CAMINO MOZÁRABE (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 8º: Guadix - La Peza: 24,35 Km





Aprovecho la ampliación de horario que me permite la luz eléctrica en el tramo urbano para comenzar la etapa más temprano de lo habitual, en consecuencia, son las 06:50 horas cuando abandono la “cueva” e inicio el descenso hacia el centro de la ciudad, de acuerdo con el trazado del Camino.

Comienzo a descender caminando por la calle Ermita Nueva y escasos metros después (solo 40 metros), al llegar a la puerta del bar El Perlas, la baldosa del Camino adosada en la pared me indica que debo tomar a la derecha por la calle de la Loma.

Prosigo descendiendo por esta calle, todavía de noche, encontrando el primer encuentro desagradable del día, un enorme perro que por allí deambulaba me comenzó a “molestar” con amenazantes ladridos e intentos de obstaculizar el paso, después de unos minutos de agobio, finalmente pude eludirlo con la tranquilidad que me podía aportar el disponer del bastón para un caso extremo, el que por suerte no tuve necesidad de enseñar ni usar.

Continúo el descenso por las calles Fuente Mejías, Cañada de los Perales y Prolongación de las Cruces, hasta llegar a la calle Cruz de Piedra, lugar en el que se encuentra la fortaleza Alcazaba de Guadix, cuya silueta resalta sobre las fachadas de las casas cueva que anidan en su perímetro.





Esta Alcazaba o Castillo de Guadix, de origen árabe, conserva aún sus muros y silueta de atalaya que, en un pasado, sirvieron para la defensa de la ciudad.

Construida en el siglo X de la época Califal, época de esplendor y riqueza en esta parte de Al-Andalus (nombre con el que se conocía a la vieja Andalucía). Aunque la investigación arqueológica aún se encuentra en las etapas iniciales, ha identificado como partes más antiguas una puerta y una torre de la parte inferior del sitio (esquina suroeste) que data del siglo XI.

Prosigo el descenso por la calle Puerta Alta, entre los muros de la fortaleza a mi izquierda y las paredes del monasterio a mi derecha, hasta llegar junto a la fachada de la Iglesia de Santiago, cuyo entorno ofrece al visitante uno de los rincones más sugestivos y de mayor encanto de la ciudad.

La iglesia de Santiago fue diseñada por el gran arquitecto y escultor Diego de Siloé, el cual, partiendo de un modelo de templo tradicional mudéjar, supo proyectar unos elementos de especial novedad, como fueron su monumental portada, el remate de las naves laterales en curva y la armadura de la capilla mayor.

El exterior ofrece un atractivo especial por la blancura de sus muros, la disposición quebrada de las capillas y naves, que motiva el elegante quiebro de los tejados, el chapitel cerámico de la torre y la monumental portada renacentista.





Prosigo el descenso por la estrecha calle Santisteban hasta finalizar en la Plaza de la Constitución, en pleno centro urbano.

Al salir de esta bonita plaza rectangular por su puerta oeste, me encuentro con el edificio más emblemático de la ciudad, la Santa Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación, ante la fachada principal, denominada de la Encarnación, por estar dedicada a la advocación que da nombre al templo, según la devoción de la reina Isabel la Católica.

Se concibe como un gran retablo de tres cuerpos (tanto vertical como horizontalmente) donde destacan sus grandes contrafuertes decorados con columnas adosadas. Su volumen crea claroscuros en el interior de sus calles, recreándose minuto a minuto, según la incidencia de la luz solar, el conjunto arquitectónico. De esta forma se alcanza el zenit del ideal barroco.







Aún es de noche, así que, tras contemplar su bella fachada, me encamino a sus alrededores a donde un lugareño me ha orientado para disfrutar a estas horas de unos excelentes churros en la cafetería Versalles. Realmente excepcionales junto al café con leche que degusté.

Ya prácticamente ha amanecido y aún me encuentro en pleno centro urbano, junto a su bella Catedral, animándome a contemplar de nuevo esta sensacional obra arquitectónica.

Ahora con una imagen de conjunto, puedo apreciar el espectacular campanario con una rotunda presencia en el espacio geográfico y la fachada correspondiente a la puerta de San Torcuato, creada esta última en el siglo XVIII por el maestro Gaspar Cayón que la impuso por motivos de simetría, en contra del criterio del Cabildo que quería abrir una puerta al norte, debido a la climatología invernal. Se trata de una puerta palaciega, en el sentido civil del término.







Llega el momento de continuar caminando, así que me atengo al itinerario marcado por las señales del Camino que se inicia en la Catedral, en su Puerta de S antiago (al sur), situada en la calle Santa María del Buen Aire y a través de la cual me voy alejando de la Catedral, continuando por la calle Mendoza y Cuesta de las Angustias, a cuya entrada además de la señalización del Camino han colocado un azulejo con unas curiosas frases de su autor Antonio Beas: “Cuando tu sitio ya no es tu lugar…., solo queda caminar y llorar. Al caminar el frío es evidente. La noche cae lejos oscura, pasos perdidos con sangre y nieve. Esperpento latente, aire en el alma y espacio en la memoria.”







Finaliza la Cuesta de las Angustias en la calle San Miguel, donde tomo a la izquierda en suave ascenso en dirección norte, lo que me permite contemplar la sencilla fachada de la antigua Iglesia de San Miguel, edificada sobre los restos de una mezquita árabe.

Su edificación comenzó entre los años 1558 y 1568, trabajos que pronto tuvieron que paralizar debido a la rebelión morisca. La torre es posiblemente el único elemento mudéjar de la construcción, también fue realizada igualmente en ladrillo creando una estructura cuadrangular y solamente adornada con un par de cornisas.





Unida a esta iglesia se encuentra el Arco de Mensafíes que da entrada al mirador de la Magdalena.





Prosigo por la calle San Miguel durante 140 metros, hasta llegar a la calle Real de Santo Domingo, donde tomo a la derecha, de acuerdo con la señalización del Camino.

A medida que avanzo por ella descubro la existencia de un nuevo edificio religioso, se trata de la Iglesia de la Magdalena, enclavada en uno de los barrios de mayor tradición histórica de Guadix. Que primero fue cristiano, luego mozárabe y más tarde islámico.

El templo actual fue construido a mediados del siglo XVI por el albañil Ambrosio de Villegas y el carpintero Felipe Sánchez. Es la más modesta de las iglesias mozárabes de Guadix, pero resulta airosa por su emplazamiento.

Su monumental portada lateral, perteneciente a la primera etapa del estilo barroco y es toda de cantería, coronada por el escudo del obispo Tosantos y la imagen de la santa. Una inscripción sobre la hornacina la fecha en 1621.

Perdida su función parroquial hace tiempo, en la actualidad, una vez reconvertida y restaurada, acoge el Archivo Diocesano de Guadix.





Esta será mi última parada dentro del núcleo urbano, ya sin más dilación avanzo por la Cuesta de la Magdalena, para continuar durante 100 metros por la calle Venus de Paulenca, al cabo de los cuales me desvío a la derecha por el Camino de la Ermita de San Antón para continuar después de otros 200 metros por la calle José Mallol García, todo ello de acuerdo con las flechas de señalización del Camino, abandonando definitivamente el área urbana e iniciando el recorrido por una pista sin asfaltar, cuando son las prácticamente las 08:00 horas.





La mañana es esplendida, algo fresca, pero muy cómoda para caminar. La pista de tierra en ocasiones se ve interrumpida por una pequeña corriente de agua, que por ahora no afecta a un normal tránsito, se trata de la rambla del Galamar.





La pista continúa discurriendo encajonada por la cañada del Manco, entre pequeños taludes que claramente han dejado las raíces de los árboles al descubierto y aun así se mantienen verticales.







La persistente presencia de la señalización del Camino, incluso incrustada en los ribazos de la pista, transmite sensación de tranquilidad por estos parajes.







Todavía permanece la escarcha en algunas zonas de umbría, de ahí la temperatura de la que todavía se disfruta. Múltiples flechas amarillas indican la inmediata salida del cauce de esta cañada del Manco, tomando a la derecha, ascendiendo por el ribazo.





Desde esta plataforma a la que asciendo, algo más elevada, se puede apreciar una panorámica de la aún próxima ciudad de Guadix, en la que resalta especialmente la torre de su Catedral.





En la imagen de las tierras de esta comarca resaltan sus colinas horadadas, permitiendo a los humanos el acceso subterráneo a sus entrañas.





Una nueva señal del Camino nos obliga a girar a la izquierda para abandonar casi de inmediato esta zona mesetaria.





El trayecto continúa ahora en progresivo ascenso a través de una pista que bordea una zona de pinares, en la que paulatinamente nos iremos introduciendo.







Prosigue el ascenso iniciado antes de abandonar la rambla del Galamar, entre pinos, por una pista de tierra hasta coronar la colina después de 1,5 Km.







Ahora comienza un suave descenso hasta confluir en una pista forestal (rambla de María) en la que, de forma apropiada, la flecha amarilla de un mojón de piedra nos indica la dirección de la derecha por la que hemos de continuar.







La amplia pista forestal (rambla de María) cobra todo su esplendor a medida que voy descendiendo a través del bosque de pinos, en una absoluta soledad llena de silencios.





Después de 1,5 Km de agradable paseo entre pinos por la rambla de María, un nuevo mojón de piedra con flecha amarilla indica el desvío a la izquierda, en dirección oeste, abandonando la citada rambla y este extraordinario pinar.





El paisaje cambia de manera drástica, haciendo su aparición la tierra arcillosa y entre los taludes verticales se abre paso la pista del cañón por donde transito.

Observo la rotura de un poste telefónico, pendiendo una de sus partes, sostenida por los cables que a los que debería servir de soporte, lo que me hace adoptar ciertas precauciones ante el posible desprendimiento.





Prosigo ascendiendo por esta pista y de nuevo la presencia de la flecha amarilla sobre un poste, me sigue ayudando a confirmar que camino por el lugar y dirección apropiada.







Unas decenas de metros más adelante, ya en descenso, me encuentro con una persona que camina paseando, acompañada de un perro en dirección contraria a la mía, advirtiéndola del peligro que representa el poste colgado sobre la pista.







Prosigo el descenso por el cauce de este cañón rodeado de sus paredes en las que la naturaleza se ha recreado adoptando formas caprichosas y bellas.







Finalmente, después de 700 metros de visión limitada por las paredes del cañón, se abre el horizonte con la presencia de la inmediata de las primeras edificaciones de la población: Purullena.





Me adentro en el área urbana a través de la antigua carretera de Granada A-4100, reconvertida en una de las principales vías de la población. A raíz de la construcción de la autovía, que absorbe la mayoría del tráfico, ha liberado esta vía prácticamente para uso local, aunque ha hecho resentirse la viabilidad tanto de su comercio como la hostelería.





Son las 09:30 horas, así que aprovecho la existencia de una frutería próxima para para tomar algo de fruta a estas tempranas horas.

A continuación, recorro algunas de sus calles, llenas de recuerdos de otros tiempos para mí, hasta dirigirme a la sede de su Ayuntamiento, donde sello la credencial.

Esta población de Purullena, con 2318 habitantes (censo de 2018), destaca por su gran cantidad de casas “cueva”, siendo un municipio eminentemente agrícola y artesanal. Tiene especial relevancia su cerámica, decorada con azul cobalto con la técnica del reflejo policromado, cuya tradición se remonta al siglo XVI.

Abandono la población a través de la calle Miguel Hernández, que desemboca en el denominado camino del Espinar, donde tomo a la izquierda en dirección sur, hasta salir del área urbana, para continuar por una pista asfaltada, ya con la visión de la siguiente población en el horizonte, El Marchal.





Esta sencilla pista por la que camino y dada la proximidad de las dos poblaciones de Purullena y El Marchal (aproximadamente 2 Km), es utilizada por bastantes vecinos de las mismas, con quienes me cruzo, para practicar deporte. Al menos no voy tan solitario.

La frondosa vega existente a los pies de El Marchal, es importante para su economía, donde se cultivan desde todo tipo de legumbres y hortalizas, hasta vides, frutales y olivos.





Llego a la entrada de la población después de pasar el puente peatonal que me permite salvar el cauce del río Alhama, columna vertebral de la agricultura local.







Desde la carretera y ante el cartel del nombre de la población, se puede apreciar la distribución de sus edificaciones en la falda del macizo arcilloso, entre las que destaca La Casa Rosa o Palacio de Los Gallardo, casa señorial del siglo XIX que recuerda en cierta forma a los castillos renacentistas del Loira, por sus formas y colores.







Esta pequeña población con 409 habitantes (censo año 2018), disfruta de una localización geográfica que le proporciona un clima continental.

Comienzo ascender por su calle Rambla hasta llegar ante la fachada de su iglesia Parroquial de Santa María de la Anunciación, construida en el siglo XX sobre los restos de una antigua mezquita de carácter mudéjar, desgraciadamente quemada en los años previos a la Guerra Civil.







Prosigo, retornando una decena de metros para tomar de acuerdo con la señalización por la calle Perchel en suave ascenso, bordeando el contorno de la población y sus cuevas como si fuese un amplio y largo balcón desde donde se va dominando el valle.





Esta calle de Perchel continúa ascendiendo zigzagueando por el perímetro de estas Cárcavas de El Marchal, ofreciéndonos unas panorámicas espectaculares.





Las Cárcavas de El Marchal, constituyen uno de los principales atractivos de este municipio, declaradas en el 2003 Monumento Natural de Andalucía, siendo utilizado este macizo arcilloso para la construcción de casas cueva.

La insólita geografía de bad-lans (malas tierras) de este municipio, ha dado lugar, al igual que en otros puntos de la Hoya de Guadix, al “hábitat troglodita”, una interesante arquitectura popular consistente en cuevas excavadas artificialmente en el terreno, que originan un paisaje singular de innumerables montículos pardo – rojizo, cortados por paredes encaladas y por pequeñas chimeneas cónicas también blanqueadas.

Si bien su origen se puede remontar a la Edad Media, el uso doméstico de la cueva artificial aumenta con la caída de Granada, gracias al asentamiento de parte de la servidumbre que acompañaba a los ejércitos de los Reyes Católicos. Actualmente muchas de ellas se siguen utilizando como vivienda e incluso existe un afán rehabilitador para uso turístico.

Todo esto se ha logrado gracias a las especiales características del terreno donde se excavan: tierras compactas, duras y resecas que permiten su excavación sin excesiva dificultad y al mismo tiempo, resultan impermeables, bastante seguras y además mantienen una temperatura constante en su interior de 18ºC.





Antes de coronar la cima de esta colina por cuya ladera vamos ascendiendo y después de 550 desde que iniciamos el recorrido por la calle Perchel, el Ayuntamiento ha construido una zona de descanso dedicada especialmente a los peregrinos del Camino Mozárabe.





Solo 100 metros después llegamos al denominado Mirador de San Marcos, ya situado en la parte alta de la población, en una colina desde la que se denomina todo el valle.







En el centro de la plataforma del mirador se ha situado una escultura que representa un peregrino con bordón y una granada en la mano. Aprovecho para realizar un breve descanso y disfrutar del paisaje.







Pero hay que continuar, así que me acoplo la mochila y recupero la pista de cemento rallado que permite un mayor agarre en la época invernal, pero este tramo cementado ya apenas se mantiene durante 200 metros, al cabo de los cuales se prosigue por una pista asfaltada que continua en ascenso más moderado durante 450 metros serpenteando alrededor de Las Cárcavas del Marchal.

A continuación, en la cima de este ascenso, podemos contemplar entre los taludes de la pista las edificaciones del inmediato núcleo urbano.







Un suave descenso ahora durante 250 metros en dirección oeste, que finalizaremos en la carretera asfaltada GR-4104, donde tomaremos a la izquierda en dirección suroeste, entrando así en este primer núcleo urbano denominado Los Baños, siendo de especial relevancia sus termas naturales.

Los cimientos del actual balneario se asientan sobre unos antiguos baños de época árabe. Este balneario tomó mayor auge en el siglo XVIII a raíz de un completo análisis realizado de sus aguas.

Las instalaciones fueron evolucionando con el tiempo. En el siglo XIX se creó una hospedería con cuarenta cuevas o habitaciones subterráneas. Se mantuvieron así hasta 1888, año en el que se realizaron nuevas ampliaciones y reformas por parte del dueño del balneario, el marqués de Peñaflor. Desde 1928 a 1986, año en que pasaron a titularidad pública, los baños estaban gestionados por la Fundación de los Marqueses de Peñaflor y Cortes de Graena. En la actualidad el titular de las Aguas Termales de Graena es el Ayuntamiento de Cortes y Graena.





Voy dejando atrás este pequeño núcleo urbano y solo después de 500 metros caminando por una vía asfaltada, accedemos ahora a la cercana población de Graena.





Lopera, Cortes, Los Baños y Graena, que ejerce la capitalidad con sus 423 habitantes (censo 2021), forman el municipio de Cortes y Graena. El nombre puede tener un origen latino, pero el núcleo actual debió surgir en época hispano – musulmana en torno a grupos de cuevas acantiladas.





Después de sellar la Credencial en el Ayuntamiento, puedo contemplar la fachada del edificio de la Iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, situada en la misma plaza.

Se trata de una edificación de estilo mudéjar del siglo XVI. La portada, con la imagen gótica de la Asunción, es de estilo renacentista. Construida en piedra arenisca, presenta un arco de medio punto flanqueado por columnas con capitel simple.

La torre se encuentra adosada en la cabecera, en el lado derecho, de planta cuadrada y poca altura.







Continúo caminando por la calle Ermita, de acuerdo con la señalización del Camino, pudiendo apreciar desde la proximidad, la singularidad y belleza de las cuevas construidas en este terreno.







Son las 11:00 horas, así que dada la proximidad del bar Alex y lo idóneo de la hora, decido realizar un breve descanso y tomar un desayuno más reconstituyente.







Unas buenas lochas de jamón y una cerveza me ayudarán a continuar el Camino, además de disfrutar de un buen rato de descanso, pude compartir unos momentos de conversación con la persona que gestiona el local, agradeciendo su acogida y atención.





Comienzo a abandonar esta población a través de las calles Ermita y Andalucía, hasta llegar a la calle Las Viñas por la que camino en pronunciado ascenso. Han sido 500 metros callejeando por Graena hasta el momento de coronar el ascenso por esta pista asfaltada, lugar en el que finalizan las edificaciones, pudiendo contemplar la otra vertiente de la colina, con un primer plano de un enorme invernadero.





Sigo avanzando por esta pista asfaltada, manteniendo la dirección oeste, en suave descenso durante 350 metros al cabo de los cuales inicio un nuevo, pero también suave ascenso, coronando la nueva cima después de otros 350 metros, entre las paredes que dejan paso a la carretera, han aprovechado los taludes para la construcción de dos cuevas, una a cada lado de la carretera.





Nada más superar la cima de esta última colina, la panorámica que puedo contemplar es inmensa, cerrada en el horizonte por una cadena montañosa.





Después de caminar por esta pista asfaltada durante 1,1 Km desde que abandoné Graena, llego a un cruce señalizado por mojón y flecha amarilla, indicando que hay que abandonar esta carretera y tomar a la izquierda, por una pista de tierra que corresponde al cauce de la Rambla del Cauzón.





La soledad del trayecto, no impide poder convertirlo en un tranquilo paseo con un suave desnivel ascendente y rodeado de vegetación a ambos lados de la rambla. La tranquilidad solo se vio turbada momentáneamente por el paso de un ciclista practicando deporte. También es de agradecer la presencia de otra persona.







Después de 1,8 Km a través del cauce de esta rambla caminando en dirección suroeste, llegamos hasta un puente que permite el paso de una pista asfaltada sobre el cauce de la rambla.







Sin embargo, nosotros hemos de continuar recto, a pesar de la bifurcación existente antes del puente, pasando entre cualquiera de “los ojos” del mismo, tal y como marca la señalización de las inmensas flechas amarillas dibujadas en su estructura.







Hay que continuar por el cauce arriba de la rambla del Cauzón, la vegetación se vuelve algo más densa que en el tramo anterior y a pesar de haber superado el mediodía, la temperatura es soportable y agradable.





Tras otro nuevo kilómetro, llegamos bajo un nuevo puente, en este caso el que permite el paso de la carretera GR-4104 sobre el cauce de esta rambla, otra vez hemos de pasar bajo el mismo, pero solo sobrepasarlo hay que estar atento a la indicación de la flecha amarilla.





Y ¡ATENCIÓN!, porque nada más sobrepasar el puente, un mojón con flecha amarilla nos indica que debemos abandonar el cauce de la rambla por la izquierda.







Esta pista de tierra gira 180 grados hasta incorporarnos a la calzada de la carretera GR-4104, por cuyo lateral hemos de caminar tomando a la izquierda, de acuerdo con la indicación del mojón y flecha amarilla, manteniendo así la dirección suroeste al menos inicialmente.







Atrás queda el puente bajo el que hemos transitado y el cauce de la Rambla del Cauzón.







Ahora hay que proseguir por la calzada de esta estrecha carretera, sin arcenes, lo que la convierte en peligrosa, la suerte que al menos hoy estoy viviendo, es el poco tráfico existente.

Después de 450 metros de ascenso, salvando un desnivel de 24 metros, superemos la cima de una nueva colina, pasando a contemplar la espectacular panorámica que nos brinda la otra vertiente.





Comienza el descenso por esta zigzagueante carretera, observando con satisfacción la presencia de un mojón del Camino, en este caso con una información especial, es el PK-150 desde el inicio del Camino en Almería.





Un breve descanso y prosigo en descenso por la calzada de esta carretera GR-4104 en busca del nivel más bajo que lo marca el cauce del barranco de los Lobos, que salva la carretera través de un puente de un solo arco.





Sin embargo, para acceder al puente, unos metros antes de llegar, el trazado de la carretera y la orografía de la zona, me sorprenden con un túnel excavado en la roca para permitir el paso de la carretera. Precaución para pasar andando ante la falta de visibilidad y la carencia de arcenes.





Ahora solo queda salir de este valle siguiendo el sinuoso trazado de la carretera durante 1,5 Km, ascendiendo durante 20 minutos y dejando atrás este paisaje tan singular.





Después de recorrer loa 1,5 Km y unos metros antes de coronar la cima, a la derecha de nuestro sentido de marcha, un mojón de piedra con vieira y flecha amarilla indica que hemos de desviarnos a la derecha, por la pista de tierra que nace de la carretera y discurre entre olivos.







Avanzamos por esta pista de tierra ascendiendo durante 160 metros hasta llegar a una bifurcación en la que tomaremos el desvío de la izquierda, de acuerdo con la señalización del mojón, para descender en dirección oeste hacia el valle en el que se encuentra la población de La Peza.







La pendiente de la pista inicialmente es bastante pronunciada, suavizándose durante las primeras decenas de metros a medida que descendemos. Desde aquí podemos apreciar una excelente panorámica del valle y el núcleo urbano de La Peza.





A la entrada del casco urbano, después de 650 metros de descenso, encontramos la ermita de San Marcos, construida en el siglo XVI y dedicada al beato trinitario Marcos Criado Guelamo, cuya festividad se celebra el 25 de abril, martirizado y muerto en 1569.





Son las 14:15 horas cuando ya camino por las calles de la población hasta pasar por la puerta del bar Oscar, aquí accedo a su interior para informarme de su horario y posibilidad de cenar, mientras tanto me permito unos momentos de descanso y disfruto de un par de buenas cervezas acompañadas de sus respectivas tapas.

A continuación, me encamino hacia el albergue, del que oportunamente Nely (mi ángel protector) me ha facilitado la clave de acceso. Se encuentra situado a escasos 140 metros del bar Oscar, en un edificio existente dentro del perímetro del recinto escolar.

He llegado algo cansado, así que después de las dos cervezas, lo único que me apetece es descansar, por lo que decido pasar parte de la tarde en el albergue en el que al parecer voy a ser el único peregrino hospedado.

Al atardecer salgo a recorrer este bonito pueblo de 1177 habitantes (censo 2018) con una amplia historia en su haber, remontándose su existencia a la época romana, ubicándose este lugar al borde de la calzada que unía Guadix con Granada, sirviendo de punto de descanso y abastecimiento para soldados y viajeros.

En los años 1125 y 1126 se produce la unificación política de Al – Andalus. Sería en 1489 cuando la villa fue conquistada por los Reyes Católicos.

Entre sus edificios destaca su Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Anunciación, ocupando el lugar que en su momento estaba la mezquita. Data de finales del siglo XVI, realizada bajo la influencia del estilo mudéjar Renacentista.

Tiene la particularidad de haber sido levantada dos veces, la primera en el siglo XVI sobre la antigua mezquita de la localidad y la segunda en el siglo XVIII, sobre las ruinas que los moriscos dejaron de la anterior iglesia durante la sublevación de Abén Humeya.

Se efectuaron algunas ampliaciones entre los años 1700 y 1738 por necesidades de espacio. Se añadió asimismo una segunda torre que, lo convirtió en una de las edificaciones más originales de la provincia.







Todavía permanecen los restos del castillo construido entre los siglos IX y X, alcanzando gran importancia en la época nazarí.

Se localiza en un alto rocoso y estaba formado por dos recintos, un recinto exterior del que solo se conserva la muralla que cerraba el conjunto. Del segundo recinto se conservan parte de tres torres y restos de murallas.







Una de las tradiciones más antiguas de España en esta población, es la de los encierros taurinos.

Los toros llegan andando desde Camarate que se encuentra en Lugros. Se inicia el encierro con el disparo de tres cohetes y los mozos se preparan para correr delante de la manada por la cuesta de la calle del Río. Una vez en la plaza, se van sacando uno a uno los novillos para mostrarlos.

Por las tardes se celebran las corridas de toros y, para finalizar, se suelta una vaquilla para los mozos del pueblo.







Durante de mi paseo callejero adquiero algunos alimentos para la etapa de mañana, regreso al albergue donde sigo comprobando mi soledad, así que definitivamente decido ir a tomar algo de cena en el bar Oscar.

Me apetece algún plato de cuchara, así que me ofrecen un sensacional estofado de patatas con costillas y verduras que me devuelve la vitalidad.





Y como segundo “complemento” alimenticio, disfruto de una especialidad de la casa, arenques en suave salazón de elaboración propia.





Una vez finalizada la cena y agradecer a su propietario el trato y atención recibidas, decido retornar al albergue, ya está bien entrada la noche y es hora de descansar.

Mi sugerencia: Disfrutar contemplando la belleza de las tierras horadadas por las cuevas.



Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Purullena:
-Casa de Dulce
    Localización: Calle Horno, 25; Cuesta de la Iglesia
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 618 770 465 (Dulce)
    Atención Especial a Peregrinos

-Hostal El Caminero
    Localización: Avenida de Andalucía, 30
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 958 69 01 54

-Hostal Ruta del Sur
    Localización: Avenida de Andalucía, 51
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 958 69 01 67



Los Baños:
-Hostal Soledao
    Localización: Calle Escuelas, 13
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 649 688 232 (Dolores)
    Atención Especial a Peregrinos

-Hotel Balneario de Graena
    Localización: Calle San Antonio, 5
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 958 670 681

-Cuevas Almugara
    Localización: Calle Acacias, 7
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 659 51 34 28

-Cuevas Uropia
    Localización: Calle Uropia, s/n (calle Santonio,20)
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 656 49 38 66

-Hostal Rural Montual
    Localización: Calle San Antonio, 10
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 958 670 808 / (+34) 670 569 064



Graena:
-Casa Cueva Alhama
    Localización: Calle Florida, 9
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 691 621 440 / (+34) 675 598 655 WhatsApp

-Casas Cueva Las Cocinillas
    Localización: Calle Las Viñas, 3
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 637 95 54 76

-Cueva Los Prados
    Localización: Camino de Lopera, s/n
    Situado entre Graena y La Peza, a 1,7 Km del centro de Graena
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 649 125 376 - 647 915 295



La Peza:
-Albergue de Municipal de Peregrinos Alcalde Carbonero
    Localización: Calle Lepanto, 10
    El albergue está en el patio del colegio, frente gimnasio
    Propiedad y Gestión: Municipal
    Tel. (+34) Ayuntamiento: (+34) 608120123 (Celia) / (+34) 626374424 (Sergio); Asociación Jacobea: (+34) 622293413 (Asociación) / (+34) 619860198 (Nely) / (+34) 615952763 (Paco)

-Casa Rural Izab
    Localización: Avenida Alcalde Carbonero, 40
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 958 67 40 69 / (+34) 634 516 740 / (+34) 640 191 527; Rosa Mari y Antonio