CAMINO MOZÁRABE (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






El Retorno



Ha llegado el momento de retornar al Camino Mozárabe que el pasado mes de noviembre de 2021 abandoné en Granada.

Para ello hoy, 27 de abril de 2022, salgo de Madrid usando como medio de transporte el tren AVE, partiendo de la estación de Atocha pasadas las 14 horas con destino a Granada.

He tenido la posibilidad de utilizar un asiento independiente, pues todavía persiste la pandemia y la obligatoriedad del uso de mascarilla en transporte público, de ahí que por mi parte también intente mantener la apropiada distancia sobre todo en espacios cerrados.





Tengo decidido hacer noche en Granada y alojarme en el Albergue de Acogida Cristiana Monasterio Cisterciense San Bernardo, efectuando la oportuna llamada telefónica anunciado mi intención y la hora aproximada de llegada.

El trayecto en tren discurre con normalidad, aunque ha caído una tormenta según nos íbamos aproximando a Granada, por suerte a mi llegada el tiempo estaba muy estabilizado y sin lluvia.

Después de contactar con mi familia granadina y anticiparles la intención de pasar la noche en el albergue, motivado principalmente por conocer el Monasterio y también evitar a la familia el madrugón del día siguiente, ya que pensaba iniciar la etapa antes del amanecer.

A mi llegada al Albergue me recibe Andoni, que ejerce de hospitalero, acompañado del bebé Bernardo (su hijo) me conducen hasta la parte del Monasterio donde se encuentran los aposentos de los peregrinos, situados en la planta baja del patio.





El albergue consta de dos habitaciones a distinto nivel y una sala cocina. Me indica Andoni que ya hay hospedada una peregrina holandesa, ocupando una de las plazas de la habitación del otro nivel, por lo que decido ocupar una de las literas existentes en la habitación previa por la que se accede al resto.

Una vez instalado, me dedico a visitar algunos de los espacios de este sencillo pero acogedor Monasterio, conociendo así también a Elisabetta, compañera de Andoni, con quien comparte las tareas de atención y cuidado del albergue y peregrinos.

La localización del Monasterio es excepcional, en la calle Gloria, que se inicia en la inmediata Carrera del Darro, con unas privilegiadas vistas, desde su patio / terraza interior, al monumental Palacio de la Alhambra.







Respecto a este Monasterio, familiarmente conocido en Granada como de “Las Bernardas”, pertenece a la Orden Cisterciense y data de 1683.

Ya en el año 2016, el Monasterio subsistía con unas pocas hermanas, todas ella de avanzada edad, hasta su traslado al Monasterio de las Huelgas, Casa Madre de la Orden en Burgos.

Después de contemplarse distintas opciones en cuanto a su continuidad, la Orden decidió mantenerlo como Monasterio, cediéndolo a la Asociación Arsconditus que actualmente lo gestiona sin ánimo de lucro.

Ya anochecido, me había indicado Andoni que la Iglesia del Monasterio abría sus puertas para visitantes, así que aproveché antes de cenar para realizar una breve visita a este maravilloso templo, al que se accede desde la Carrera del Darro.







Nada más acceder, allí me encuentro de nuevo con Andoni, la sencillez de la nave en la que se encuentra la capilla muestra la despersonalización que ha sufrido con la ausencia de sus moradoras cistercienses.







Destaca sobre el altar su cúpula semiesférica





En el otro extremo de esta nave de la iglesia, su coro bajo se dedica periódicamente a la presentación de exposiciones.





Finalizada esta breve visita y despedirme de Andoni, me encamino a dar una vuelta por el Paseo de los Tristes, descendiendo posteriormente por la Carrera del Darro hasta Plaza Nueva, donde aproveché para tomar algo de cena sin ningún significado especial, pues la afluencia turística era tan masiva en la zona que me fue imposible acceder a Bodegas Castañeda (lugar típico e histórico de Granada), conformándome con un local que al menos estaba poco concurrido, aunque posteriormente pude explicarme el porqué de la ausencia de clientes y actividad, dada la precariedad de sus productos y el inadecuado precio.

Iban a ser las 22 horas cuando definitivamente me retiro a descansar al Albergue, donde la peregrina con quien comparto alojamiento ya se había retirado con anterioridad.