientos de piquillo rellenos, finalizando con una buena chirimoya de postre. Al ser festivo, se aplica el menú de fin de semana cuyo precio es de 15 €.





Después de comer reposadamente y agradecer a las personas que me atendieron su amabilidad y esfuerzo realizado por conseguirme mesa, abandonando el local contemplando el bonito patio central de este moderno edificio con el dibujo de azulejos que recuerda a sus fundadores.





Bajo esta suave llovizna inicio el camino de retorno al albergue, recorriendo pacientemente los 800 metros que me restan hasta llegar al mismo. Sin embargo, el encanto de sus calles crece con esta leve lluvia que cae y el ir y venir de los vecinos para asistir a la celebración de los oficios religiosos de este día de Todos los Santos.

Ya de regreso al albergue me rencuentro con Ramón que sigue esperando al otro peregrino, así que decido retirarme a mi habitación a preparar mis enseres para el día siguiente y algunas prendas que necesito lavar, si bien me indica Ramón que el albergue dispone de lavadora y no es necesario lavarlas a mano.

A media tarde aparece José, se trata de un peregrino gallego no solo habituado al recorrido de los Caminos de Santiago, sino también a otras largas travesías. Ya estamos al completo, así que aprovechamos para hacer un lavado de ropa con las pertenecías de los tres y descansar un buen rato.

Aprovechamos la hora de la cena para hacerla compartida, solo somos tres, a la vez que comentamos nuestras distintas vivencias del Camino y el recorrido que estamos realizando. A una hora prudencialmente temprana nos retiramos a descansar.





Mi sugerencia: Disfrutar del recorrido, sus pueblos y sus gentes.



Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Ocaña:
-Albergue Municipal de Peregrinos La Escuela
    Localización: Calle Macherana s/n
    Propiedad: Municipal; Gestión: Municipal y Asociación Jacobea de Almería - Granada
    Tel. Asociación Jacobea: (+34) 619 86 01 98 (Nely) / (+34) 615 95 27 63 (Paco)



Abla:
-Albergue Municipal de Peregrinos Wolf
    Localización: Placeta de San Antón
    Propiedad: Municipal; Gestión: Municipal y Asociación Jacobea de Almería - Granada
    Tel. Asociación Jacobea: (+34) 619 86 01 98 (Nely) / (+34) 615 95 27 63 (Paco)
    Inaugurado: 30 de Julio de 2016

-Hostal Mirasierra
    Localización: Carretera de Almería, 15
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 950 351 860 / +34 677 12 35 56
    Atención Especial para Peregrinos