CAMINO MOZÁRABE (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 5º: Abla - Huéneja: 20,89 Km





Hoy me levanto mucho antes de amanecer y aunque somos pocos, Ramón me ha superado, porque se ha ofrecido a acompañarme un rato de la etapa hasta Fiñana. Sin embargo, antes tenía previsto acercarse al cercano pueblo de Abrucena a donde tiene por costumbre ir para comprar pan recién hecho, así que ha madrugado mucho más que yo.

José, el otro peregrino también se ha levantado, hemos acordado hacer la etapa de manera independiente, cada uno por nuestra cuenta, aunque luego deberemos coincidir en Huéneja, lugar donde piensa dar por finalizada esta su salida al Camino.

Apenas he terminado de desayunar con los alimentos ofrecidos por nuestro hospitalero, cuando puntualmente regresa Ramón con su temprana compra, comentando que es una panadería artesana con un pan excepcional y que es una verdadera satisfacción el paseo diario y luego disfrutar de este manjar.

Mientras José, el otro peregrino, queda preparando su equipamiento, Ramón y yo abandonamos el albergue e iniciamos el descenso en dirección a la carretera A-1177. Me sugiere realizar inicialmente un recorrido alternativo caminando un tramo por carretera para finalmente coincidir con la ruta oficial en el Camino Real.

Sin embargo, a nivel descriptivo prefiero ceñirme al camino oficial, para ello descendemos hasta la Plaza Mayor para continuar por la calle Real hasta su inicio (280 metros), momento en que desembocamos en la calle Baja y solo 40 metros después, sale una calle cementada a la derecha, que tiene a su vez en el margen derecho (flecha amarilla señalizando) una pendiente peatonal que conduce a un paso subterráneo que nos permitirá salvar la carretera A-1177 y continuar descendiendo otros 140 metros ya a cielo abierto, para cruzar ahora bajo los puentes de la autovía A-92.

La localización de este paso peatonal que permite salvar la carretera A-1177 es importante, ya que, si salimos a la carretera y la cruzamos en superficie, el desnivel existente nos impedirá descender hasta el camino en el que desemboca el túnel peatonal.

Salvado este pequeño obstáculo y cruzar bajo la autovía, en el cruce de caminos tomamos a la izquierda (en dirección oeste), caminando en esta dirección durante 270 metros, al cabo de los cuales sale una senda a la derecha, bordeando una edificación, que ahora ya nos conducirá en dirección norte, a través de una pista de tierra por la que cruzaremos 160 metros después perpendicularmente el cauce del río Nacimiento (cuyo recorrido nos sigue acompañando en nuestra andadura).

Después de salir del cauce, proseguimos otros 240 metros en suave ascenso por la pista de firme variado hasta desembocar en el asfalto de la carretera AL-5405.

En este punto, de acuerdo con la señalización de flechas amarillas, cruzaremos perpendicularmente la carretera (en dirección norte) para proseguir por la pista cementada que continúa como “encajonada” entra las paredes de las parcelas circundantes.

Durante este recorrido de 260 metros, caminando entre pequeñas parcelas agrícolas perfectamente delimitadas por vallados perimetrales, la mayoría de ellas dedicadas al cultivo del almendro.

Finalmente desembocamos ahora en una pista asfaltada, se trata del denominado Camino Real, donde de acuerdo con la señalización existente en la fachada de las edificaciones tomaremos a la izquierda en dirección oeste.

Este Camino Real, va discurriendo entre parcelas en las que se van alternando las edificaciones agrícolas y algunas que otras fincas de recreo, todas ellas con sus más o menos amplias zonas de cultivo.

Apena 1,0 Km después de ir caminando entre almendros, olivos, viñas y algún que otro tipo de cultivo, llegamos hasta la denominada ermita de la Vega.

La mañana es todavía fría, aunque ya comienzan a despuntar los rayos de sol sobre la cumbre de la montaña de Sierra Nevada en el horizonte y la imagen de la población de la que partimos, Abla. No obstante, todavía hay que mantenerse abrigados.





Aprovechamos para realizar una breve parada y contemplar esta ermita de la Vega, cuya patrona es la Virgen del Carmen. Está construida con cemento y ladrillo en el terreno donado por un vecino del Camino Real.





Este Camino Real, trazado por la margen izquierda del río Nacimiento, es una vía por la que durante siglos transitaron los principales flujos de tropas, mercancías y personas.

Esta circunstancia generó la necesidad de prestación de determinados servicios para los viajeros, creándose múltiples ventas para cobijo de arrieros y caballerías. Todo ello dio lugar a la creación de pequeños núcleos – calle, destacando en este caso ya como nombre propio, la población del Camino Real, en este término de Abrucena en el que nos encontramos.

Sin embargo, nada es eterno, provocándose un movimiento de los flujos a principios del siglo XX con la construcción de la carretera a lo largo del pie del monte de la ladera “nevadense”, dejando congelada en el tiempo la singular caracterización en torno al Camino Real.

Sin más dilaciones continuamos caminando cuando son las 07:45 horas, agradeciendo la compañía de Ramón en la soledad del Camino.

A medida que caminamos, me comenta que en el recinto de una explotación agrícola antes cuyas puertas hemos de pasar, ya ha tenido algún conflicto con unos perros que en ocasiones andan sueltos, así que iremos con toda la prudencia del mundo.

Efectivamente, al pasar ante esta propiedad observamos que el portalón de entrada se encuentra abierto, pero por suerte hoy o tienen los animales a buen recaudo o se los han llevado de allí. Dejamos atrás la propiedad, aunque con toda la desconfianza imaginable.

2,5 Km después de pasar ante la ermita de la Vega y 45 minutos caminando, el Camino Real desemboca en el cauce del omnipresente río Nacimiento, pudiendo tener ya una visión nítida de la proximidad de la población de Fiñana.







En el cauce todavía se aprecian las huellas de las últimas tormentas, aunque está perfectamente transitable.

Después de 1,1 Km de suave ascenso por este cauce del río Nacimiento, lo abandonamos para continuar en dirección noroeste, pero ahora por el cauce del denominado río Izfalada o Huéneja, mientras que en dirección suroeste prosigue el cauce ascendente del río Nacimiento, bordeando Fiñana por el sur, finalizando aquí la casi permanente compañía de este río por cuyo cauce he caminado durante varias etapas.







Otros 500 metros ya por el cauce del nuevo río, hasta llegar a un desvío en el que se puede uno plantear la opción de tomarlo y acceder a la población de Fiñana o bien continuar caminando por el cauce y dejar la citada población a nuestra izquierda según el sentido de marcha en dirección noroeste.

En nuestro caso la decisión está clara, tomar el desvío a la izquierda para acceder al núcleo urbano de Fiñana, aunque ello suponga un esfuerzo añadido, ya que se ha de subir a la colina en que se ubica la población y posteriormente retornar el cauce del río. Comenzamos el ascenso a la población ahora por una pista asfaltada.







Durante 300 metros ascendemos por esta pista asfaltada a través de la falda de la colina, jalonada de olivos por el lado izquierdo y la proximidad de las edificaciones por la derecha, hasta llegar a la entrada del núcleo urbano al que nos da la bienvenida una fuente con pilón y la señalización de las flechas amarillas que nos informan del itinerario a seguir para llegar al centro de la población.





Continuamos ascendiendo por la vía que se abre a la derecha de la fuente, denominada calle de las Cruces, para continuar por la avenida de Andalucía, calle de la Zarza y calle Real. Al final de este recorrido llegamos a la calle Vistillas que ahora asciende con mayor pendiente en dirección noroeste hasta la calle Santiago que ya desemboca en la Plaza de la Constitución, después de haber recorrido 750 metros callejeando por el área urbana, centro neurálgico de esta población que cuenta con unos dos mil habitantes.

En esta plaza, además del edificio del Ayuntamiento se encuentra un bar que nos va a permitir tomar un desayuno algo más potente, pues ya son algo más de las nueve de la mañana, aprovechando también para sellar la credencial, ya que estamos sentados a las puertas del Ayuntamiento.





Después del relajante desayuno, llegó la hora de la despedida, Ramón regresa a Abla para continuar con su voluntaria labor de hospitalero y yo debo proseguir el Camino, agradeciéndole el acogimiento recibido y su agradable compañía durante este inicio de etapa. ¡Buen Camino!

Antes de iniciar la marcha, me permito al menos contemplar la fachada de su Iglesia Parroquial de la Anunciación, ubicada también en esta Plaza de la Constitución. Se construyó en 1570 y aunque su interior es mudéjar, la fachada es renacentista.





Debido a la ubicación de la población jalonada en la falda de una colina, hace que se distingan tres zonas, el barrio Alto, Bajo y Medio, siendo la calle Real su eje vertebrador, aunque paradójicamente y debido a su historia hay dos Fiñanas, la árabe con enrevesadas cuestas y balconada sobre el valle y la cristiana que se desarrolla a lo largo de la calle Real.

Debido a su enclave, al iniciar la marcha para retornar al cauce del río Izfalada o Huéneja, de acuerdo con la señalización, tomo la calle Cuesta del Mesón que se inicia bajo un arco comprendido entre el Ayuntamiento y la próxima fachada de la Iglesia, comenzando con un fuerte ascenso tal y como el nombre de la calle denota.

Después de un breve ascenso durante 90 metros hasta la cima de la colina, comienza la bajada por la otra vertiente durante otros 100 metros aproximadamente. Ahora y continuando en dirección norte, volveremos a ascender ya a la última barriada situada a través del denominado Camino Cerro Alegre.





Desde la cima de esta última subida, podemos apreciar claramente diferenciado el resto de la población y su estratégica ubicación.





A partir de aquí un suave descenso por pista cementada, quedando el campo santo a la izquierda de nuestro sentido de marcha, en tanto que nuestro recorrido continúa por la derecha de acuerdo con la señalización.







Atrás quedan las edificaciones y ahora por pista asfaltada caminaremos en dirección noroeste en busca del cauce del río Izfalada o Huéneja, cruzando antes los restos que ha dejado la última tormenta por una de las frecuentes ramblas, con la permanente presencia de las omnipresentes flechas amarillas.







Después de 700 metros por esta pista asfaltada desembocamos definitivamente en el cauce del río Izfalada o Huéneja, donde las flechas amarillas vuelven a recordarnos el itinerario apropiado de manera clara a través del cauce, en dirección oeste hacia Venta Ratonera.





Prosigo por el cauce del río que muestra la humedad de la reciente tormenta, convirtiéndose habitualmente en pista de vehículos para la comunicación entre fincas colindantes, ya que es el único acceso posible.





Después de 1,2 Km por el cauce del río en dirección oeste, llegamos a una salida señalizada a la derecha con flecha amarilla y un indicador en el que se lee Venta Ratonera, por lo que seguiremos las indicaciones abandonando el cauce del río.





Solo 200 metros por esta pista de tierra en dirección norte, cuando una nueva flecha amarilla e indicador de Venta Ratonera nos señaliza un nuevo desvío, ahora a la izquierda, para continuar nuevamente en dirección oeste, paralelos al cauce del río.





La pista de tierra se transforma en pista de asfalto por la que continuamos avanzando, con un sorprendente manto verde cubriendo la tierra y el horizonte cortado por la cara norte de Sierra Nevada.

Gracias a la especial composición de estas tierras, ya se puede contemplar la presencia de una impresionante cueva horadada en uno de los cerros próximos.







Proseguimos caminando por esta pista asfaltada con la siempre agradable y tranquilizadora compañía de las flechas amarillas.







Solo 1,9 Km desde que abandonamos el cauce del río Izfalada o Huéneja hasta llegar a Venta Ratonera.

Esta pequeña agrupación de varias viviendas distribuidas longitudinalmente a lo largo de este Camino Real, sobrevivieron gracias al tránsito del camino carretero de Almería con Granada.

En una de las edificaciones se ubica la Capilla de San Isidro cuya procedencia, según datos históricos, se debe a que en 1853 esta venta fue adquirida por una familia, que gracias a las minas de plata de Gádor había hecho fortuna, posibilitando la construcción de la misma. Lógicamente a estas horas el acceso está cerrado.







El terminar las edificaciones, regresamos a pista de tierra y solo 250 metros después llegamos al límite de la provincia de Almería e inicio de la provincia de Granada, perfectamente señalizado con un mojón “gigante” del Camino Mozárabe.





Como el tamaño del mojón es el apropiado, aprovecho el lugar para hacer un pequeño descanso, aunque sea sentado sobre el mismo, dejando atrás la singular y diversificada geografía de esta tierra almeriense.





Continuamos por esta pista de tierra manteniendo la dirección oeste y solo 850 metros después, ya por tierras granadinas, transitamos por la urbanización Los Olivos con una tranquilidad absoluta, apreciando la ausencia de personas en sus calles.





Salimos de la urbanización, tomando la pista de tierra que continúa en dirección noroeste (ruta del Camino Real) según marca la señalización de las flechas amarillas.







Sin embargo, después de 500 metros hay que girar a la izquierda, en ángulo recto, para ahora descender en dirección suroeste por el cauce de una pequeña rambla.







Ahora desembocamos a los pocos metros, apenas 180, en el núcleo urbano de La Huertezuela, primera población de la provincia de Granada a la que accedemos por la calle Los Morenos.







Ya en el núcleo urbano, tengo la felicidad de al menos dar los buenos días a dos personas que conversan apaciblemente en dos viviendas aledañas.

Prosigo este breve y suave ascenso por esta calle de Los Morenos hasta desembocar en una placeta en la que se encentra una pequeña ermita, circunstancia que aprovecho para descansar unos instantes y alimentarme con algunos frutos secos de los que dispongo.





Prosigo con un breve callejeo a través de esta pequeña pedanía de Huéneja con alrededor de un centenar de habitantes, descendiendo de acuerdo con la señalización en dirección al cauce del río Izfalada al que retornare nuevamente.

No obstante, antes de llegar a esta rambla, descubro la existencia de una fuente con “apeadero para la mochila” que me va a permitir realizar un descanso más relajado y provisionarme de agua antes de proseguir la etapa.





Son las 11:30 horas cuando reanudo la marcha, incorporándome al cauce del río por donde ascenderé contra corriente (lógicamente el cauce está prácticamente seco) en dirección oeste, de acuerdo con la señalización de las flechas amarillas.





Acostumbrado al cauce de ramblas y ríos de tierras almerienses, me sorprende gratamente la nueva perspectiva que me ofrece la naturaleza con su abundante vegetación delimitando los límites del cauce, disminuyendo su amplitud.





El recorrido a través del cauce de este río Izfalada se prolongará en suave ascenso durante 3 Km en dirección oeste, siempre acompañado de la permanente presencia de las flechas amarillas como señal inequívoca de la buena dirección. Mi agradecimiento a las personas que de forma abnegada posibilitan su mantenimiento y existencia.







El cauce del río en ocasiones se torna caprichoso, encontrando zonas en que la vegetación envuelve al mismo, estrechando el paso y simulando pequeños túneles por los que hay que transitar, debiendo protegerme de los ramajes y zarzas para evitar que la mochila se quede enganchada.







Estos estrechamientos dan paso a una senda bordeada por un césped que simula una verde alfombra a nuestro paso, lógicamente con la flecha amarilla que “aprovecha” cualquier buen pedrusco para continuar guiándonos.







Después de casi una hora ascendiendo por el cauce de este río Izfalada y haber recorrido los 3 Km que me separan de La Huertezuela, una nueva flecha amarilla me indica que definitivamente debo abandonar el cauce de este río tomando el desvío señalizado hacia la izquierda.





Comienzo a caminar ahora por una pista de tierra en dirección suroeste, dejando el cauce del río a mi espalda, ascendiendo suavemente a través de zonas de cultivo y alguna que otra edificación próxima, pudiendo contemplar las pequeñas lagunas que han dejado las recientes tormentas.





Después de 450 metros me sorprende que la pista entra, custodiada por unos pilares de piedra, en el recinto de una propiedad privada, aunque no existe ningún cartel u obstáculo que impida el paso.





Efectivamente, la pista prosigue ante la fachada de una casa de campo, con signos de estar habitada, sin embargo, no veo a persona alguna.

Durante el recorrido observo como llega un vehículo que aparca junto a la fachada de la casa, descendiendo una persona que amablemente me saluda y me señala una mesa de piedra próxima, indicándome que puedo descansar si me apetece (su forma de hablar denota que es extranjero).

Agradezco su ofrecimiento y mientras que él se introduce en la vivienda, yo descargo mi mochila sobre la mesa y disfruto de unos minutos de descanso.





Prosigo mi andadura y ahora la pista se torna algo más abrupta, endureciéndose el ascenso por momentos, pero la flecha amarilla me continúa informando.







Después de esta breve y empinada cuesta llegamos a una zona de meseta en la que predominan los olivos, que están recibiendo un impresionante riego a “manta”.







Después de 300 metros entre olivares, la pista desemboca en el puente elevado que nos permitirá salvar el paso de la autovía A-92.







Al pasar sobre la autovía la panorámica que nos ofrece es bastante distinta dependiendo de la orientación. Así hacia el norte, apreciamos una amplia zona repleta de molinos eólicos y las estribaciones de la sierra de Los Filabres.





En tanto que, a la otra vertiente, hacia el sur, se aprecia una abundante vegetación y la imagen del macizo de Sierra Nevada.





Después de cruzar la autovía, tomamos a la derecha para continuar por una pista de tierra en dirección suroeste para ir acercándonos a la próxima población de Huéneja.





Efectivamente, después de 550 metros, un pequeño cambio de orientación según marcan las flechas amarillas, hacia el oeste, nos acercará aún más al núcleo urbano.







Son las 13:00 horas y apenas 150 metros después de la última bifurcación, cuando definitivamente accedo al núcleo urbano de la población de Huéneja por su cara este.







Comienzo a descender por la empinada Cuesta del Albaycin que me irá conduciendo hacia el centro de la población, aproximándome así a la ubicación del albergue.







Al final del descenso, me encuentro junto a la fachada de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Anunciación.





Este bello edificio que comenzó a construirse en el año 1500 sobre los restos de una antigua mezquita, si bien sus obras se prolongaron hasta 1634.

Su fachada principal, orientada al norte y bordeada por el río Izfalada, cuyo ya conocido cauce, en este tramo canalizado, divide a la población en dos zonas claramente diferenciadas.





Dado lo temprano de la hora, decido acceder al Ayuntamiento, situado en la otra vertiente del río, donde además de sellar la credencial me informan de la ubicación del albergue, si bien Nely (mi ángel guardián) ya me ha facilitado oportunamente la clave de acceso.

Después de identificar también los posibles lugares donde poder comer (en esta época solo había un establecimiento abierto), el tema era sencillo al encontrarse en las inmediaciones del Ayuntamiento.

Dada la proximidad, me acerco al bar donde me informan del horario ininterrumpido para comer, lo que me permite dirigirme al albergue situado en la parte alta de esta vertiente del pueblo para al menos asearme antes de la comida.

Al encontrarse el albergue situado en un pequeño bloque de viviendas existente dentro de un recinto escolar, tuve dudas razonables para localizar el acceso, aunque finalmente la madre que esperaba a un alumno me confirmó la certeza del lugar.





El albergue se sitúa en uno de los pisos de la segunda planta. Se trata de un piso con dos habitaciones en las que se ubican varias literas, un pequeño aseo con ducha, cocina bien equipada con terraza tendedero y una sala común que puede hacer las veces de comedor.

Como aún no ha llegado el único peregrino que hasta ahora he conocido, me asigno la habitación donde dormir y procedo a asearme e instalar mi equipamiento.

Llegada la hora apropiada para comer, van a ser las 14:30 horas, momentos antes de abandonar el albergue llega José, el peregrino gallego, quien me indica que posiblemente bajará más tarde a tomar algo, así que me encamino al bar antes identificado e indico a su situación a José por si después le apeteciese bajar a tomar algo.

Con anterioridad indicaba que el albergue se encuentra en la parte alta de esta vertiente del pueblo (la más moderna), así que comienzo el descenso hacia la ribera del río Izfalada, columna vertebral del núcleo urbano de esta población.

El término de Huéneja está dentro del Parque Nacional y Natural de Sierra Nevada cuyo municipio comprende cuatro núcleos de población, Huéneja, La Huertezuela, Las Cuevas y Los Olivos.

La población de Huéneja se asienta en el Sened (zona de extramuros) de ahí a que no siempre fuese incluida en el Zenete (situado en la ladera o sanad, sur oeste de la colina), en su zona más meridional, precisamente donde se bifurcan las cuencas hidrográficas del Mediterráneo (por Almería) y Atlántico por la senda del Fardes / Guadalquivir.

Al producirse la Reconquista por los Reyes Católicos en 1491, el rey Fernando concedió esta villa a D. Álvaro de Bazán. El 20 de junio de 1492 los reyes concedieron otra merced a D. Rodrigo de Vivar y Mendoza en atención a los servicios prestados durante la guerra de Granada. Este hecho fue trascendental para la comarca, recuperando con ello la unidad política y administrativa que ya tuviera esta zona en la época musulmana.

Ya en la época actual, el declive demográfico se comenzó a producir en la década de los sesenta del siglo XX, llegando sus efectos hasta la década de los noventa, momento en que se estabiliza la población después de una migración masiva. En la actualidad tiene entorno a los 1100 habitantes.

Como curiosidad, indicar que existían personas en el municipio de Huéneja que se dedicaban a cazar los lobos que infringían daños al ganado, enseñando sus capturas a los pastores a cambio de dinero. Esto motivó la denominación de “Loberos” a los naturales de la población.

Desciendo por la calle Barrichillo hasta la ribera del encauzado río Izfalada (80 metros) y continúo caminando aguas abajo junto al cauce, por la calle Peñón de la Lastra hasta llegar a las puertas del bar La Presentación (420 metros).

Comparto este amplio local con dos o tres vecinos que alternan en la barra del bar, así que después de tomar una refrescante y vigorizante cerveza acompañada de una tapa de callos, me decido por el ofrecimiento gastronómico que me hace su propietario.





Comienzo con una espectacular ensalada de tomate, lechuga, atún y aceitunas, todo ello aderezado con aceite de oliva.





De segundo y como plato fuerte, unas sensacionales manitas de cerdo guisadas con patatas de forma tradicional del lugar.







Después tomo una infusión “aliñada” con un poquito anís, doy por terminada la comida. Me queda la duda razonable de si era más espectacular el menú, el precio o ambos, siete euros con cincuenta céntimos.

Ya a punto de marcharme llegó José, el peregrino, quien después de tomar una cerveza se animó a consumir algo más contundente al escuchar la oferta existente.

Por mi parte decido regresar al albergue, no sin antes informarme de algún lugar donde poder comprar una ducha de teléfono para sustituir la del albergue que se encuentra “rehabilitada” de forma precaria. Solo hay un establecimiento donde poder localizar este componente y además se encuentra en el camino de regreso al albergue, así que aprovecho para comprar estos componentes y unas bolsas de basura que también se necesitaban.

Ya atardecido y después de reparar la ducha, regresa José una vez localizado el lugar donde mañana puede tomar el transporte público que lo traslade a Guadix, pues las fechas se le agotan y ha de regresar a su tierra.

Como la comida la terminamos tarde, decidimos quedarnos en el albergue y prepararnos algo con los alimentos que transportamos. Rápidamente José volvió a salir antes de que cerraran la tienda de alimentación para comprar cerveza y unos tomates para acompañar la cena. Como ya disponíamos de bolsa de basura, recopilamos la existente y también aprovechó para tirarla a un contenedor.

Cuando regresó José, además de la bebida, pan y tomates, tuvo el detalle de traer el desayuno para mañana. Aprovechamos un rato para dar una vuelta a la cocina y resto del albergue, poniendo en funcionamiento el frigorífico que también estaba parado y con un cartel “informativo” en italiano aconsejando “no dejes comida cocinada en la nevera”, así que después de ajustar la temperatura y limpiar su interior, quedó funcionando. Así es el Camino, poniendo cada uno poco de su parte, todos podremos disfrutarlo.







Ya bien anochecido, aunque casi sin apetito después de la tardía y abundante comida del mediodía, decidimos compartir mesa con los alimentos de que disponíamos, aunque lo más importante fue la amena conversación que mantuvimos durante la que intercambiamos información de nuestra experiencias y vivencias a través de los distintos Caminos recorridos.

Pero la noche no se deja alargar, mañana muy temprano José tendrá que marcharse antes del amanecer para coger el autobús y todavía hay que preparar el equipaje. No obstante, antes de retirarnos a nuestras respectivas habitaciones, quedamos en despedirnos por la mañana, pues en mi caso, aunque no iniciaré la etapa hasta que haya amanecido, ya estaré de pie cuando él se marche.

Me retiro descansar contemplando la sencilla y bonita decoración de una las paredes de la sala comedor.







Mi sugerencia: Contemplar la presencia de la historia y cultura árabe.



Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Fiñana:
-Alojamiento Rural La Estación
    Localización: Carretera de la Estación (camino a Venta Ratonera)
    Propiedad y Gestión: Municipal
    Tel.: (+34) 950 35 20 03 - Ayuntamiento
    Atención Especial para Peregrinos



La Huertezuela:
-Cuevas El Descanso
    Localización: Calle Calera, 48
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 652 935 250 (José)
    Atención Especial para Peregrinos



Huéneja:
-Albergue Municipal de Peregrinos Lobo
    Localización: Calle Barrichillo. Edificio del Colegio. Planta 3 puerta derecha.
    Propiedad: Municipal; Gestión: Municipal y Asociación Jacobea de Almería - Granada
    Tel. Asociación Jacobea: (+34) 619 86 01 98 (Nely) / (+34) 615 95 27 63 (Paco) / (+34) 622 29 34 13 (Asociación)
    Inaugurado el 9 de enero de 2016

-Hostal González
    Localización: Área de servicio A-92 a 1,8 Km del albergue
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 958 68 31 68 / (+34) 620 849 043 (José)
    Atención Especial para Peregrinos