CAMINO MOZÁRABE (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 16º: Alcaudete - Baena: 26,29 Km





Como es habitual, aprovecho la iluminación nocturna de las calles para salir del hostal y caminar hasta localizar una cafetería a lo largo del trayecto de salida de la población.





Comienzo a caminar en sentido descendente por la Avenida de Andalucía, hasta que, una vez sobrepasado el parque situado a mi izquierda, encuentro una cafetería abierta, se trata del bar La Cervecería. En el tomo un café con leche y de alimentación sólida, algo de bollería industrial como única oferta disponible.

Abandono la cafetería cuando ya comienza a clarear el día y la iluminación eléctrica no es necesaria para caminar. La Avenida de Andalucía cambia de nombre y se convierte en la calle Alcalde Fernando Tejero.





Resalta la imagen del castillo y la iglesia de Santa María la Mayor entre las primeras luces el día según voy abandonando la población.







Casi treinta minutos después de abandonar el hostal y haber desayunado, llego a través de esta última calle Alcalde Fernando Tejero (coincidente con el trazado de la carretera N-432a) a la rotonda que realmente delimita el núcleo urbano y que en mi caso abandono.







Cruzo perpendicularmente la rotonda, saliendo por la primera salida de la izquierda y así continuar por esta carretera N-432a, aunque apenas durante 220 metros, al cabo de los cuales he de abandonarla tomando el desvío señalizado a la izquierda mediante la flecha amarilla situada en el reverso de una señal de circulación.







Comienzo a caminar ahora por la carretera JV-2234 en dirección suroeste. Después de 1,3 Km llego hasta el puente bajo el que debo pasar para salvar el trazado de la carretera N-432, con la permanente presencia de las flechas amarillas.





Prosigo por esta estrecha carretera asfaltada, sin arcenes, pero también sin apenas tráfico, permitiendo su rectilíneo trazado una amplia visibilidad.

El mojón de la carretera, PK 2, informa de la distancia recorrida hasta el momento por esta carretera, a la vez que la flecha amarilla sobre el mismo confirma la correcta dirección en la que camino.





Un Km después todavía prosigue el recorrido a través de un inmenso campo de olivos, únicamente interrumpido por las instalaciones de una enorme planta fotovoltaica.





Bordeando por mi derecha el contorno de esta planta fotovoltaica, llego hasta una bifurcación, también a la derecha, en la que debo abandonar esta carretera comarcal de acuerdo con la señalización del mojón del Camino, para proseguir ahora por una pista de tierra, aunque sin dejar de bordear la planta fotovoltaica.





Después de 1,3 Km caminando junto a las células de la planta fotovoltaica, parece que llegamos al final de esta gran instalación, a la vez que también el final de la pista de tierra se aproxima.





Efectivamente, apenas 90 metros después, desaparece el trazado de la pista teniendo que proseguir por una senda entre hierbajos solo limitados por las hileras de olivos existentes a ambos lados.







Sin embargo, el trayecto por esta senda manteniendo la dirección oeste también es breve, apenas 350 metros después llegamos a una nueva pista de tierra en el punto coincidente con una edificación prácticamente derruida. En este lugar tomaremos a la izquierda, bordeando el lateral de estas ruinas, de acuerdo con la indicación de la flecha amarilla dibujada en los restos de fachada existente. Ahora en dirección sur.







Otros nuevo 170 metros caminando por esta pista de tierra, siempre entre olivos hasta desembocar en otra pista más amplia, en la que según la señalización del mojón del Camino hemos de tomar a la derecha, para proseguir ahora en dirección oeste.





Prosigue el Camino por esta amplia pista en suave descenso a través del campo de olivos, con la presencia de la señal del Camino Mozárabe y la amplia panorámica de la que se puede disfrutar gracias a la limpieza del cielo azul.





La existencia de flechas amarillas sobre unos bloques de hormigón, deja claramente indicado que hemos de proseguir por la pista y dirección que llevamos, haciendo caso omiso del ramal de la derecha.





Después de caminar 750 metros por esta amplia y cuidada pista manteniendo la dirección oeste, llegando al cauce del arroyo de los Zagales, se presenta una bifurcación. Sin embargo, tanto la existencia de señales como la presencia de una cadena que cierra el paso, nos obliga a tomar el desvío en ascenso de la derecha en dirección al cortijo próximo.





Realmente es solo un corto tramo de pista que da acceso a la edificación de esta finca, puesto que nuevamente la presencia de señales amarillas y la existencia de una cadena tendida entre las columnas que marcan el acceso al cortijo, nos obliga a tomar la senda de la izquierda de acuerdo con la señalización.







La senda comienza su recorrido bajo la edificación del cortijo que se ubica en la parte alta de la pendiente, a la vez que la flecha amarilla dibujada en un poste de madera, confirma la dirección que llevamos.







Ahora la senda, ya convertida en pista, prosigue paralela al cauce del río San Juan que discurre por la profundidad del pequeño cañón describiendo meandros para adaptarse a la orografía.







Hemos avanzado otros 600 metros desde que tomamos el último desvío junto al cortijo, hasta llegar ante la fachada de una pequeña edificación posiblemente para usos agrícolas, situada junto al cauce del río San Juan.





Ya desde la proximidad, puedo apreciar el cauce del río San Juan que por esta zona transporta un caudal mínimo de agua.





Bordeo la pequeña edificación dejándola a mi izquierda para proseguir caminando por la pista de tierra, ahora en suave ascenso y separándome del cauce del río.





Solo 400 metros después de haber dejado el cauce del río junto a la pequeña edificación, finalizando el ascenso, un marmolillo del Camino indica la dirección que debo tomar al llegar a la carretera N-432.







Ya en la calzada de la carretera N-432, caminando por el arcén de la misma en dirección oeste tal y como me siguen informando las flechas amarillas, aunque con la máxima precaución debido al intenso tráfico de esta calzada.







Después de 500 metros caminando por asfalto, llego al puente que salva el cauce del río Guadajoz, afluente del Guadalquivir y delimitador fronterizo de las provincias de Jaén y Córdoba en este punto.







Efectivamente, nada más cruzar el puente puedo observar la señal indicadora informando de la entrada en la provincia de Córdoba, abandonando así tierras jiennenses.





En este punto, con la mayor prudencia posible, cambio al margen derecho de la carretera para iniciar el ascenso, de acuerdo con la señalización de las flechas amarillas.





Ya en el margen derecho, se toma la senda existente por detrás del guardarail quitamiedos, separandonos de la carretera según vamos ascensdiendo por esta pista de tierra.





Después de 400 metros ascendiendo en dirección noroeste, llegaremos a una pequeña edificación que dejaremos a la derecha.





En esta edificación, la pista gira a la izquierda en dirección suroeste y continuamos ascendiendo por las estribaciones de la colina de acuerdo con la indicación de las flechas amarillas.







Después de 200 metros, en una nueva bifurcación, la señalización indica tomar a la derecha, ascendiendo en dirección a la edificación que se puede apreciar a la derecha de la colina.







Después de otros 300 metros, llegamos hasta la edificación que resulta ser una nave para uso agrícola.







Bordeamos la citada nave por la derecha para así proseguir por la amplia pista que continúa en dirección ascendente.





Según voy ascendiendo puedo observar entre los huecos del olivar, la imagen del viaducto del río Guadajoz, uniendo los límites geográficos de Jaén y Córdoba.

Esta infraestructura perteneció en la antigüedad a la línea férrea Linares – Puente Genil que estuvo en servicio desde 1.893 hasta el año 1.984. En la actualidad el viaducto forma parte del trazado de la vía verde Subbética.





Ahora llaneando entre el inmenso olivar, avanzo por esta pista de tierra a lo largo de una recta de 1 Km, en la que los olivos muestran su incipiente y abundante fruto, la aceituna, todavía muy tierna y casi en flor.





Durante este trayecto me encuentro a la primera persona de la etapa, se trata de un ciclista que viene practicando deporte en sentido contrario al mío.





Según va finalizando la longitud de esta recta, en un altiplano, decido realizar una parada para descansar y tomar algo de alimento, cuando son las 09:30 horas y como no, a la sombra de un olivo.







Después del rectilíneo kilómetro, realizo un giro de 90º a la izquierda para caminar en dirección sur durante 200 metros, hasta llegar a un extraño artefacto metálico al que se asoma una persona.

Se trata realmente de un cargadero, que permite depositar la aceituna en el medio de transporte apropiado y así llevar este fruto hasta la almazara donde se elabora el aceite.

En este punto, de acuerdo con el mojón del Camino y la flecha amarilla, tomo a la derecha, retornando a la dirección oeste - noroeste.







Prosigo caminando siguiendo esta orientación, aunque a veces la señal de las flechas amarillas y alguna que otra complementaria pueden inducir a error, problema que subsano gracias al apoyo digital de que dispongo, manteniendo la dirección noroeste.







La panorámica vuelve a ser impresionante con todo el suelo cubierto por olivos, como un inmenso océano verde con sus oleadas provocadas por el viento hasta allá donde alcanza la visión.





Después de 1,6 Km desde el extraño artefacto (tolva: depósito similar a un embudo de gran tamaño), finaliza el suave ascenso, llegando a la cima de este último tramo, desde donde como una atalaya, se levanta la edificación de un gran cortijo ya en ruinas, símbolo de otros tiempos en que las grandes extensiones agrícolas y los precarios medios de transporte los hacían necesarios.





Sobrepaso los restos de la edificación del cortijo que aún queda en pie y comienza un suave descenso para adentrarme en una zona señalizada como Reserva Natural.





Efectivamente, a medida que avanzo apenas unos centenares de metros, comienzo a observar un paisaje desconocido en el que faltan los olivos y sin embargo aparecen unas zonas pobladas de una flor que aporta a la llanura un color violáceo.







Se trata de la Laguna del Conde o Salobral, es una laguna temporal que se surte de aguas de la lluvia, de algunos arroyos situados en su cuenca vertiente e incluso se contempla la posible aportación de aguas subterráneas, alcanzando el nivel máximo en primavera y disminuyendo en verano.

Desgraciadamente en los años de escasas precipitaciones, como es el actual, la laguna se seca, no habiendo peces. En otras ocasiones, la abundante vegetación sumergida es quien coloniza el fondo de la cubeta.







Continúo bordeando la laguna por su zona norte caminando por la senda abierta entre olivos, siguiendo la señalización de las flechas amarillas situadas incluso en los troncos de los olivos.







Después de bordear esta cara norte de la laguna durante 1,4 Km, llego hasta una edificación con una pequeña zona de descanso y/o aparcamiento, desde donde parte la pista que conduce hasta el mirador construido para poder contemplar las características de esta Laguna del Conde o Salobral.

Decido tomarme un breve descanso compartiendo unos minutos con algunos de los componentes de una excursión que realizan un recorrido por la zona, disponiendo de un vehículo de apoyo por parte de los organizadores, quienes amablemente me invitan a compartir la fruta y bebida de que disponen. En esta ocasión el grupo está compuesto por chicas extranjeras, que además utilizan bicicletas para desplazarse hasta el mirador.





Después de agradecer la acogida recibida, me despido y prosigo caminando, dejando a mi espalda esta pequeña edificación.

Inmediatamente me encuentro con una difícil decisión sobre la dirección a seguir, pues existe una flecha amarilla sobre una roca y un cartel de señalización azul en el que se indica que en esta bifurcación la opción de tomar a la izquierda, sin embargo, un mojón de piedra del Camino indica continuar recto.





Después de comprobar mi información digitalizada, opto por continuar recto en dirección noroeste según indica el mojón del Camino.

Después de 350 metros caminando entre olivos, desciendo hasta el cauce del arroyo del Cañaveral donde por suerte, debido a la sequía existente, puedo cruzar su pequeño cauce sin ningún problema.

Prosigo nuevamente, ahora ascendiendo, cruzándome con un agricultor que me confirma que estoy siguiendo la ruta adecuada hasta salir a la carretera.

Efectivamente, después de 230 metros ascendiendo entre olivos y algún que otro cultivo, llego a la carretera CO-6204, a la que me incorporo tomando a la derecha manteniendo la dirección noroeste.

Posteriormente, he podido comprobar que la bifurcación existente con doble señalización en las proximidades de la pasada edificación y zona de descanso y/o aparcamiento, la opción que ofrece tomar la desviación de la izquierda según la flecha amarilla existente en una roca y el cartel de señalización azul, permite hacer el recorrido por la carretera CO-6204, con un incremento de 450 metros sobre la otra opción señalizada con el mojón de piedra, pero la ventaja de la primera opción es que en época de lluvias se evita el vado del arroyo del Cañaveral, ya que existe en este caso un puente sobre el citado arroyo.





Avanzo por esta carretera comarcal CO-6204, manteniendo la dirección noroeste con la indicación de las flechas amarillas y la referencia del edificio del cortijo de Rueda en el horizonte próximo que dejaremos a nuestra izquierda según el sentido de marcha.







Después de caminar 750 metros por la calzada de esta carretera CO-6204, nos desviaremos por la pista que sale a la izquierda y continuar en dirección noroeste.







Ahora prosigue el Camino en suave ascenso, inicialmente por una pista casi oculta por la hierba y rodeado de vegetación, pudiendo apreciar ya en el horizonte próximo la silueta de un nuevo cortijo.







Poco a poco la pista va perdiendo las hierbas que cubrían el suelo y de nuevo vuelvo a contemplar la presencia humana con un ciclista que viene descendiendo en dirección contraria a la mía.





Paso junto al cortijo, quedando las edificaciones a mi derecha, aunque puedo contemplar uno de sus accesos y algunos pavos reales deambulando por los alrededores.





El ruido del motor de un coche me alerta cuando estoy pasando ante una de las entradas de este cortijo, pero mucho más me alerta y preocupa la presencia de dos perros enormes que se aproximan procedentes de la vega y que preceden al turismo cuyo ruido del motor había escuchado.

Por suerte, ante mi quietud y la inmediatez del vehículo, los perros finalmente hicieron caso omiso de mi presencia y se internaron en el recinto del cortijo junto con el automóvil todo terreno.

Todavía con el susto en el cuerpo, prosigo caminando y ascendiendo a través de esta sencilla y cómoda pista, con la presencia de la flecha amarilla y rodeado de vegetación y como no, de olivos.







Un poco más adelante compruebo como la placidez del recorrido no debe abstraernos de la peligrosidad que puede ofrecer en épocas lluviosas, con la presencia de barranqueras como la ocasionada por el arroyo del Puente.







Después de recorrer 2,4 Km ascendiendo desde que abandoné la carretera CO-6204, llego a coincidir de nuevo con la misma.

Sin embargo, en esta ocasión me limitaré a cruzarla perpendicularmente, para continuar por la pista de tierra que se inicia en la otra vertiente, de acuerdo con la abundante señalización de flechas amarillas existentes, manteniendo la dirección oeste.

No obstante, y aprovechando el muro que hace de pretil junto a la acequia existente, realizo un breve descanso para tomar alguna de las frutas que llevo.







Prosigo el ascenso por esta pista de tierra perfectamente adaptada para la circulación de vehículos, hasta que después de 2,1 Km alcanzo la cota más alta de este ascenso.

La panorámica que puedo contemplar desde esta atalaya es impresionante, perdiéndose la vista en una inmensa alfombra de olivos, únicamente interrumpida por las cadenas montañosas y la población de Luque.







Comienza ahora un suave descenso y ya puedo apreciar la otra vertiente en la que resalta las blanquecinas columnas de humo de la industria oleícola que extrae el aceite refinado del orujo resultante de prensar la aceituna.





A continuación de esta industria se amplía la visión del valle parcialmente ocupado en su margen derecho por una planta fotovoltaica para producción de electricidad.







Continúo el descenso hasta llegar al puente que nos permitirá cruzar sobre la carretera N-432 en su itinerario por estas tierras cordobesas.







Prosigue la pista una vez sobrepasada la citada carretera N-432 iniciando un acenso que se prolonga apenas 500 metros, manteniendo la dirección oeste.

Al coronar la cima descubrimos ya la inmediata presencia de la población de Baena.







Accedo a la población por su zona sur cuando son algo más de las 13:30 horas. Ascendiendo por sus calles llego hasta la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe.

Este antiguo convento dominico, del siglo XVI, de estilo barroco, rinde culto a la Virgen de Guadalupe, patrona de Baena.





Como he reservado alojamiento en el Albergue turístico Ruta del Califato, de reciente reapertura, dejo a la espalda esta iglesia de Guadalupe para llegar a la inmediata Plaza de España.





Como debo ascender a la parte alta de la población, me encamino por la calle Cardenal Herranz Casado hasta desembocar después de 250 metros en la Plaza de la Constitución, presidida en su cara oeste por el edificio del Ayuntamiento.





Son las 14:15 horas, así que aprovecho para un breve descanso en la terraza del Casino de Baena, disfrutando de una refrescante cerveza, pues tanto la hora como el día y el final de etapa animan a ello.





Además, el escenario de esta plaza de la Constitución, antaño llamada del Coso, también tiene su encanto.

Compartiendo espacio con los edificios administrativos, destaca la Casa del Monte de aspecto rococó y raigambre barroca, edificación del XVIII que conforma una de las fachadas laterales de la plaza. En la actualidad propiedad comunal de vecinos.





En la otra fachada lateral, frente a la Casa del Monte, se encuentran tanto el Teatro Liceo, centro de actividades culturales de la ciudad, como el edificio del que utilizo su terraza, el Casino de Baena.







Una vez que hube disfrutado de unos minutos de relajo y convenientemente calmada la sed con unas más que apetecibles cervezas, prosigo ascendiendo en dirección al albergue, no sin antes sellar la Credencial en la oficina de la policía municipal existente en esta plaza.

Con las directrices del policía que me atendió, en cuanto al itinerario a seguir para llegar al albergue, prosigo ascendiendo por la calle Santo Domingo de Henares hasta que después de 140 metros tomo a la izquierda, por una rampa peatonal que me deja junto a los muros del castillo que bordeo por la calle Mirador del Hospital y Calle Llano de Santa María, donde puedo admirar algunas de las decoraciones florales realizadas con motivo de las Cruces de Mayo, que me deja a las puertas del edificio del Albergue Ruta del Califato.







El edificio del albergue se compone de dos cuerpos, unidos por una pasarela sobre la pequeña callejuela por la que se accede. Según se desciende por esta callejuela, al llegar bajo la pasarela, a la derecha se accede al bar restaurante y a la izquierda al albergue.





Me recibe y registra Víctor, que hace las funciones de hospitalero en este edificio propiedad del ayuntamiento y del que recientemente se ha responsabilizado de su gestión.

Todavía no está habilitada la parte de albergue propiamente dicha, con zonas comunes para dormitorios y demás servicios, disponen únicamente de habitaciones con baño incorporado, por lo que decido alojarme en una de ellas.

Una sencilla habitación, al igual que el establecimiento, se encuentra en proceso de reapertura, lo que no impide sin embargo que disponga de todo lo necesario para una agradable estancia.

Desde la habitación en que me alojo la panorámica que se divisa en dirección sur es espectacular, donde un océano de olivos se pierde ante mi vista hasta llegar a la cadena montañosa.





Llegó la hora de comer y como es día festivo decido comer en el bar restaurante que gestiona el albergue, así que nada más cruzar la calle estoy en el local, sin necesidad de tener que descender a la parte baja de la población donde poder encontrar un sitio apropiado a estas ya avanzadas horas de la tarde.

Después de tomar unas cervezas, me decido por un revuelto de espárragos y un entrecot de ternera, comprobando que la afluencia de clientes se ha ido incrementando, así como la presencia momentánea de la peregrina holandesa Janny, quien me confirmó que también se hospedaba en este albergue.

Para la etapa de mañana tengo necesidad de hacer algunas compras que me permitan al avituallamiento básico, pero como casi la práctica totalidad de los establecimientos están hoy cerrados, excepto una gran superficie existente en el extrarradio, Víctor (el hospitalero) se brinda a conseguirme los productos que necesite, puesto que su hermana se ha de desplazar en coche a realizar unas compras, detalle que agradezco con mi satisfacción.

Cuando termino de comer y después de pasar por mi habitación, me decido a dar un paseo e intentar localizar la ruta de salida de la etapa de mañana.

Me dirijo inicialmente a recorrer las zonas más cercanas, comenzando por el Castillo de Baena, situado en la parte más alta y corazón de la antigua ciudad.

Los restos del viejo castillo corresponden a los de una fortaleza con origen en la época musulmana. Se desconoce la fecha exacta de su construcción, datando las primeras noticias de su existencia en la última década del siglo IX.

El castillo está situado dentro del recinto amurallado de la villa, en un laberinto de calles estrechas y encaladas como ancladas en la época andalusí. De hecho, se cree que el origen de la ciudad de Baena está en la construcción de la fortaleza y de la medina por parte de la población musulmana que habitaba en los alrededores.

En el siglo XIII fue conquistado por Fernando III el Santo, convirtiéndose en una plaza muy preciada, por estar en la frontera entre los reinos de Castilla y Granada. A partir del siglo XIV pasó a manos de la familia Fernández de Córdoba, sufriendo un siglo más tarde una profunda transformación para convertirlo en palacio.

Permaneció en manos privadas hasta finales del siglo XIX, vendiéndose en subasta pública en 1897, siendo el comienzo de su declive, pues las piedras de la vieja fortaleza pasaron a ser cantera para la construcción de viviendas.

El abandono y destrozo fue total hasta que en el 2005 el ayuntamiento encargó la rehabilitación del monumento, siendo un proyecto del arquitecto José Manuel López Osorio que se ejecutó a lo largo de 10 años, hasta quedar en la situación que podemos contemplar en la actualidad.





También en la misma plaza podemos contemplar le edificación de la iglesia Conventual Madre de Dios, a la que se accede a través de un pórtico de techumbre de alfarje.





Unido a la iglesia Conventual, encontramos el Convento de las Dominicas Madre de Dios que se alza en el centro de la Almedina, fundado en 1510 por el tercer conde de Cabra.







A las espaldas de estas edificaciones conventuales, se encuentra la Iglesia de Santa María la Mayor. Las primeras noticias de su existencia se remontan al siglo XIII y se piensa que pudo ocupar el emplazamiento de la antigua mezquita, de hecho, la torre que aún subsiste parece un minarete musulmán fechable en el siglo IX, habiendo sufrido las lógicas transformaciones con el transcurso del tiempo, pudiendo mencionar el propio campanario, que es una obra barroca.

De las dos puertas existentes en el exterior, junto a la torre, se encuentra la denominada puerta del Ángel, por encontrarse junto a la estatua del ángel San Rafael, destacando su cuadrícula cóncava y convexa en jambas y dintel, propia de la arquitectura cordobesa.







Su otra puerta, denominada del Perdón, de estilo plateresco, de finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII.







A continuación, desciendo a la parte baja de la población hasta llegar a la Plaza de España, realizando un pequeño recorrido por la avenida Castro del Río (coincidente con el trazado de la carretera N-432a), que será la vía de salida para la etapa de mañana.

Inicio el regreso en dirección al albergue callejeando por esta bonito población, descubriendo rincones como el denominado “Bésame en esta esquina”, con diversos platos decorando la fachada.





Continúo ascendiendo camino del albergue y poco antes de llegar al mismo un nuevo edificio religioso aparece en mi camino, se trata de la Iglesia de Santa Marina, ante cuya fachada ya pasé a mi llegada a loa población y que ahora puedo contemplar con mayor tranquilidad.

Esta iglesia, antiguo hospital de agudos de Jesús Nazareno, fue construido por los hermanos Marichica en el año 1711.





Ya de regreso al albergue, después de visitar mi habitación y poner un poco en orden la mochila, bajo al bar donde aprovecho para poner al día mis anotaciones y posteriormente cenar antes de retirarme a descansar.

La cena fue toda una delicia, degustando unos quesos especiales y un buen jamón, junto a un tomate aliñado.



Una vez entrada la noche y después de haber dado buena cuenta de las viandas, me despido de la persona que me ha atendido tanto en la comida como en la cena, Ester y agradezco también en mi despedida de Víctor las atenciones recibidas, por lo que definitivamente me retiro a descansar.



Mi sugerencia: visitar la zona monumental



Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Baena:
-Albergue Ruta del Califato
    Localización: Calle Coro, 7
    Propiedad: Municipal; Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 650 923 041 / (+34) 957 670 075
    Atención Especial a Peregrinos

-Casa Rural Jazmines Mozárabes
    Localización: Calle Arrabalejo, 27
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 685 977 370 (Marie)
    Atención Especial a Peregrinos

-Hostal Los Claveles
    Localización: Calle Juan Valera, 15
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 699 882 814 / (+34) 957670174
    Atención Especial a Peregrinos