CAMINO MOZÁRABE (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 28º: La Haba - Medellín: 17,69 Km





No madrugo demasiado, debo comenzar a andar ya amanecido, así que poco antes de las 08 horas abandono el albergue, aún no ha amanecido y el resto de personas hospedadas continúan descansando.





Todavía de noche, me encamino hacia el bar la Parrilla, siendo conocedor, según me informaron anoche, que se encuentra abierto a estas tempranas horas para desayunar.

Con la luz del alba camino por las calles de La Haba, ya desayunado, en dirección a la plaza Baja para tomar de acuerdo con las indicaciones del Camino la ruta que me conduce en dirección a Don Benito por la calle Jesús, calle Nueva a la derecha y calle Cuesta a la izquierda, abandonando la población bordeando la nave del Matadero Municipal por su izquierda, lo que permite salir a campo abierto y proseguir en dirección oeste ya de acuerdo con las indicaciones del mojón del Camino.





Inicio la andadura por una amplia y cómoda pista de tierra blanca que avanza en dirección oeste, dejando atrás las edificaciones de la aún adormecida población de La Haba.







Sin embargo, después de algo más de un kilómetro, la dirección va variando, describiendo una amplia curva hasta tomar la dirección noroeste, momento en el que ya puedo apreciar cómo se pierde en el horizonte el trazado rectilíneo de la pista.







Rodeado de una inmensa llanura en las que quedan los restos de las siembras y otros campos de labranza, puedo observar en dirección noreste la presencia de las edificaciones pertenecientes a la población de Villanueva de la Serena, a una distancia de 6 o 7 Km al noreste en línea recta del punto en que me encuentro.







Prosigo caminando en dirección noroeste por esta amplia, llana y rectilínea pista de tierra, descubriendo en la lejanía la presencia de un caminante que me precede, desconozco si pudiese ser otro peregrino, pero la distancia es tan grande que no me permite identificarlo.





Van a ser las 09:30 horas cuando las pequeñas ondulaciones del terreno me permiten la visión plena en el horizonte de la cercana población de Don Benito.





Después de 7 Km desde que abandoné el albergue de La Haba y cuando son las 10:00 horas, accedo al núcleo urbano de Don Benito, donde ya por sus calles me limito a seguir las indicaciones de las flechas del Camino.





Desemboco en la calle Manzanedo donde tomo a la izquierda caminando por ella 600 metros hasta llegar a una rotonda presidida por la imagen de la Virgen.





En la rotonda tomo la primera salida por la derecha (Calle Cruces) caminando por ella durante 160 metros en dirección norte, momento en que finaliza y continuo en la bifurcación por la rama de la derecha que prosigue en la misma dirección, se trata ahora de la calle Segundo Cruz, con una longitud de 150 metros, encontrando en la esquina de esta calle, antes de proseguir por la calle Don Miguel Arias, la curiosa y modernista edificación de una Cruz adosada a la fachada del Colegio del Sagrado Corazón.





Manteniendo la dirección norte sigo adentrándome en la población por las calles Don Miguel Arias y Alonso de Mendoza, para definitivamente después de cubrir el recorrido de 210 metros que suman ambas calles, desembocar junto a la Plaza de España.

Esta plaza, situada en pleno centro del casco urbano, se sabe de su existencia en el siglo XVI, aunque no con el mismo diseño urbanístico, acogiendo el “Monumento al agua y la tierra”. Fue remodelada en 1965.

La población de Don Benito, según datos del INE de 2022, era de 37.310 habitantes.

Aquí también encontramos el edificio de la Iglesia de Santiago Apóstol de forma catedralicia que, por su estilo y situación, fue declarada “Bien de Interés Cultural” por la Consejería de Cultura de Extremadura en 1995.

La parte central de la portada principal acoge la imagen de la Inmaculada Concepción, realizada en piedra blanca de Córdoba. Sobre ella un óculo circular y, más arriba, un escudo de España sustentado por dos leones en medio relieve.







Las portadas laterales son idénticas, de estilo post herreriano, realizadas entre 1570 y 1598.







En cuanto a su contenido artístico, la mayoría fue destruido en 1936, entre ellos el magnífico retablo del Altar Mayor del año 1668 (sustituto de otro anterior fechado en 1580).

El retablo del Altar Mayor fue reemplazado en 1956 por una réplica del original del siglo XVII, obra del tallista local Claudio Martín Soriano; en él se pueden apreciar 17 tablas pintadas por el dombenitense Juan Aparicio Quintana.





El 1 de noviembre de 1755 tiene lugar el conocido como “Terremoto de Lisboa” quedando la torre totalmente agrietada, derrumbándose en 1864 la esquina superior de la misma. Hasta 1885, gracias a la aportación económica privada, no se comenzó la reconstrucción de la misma, finalizándose en 1887.

Después de haber visitado esta bonita Iglesia de Santiago Apóstol, sello la Credencial en la Oficina de Turismo, ya que en la Iglesia no conseguí localizar a ningún responsable que lo pudiese hacer.

Seguidamente prosigo caminando, ahora por la calle Arroyazo en dirección oeste hasta llegar a la plaza Juan Sánchez Cortés, conocida popularmente como “el Parquecillo”, cuyos orígenes se remontan a 1942. En esta misma plaza se encuentra el conocido como Hostal Galicia.





La calle cambia de nombre, caminando ahora manteniendo la dirección oeste por la Avenida Pilar, amplia vía con arbolado y paseo central, hasta que llego a su final después de 750 metros.

A su finalización existe un monumento conformado por los elementos que componían una almazara tradicional para obtener el aceite de la aceituna, tales como tolva, rulos de moler, batidora, caja de bobas y prensa.





En este cruce de calles, tomo a la izquierda por la denominada EX-206 en dirección suroeste hasta llegar después de 220 metros a una nueva rotonda, en este caso presidida por una estatua de la diosa Ceres (homenaje a la agricultura), conmemorando el 150 aniversario del nombramiento de Don Benito como ciudad.





Dejo la glorieta por la primera salida a la derecha para continuar por la denominada Avenida de Badajoz (EX-206), ahora en dirección noroeste, iniciando así la salida de la población y cruzando por encima del Canal del Zújar.







Después de 750 metros desde la última glorieta, caminando por esta avenida de Badajoz (lateral de la carretera EX-206) llego a la siguiente glorieta, justo a la altura de la plaza de toros, una de las de más moderna construcción de Extremadura, inaugurada en 2011, contando además con múltiples locales comerciales.







En esta nueva glorieta prosigo por su primera salida de la izquierda, en dirección oeste, por el arcén de la carretera EX-206, hasta llegar después de 1 Km al puente que permite salvar el paso de la vía de ferrocarril.







Desciendo del puente manteniendo la dirección oeste y prosigo caminando por el lateral de esta carretera EX-206, unas ocasiones aprovechando las pistas de ensanche junto a edificaciones y otras por el propio arcén de la carretera, así durante 1,0 Km, punto en el que sobre una señal de tráfico, una flecha amarilla me informa del desvío a la izquierda para salir de carretera.





Desvío que confirma la existencia de un mojón del Camino marcando con su flecha la dirección oeste, es decir que inicialmente caminaremos por una pista de tierra en paralelo a la carretera.





Según voy caminando por la pista de tierra, en el horizonte de abre la visión de las ricas y productivas tierras de labor que voy bordeando.





Otros nuevos 1,5 Km por esta pista de tierra en la que el trazado hasta ahora rectilíneo comienza a presentar variaciones en su trazado, a medida que nos aproximamos a unas edificaciones que acogen las instalaciones de un picadero.







Bordeamos estas edificaciones y pasamos a través del cañaveral que rodea el cauce del río Ortiga por el que cruzaremos.







Nada más salir de los cañaverales, me sorprende el horizonte con la ya no muy lejana presencia de un castillo en la cima de una colina, se trata del Castillo de Medellín.







Otros 900 metros, desde que cruzamos el cauce del río Ortiga, avanzando por la pista de tierra que ahora serpentea a través de las tierras de labor, llegamos a un nuevo cruce de pistas donde tomaremos a la derecha, hacia el oeste, de acuerdo con la señalización del mojón del Camino.





Un nuevo tramo, ahora de 850 metros, por esta pista de tierra nos conduce hasta las puertas de la población de Medellín.





La visión del Castillo resalta sobremanera por encima de las edificaciones de la población.





A la entrada de la población por esta zona oeste, encontramos la estatua del cónsul romano Quinto Cecilio Metello Pio, fundador de la villa en el año 79 a.C.





El municipio de Medellín es una de las poblaciones con mayor renombre, arraigo y trascendencia histórica de Extremadura. Esta viene marcada en gran parte, por la magnífica localización estratégica de la que disfruta al asentarse en un alto cerro desde el que se controla uno de los mejores vados del río Guadiana. La inmejorable feracidad de las vegas de los ríos Ortiga y Guadiana; el hecho de existir en ese lugar una zona vadeable para cruzar este último, así como la gran visibilidad del llamado Cerro del Castillo han favorecido que, desde la prehistoria, este lugar haya atraído la atención de las diferentes comunidades humanas que por él han pasado.

Después de acceder a la población y descubrir sus antecedentes a través de este monumento esculpido en bronce, prosigo caminando por la calle San Francisco en dirección al centro del núcleo urbano, continuando por la calle Colombia hasta que las indicaciones urbanas me indican tomar a la derecha por la calle Olid para llegar ante el edificio del Ayuntamiento.







Este municipio, actualmente con algo más de 2000 habitantes, tiene una historia en la que los diversos restos prehistóricos y prerrománicos evidencian esta realidad.

Fenicios y griegos encontraron, en la antigua “Conisturgis” (siglo VI a.C.), población de ascendiente túrdulo muy vinculada al reino de Tartessos, un enclave estratégico para comercializar con sus exóticos productos a cambio de materias primas locales. Posteriormente, el cónsul Quinto Cecilio Metello Pío fundó la colonia romana de “Metellinum”. Dos importantes calzadas romanas discurrieron por el espacio metelinense procedentes ambas de Augusta Emerita y con destino a Caesaraugusta y Corduba respectivamente. De esta etapa datan el puente romano (del que aún perduran algunos restos) y el teatro romano (obra del siglo I a.C., en excelente estado de conservación) y los vestigios de multitud de villas diseminadas por los alrededores.

El ocaso de “Metellinum” se agravó por la presencia visigoda que irradia su influencia desde Mérida, como prueba el ajuar funerario hallado en la finca “El Turuñuelo”, (S. VI) en el que destaca un medallón de oro junto con otras piezas de gran lujo e interés. Durante la dominación musulmana, “Madallin” mantuvo su importancia estratégica construyéndose en lo alto del cerro, una primera fortaleza de la que aún se conservan significativas evidencias como su espectacular aljibe de época almohade (S.XII). Las huestes cristianas de Fernando III “El Santo” reconquistaron Medellín en 1234, incorporándolo definitivamente a la corona de Castilla.

A mediados del siglo XV se establece el Condado de Medellín, siendo su primer conde Don Rodrigo Portocarrero. En 1485 nace el hijo más ilustre de la villa, Hernán Cortés, conquistador del imperio Mexica y precursor del estado mexicano. El siglo XVI marcó la extensión urbanística hacia el llano, abandonándose paulatinamente la ladera del castillo. Ser punto de codicia estratégica, convirtió a Medellín en escenario de importantes batallas. En el siglo XIX, durante la guerra de la Independencia, tuvo lugar la famosa “Batalla de Medellín”, produciendo una importante reducción de la población y graves daños en el patrimonio cultural de la Villa. Algo más de un siglo después, Medellín fue frente de batalla durante la Guerra Civil por espacio de varios meses. Por todo ello Medellín cuenta hoy con un rico y variado patrimonio digno de conocer, declarada Bien de Interés Cultural con categoría de Sitio Histórico.

En esta plaza de Hernán Cortés, frente al Ayuntamiento, se encuentra un gran monumento en memoria de este ilustre conquistador.







También en las inmediaciones de la plaza, se encuentra la Torre del Reloj de la Villa, colindante con la Oficina de Turismo, a la que accedo para solicitar información de horarios y monumentos visitables, además de sellar la Credencial.

Prosigo recorriendo la población, pero ahora en dirección al Hostal Río, a escasos 400 metros de este centro de la población y situado a orillas del río Guadiana, establecimiento en que he de alojarme, lo que me permitirá descansar después de asearme y planificar posibles opciones para la tarde.







Me instalo en la habitación asignada, con balcón en la fachada principal, lo que me permite disfrutar de una vista excepcional del río Guadiana y su puente.







Después de asearme, todavía es temprano, decido disfrutar de unas cervezas en la terraza del Hostal, junto a la ribera y puente del Guadiana y con el telón de fondo del Castillo de Medellín.





No todo va a ser andar, después de las relajantes cervezas hay que comer y donde mejor que en el restaurante del hostal que ofrece un menú tentador. De entrada, un sensacional revuelto de morcilla, patatas paja y hongos.





Y de segundo plato, unas no menos espectaculares manitas de cerdo con salsa y patatas fritas, todo ello acompañado de unas cervezas y vino de la tierra.





Y no se puede terminar sin postre, así que me decido por la cocina casera de una cuajada con miel.





Ya solo me resta agradecer la atención recibida y la espectacular comida casera degustada, obra de la madre de la persona que me ha atendido que junto con su hermano gestionan este establecimiento hostelero.

Me retiro a descansar un rato, aunque deseo aprovechar la tarde para conocer la zona monumental y recorrer sus calles, puesto que la ruta de salida está enfrente, por el puente sobre el río Guadiana.

Un poco antes de las 17:00 horas, salgo del hostal y la primera gran obra con la que me encuentro es el puente denominado de los Austrias, este sería el tercer puente que Medellín habría de conocer, de estilo barroco, su construcción finalizó en 1630, como atestigua un magnífico templete a la mitad de su trayecto.







Posee veinte ojos y cuatrocientos metros de longitud.







El primero de los puentes, de la época romana, fue destruido por causas naturales en torno a 1525. El segundo, de traza renacentista, fue erigido en 1575, pero fue devastado por una fuerte crecida del Guadiana en 1603. Todavía es posible observar en ambas orillas los restos de los que le precedieron.







Esta obra, por la que todavía se canaliza, aún hoy, el paso obligado en todos los itinerarios, por lo que esta obra centenaria, erigida para atender otras necesidades muy distintas, debe cubrir hoy un volumen de tráfico que difícilmente puede soportar, originando que este cuello de botella origina permanentes estrangulamientos del tráfico rodado.







Prosigo ahora caminando en dirección al teatro romano y en el trayecto descubro la existencia de las ruinas de Porta Caeli o Porta Coeli, era una de las tres puertas que tenía la muralla de Medellín. Se debió construir en el siglo XIII o XIV.

A principios del siglo XX fue documentada por D. José Ramón Mélida que la describía así: “…Esta puerta fortificada estuvo flanqueada por dos torres cuadradas y macizas, salientes por la parte exterior o del puente, y de las cuales solamente se conserva una, la del puente, algo deshecha y desmochada. De la torre del otro lado solo se conserva la parte inferior…”.

Las ruinas de dicha puerta fueron destruidas durante la II República. En 1988 se realizó una excavación y se consolidaron las estructuras que aún se conservaban.







Inicio el ascenso en dirección al teatro romano, situado entre el Castillo y la Iglesia de Santiago.





Al teatro hay que acceder pasando antes por la taquilla existente en el edificio de la Iglesia de Santiago (Centro Museográfico), hoy convertida en museo y situada en la subida al castillo y dentro del Parque Arqueológico.

Erigida sobre las ruinas de un templo romano a finales del siglo XIII. De ese estilo protogótico aún se conserva su presbiterio realizado en sillería. A principios del siglo XVI se haría la portada meridional, que presenta arquivoltas de medio punto, diferenciándose la exterior con una ligera inflexión conopial. En el siglo XVII se lleva a cabo una importante reforma cubriéndose la nave con arcos fajones de medio punto y bóvedas de medio cañón con lunetos. También se construyó el coro y la inscripción como “Iglesia Arciprestal” se realizó en la portada meridional. La torre se terminó de construir en 1699.

Esta iglesia sufrió notables desperfectos que provocaron que se suprimiera como parroquia en 1896, agravándose su ruina durante todo el siglo XX. En el año 2003 se rehabilitó este edificio siendo utilizado actualmente como Centro Museográfico sobre el teatro romano y la Historia de Medellín.





Sus partes corresponden a una sola nave, ábside semicircular, dos sacristías, un coro y torre campanario.







En el interior pueden contemplarse estatuas, columnas y capiteles que han ido apareciendo, aunque algunas de las piezas principales son réplicas ya que por la importancia se pueden ver sus originales en el museo Arqueológico de Madrid o de Badajoz.







Accedo al recinto del Teatro Romano por el lateral habilitado junto a la Iglesia de Santiago, se trata del más importante edificio visible del Metellinum romano. Está situado en la ladera meridional, concretamente entre le Castillo Medieval y la Iglesia de Santiago. El teatro aprovecha el desnivel del terreno adaptándose a su topografía como habían hecho los modelos griegos y alguno romano, como el de Sagunto en Hispania.

Este Teatro Romano permaneció oculto bajo tierra hasta hace pocos años ante la creencia de que era un circo. En cuanto a la fecha de su construcción, algunos expertos estiman que se podría haber efectuado entorno al Siglo I.

En unas intervenciones realizadas ya en siglo XX se tuvo conocimiento de que era un teatro. Se realizaron muchos trabajos posteriores, siendo la actuación definitiva la realizada en 2007 que culminó en 2013 con la apertura al público.







El frente escénico era una de las partes fundamentales del teatro, estructurado en varias zonas. Limitando con la “orchestra” se sitúa el muro que cierra el escenario, en el que se disponen varios semicírculos y nichos ricamente adornados con remates y suelos de mármol.





De gran monumentalidad, tanto por su situación como por el excelente estado de conservación de las estructuras murarias que lo configuran. Destaca el elevado número de sillares (casi 800) que se conservan en las gradas originales.





La entretenida y pormenorizada visita que realiza al teatro me impide llegar con tiempo a visitar el castillo, sin embargo, puedo contemplarlo desde las proximidades e incluso desde el propio recinto del teatro.

El castillo ya fue un destacado bastión en la época árabe, desde el que los musulmanes hostigaban a los cristianos. Esta fortificación primitiva fue destruida a mediados del siglo XIV por Pedro I el Cruel, y reedificado poco después por l titular del Señorío, Infante Don Sancho de Castilla, al que se debe la formidable obra en piedra cuyos restos son los que hoy perduran.

Consta de doble perímetro amurallado con numerosos cubos y torreones de refuerzo, hermosas portadas y patio de armas de dos ámbitos. Su soberbia silueta almenada coronando el cerro, resulta visible desde la lejanía sobre todos los horizontes, ofreciendo una imagen evocadora del antiguo esplendor y poderío del lugar.





Tomo el camino de regreso hacia el centro de la población lo que me permite conocer exteriormente el edificio de la Iglesia de San Martín, de estructura semejante a la de Santiago y también originaria del siglo XIII, presentando adosada como adición de la época la enorme capilla del Cristo de la Misericordia, erigida en siglo XVII.

De la construcción primitiva tan solo se mantiene el ábside y la portada de la epístola. Su portada principal es abocinada con tres arquivoltas apuntadas, con sobrias jambas rematadas con capiteles con decoración vegetal.

En este templo se conserva la pila del agua en la que, según las fuentes, se bautizó a Hernán Cortés, conquistador de México.





Prosigo el descenso hasta la Plaza de Hernán Cortés, que se encuentra en las inmediaciones de la Iglesia de Santa Cecilia, cuya primera edificación debió construirse a inicios del siglo XIV. La actual iglesia inicia su construcción en la primera mitad del siglo XVI, durante el mandato del Obispo Gutierre de Vargas y Carvajal, Obispo de Plasencia entre 1526 a 1559.

Su construcción se planificó siguiendo los criterios propios del Renacimiento, con una sola nave de gran anchura, sin crucero y con ábside ochavado. Las cuatro columnas de la fachada principal pertenecen al Teatro Romano.





A los pies del templo se interrumpe bruscamente el edificio, advirtiéndose que inicialmente se proyectó más largo.





Posteriormente se añade una pequeña nave de proporciones mucho menores y una pequeña torre separada del cuerpo principal, cuya altura no alcanza la de la cabecera y que corresponde al destruido y primitivo templo del siglo XIII dedicado a Santa Cecilia.







Del rico patrimonio descrito a principios del siglo XX, no queda prácticamente nada, solo se conserva una pila bautismal sencilla que podría ser del siglo XVI, el retablo lateral del presbiterio realizado en obra de cantería y yeso, policromados; ejecutado hacia 1760 y dos lienzos muy deteriorados que representan a San Ignacio de Loyola y a San Francisco Javier.







Abandono el recinto de la Iglesia retornando a la Plaza de Hernán Cortés, donde ahora detenidamente, además de ya haber contemplado la estatua del conquistador puedo ver otros aspectos singulares de la misma.

Esta hermosa plaza se construyó, tras demoler en 1883, las 23 casas que existían al norte del actual Ayuntamiento, entre las calles Jariegos (oeste) y Feria (este).

Según fuentes históricas, entre las casas demolidas se encontraba en la cual nació Hernán Cortés, señalándose el lugar de esa vivienda, con el dintel de la misma y con el escudo heráldico del Conquistador.







A continuación, ya atardeciendo, me dirijo a la zona de la próxima plaza de España, lugar en el que se hallan algunos bares y otros establecimientos, comprobando que los vecinos se encuentran de fiestas y celebraciones con disfraces y un fabuloso ambiente de diversión.





El día, gracias a la brevedad de la etapa realizada, me ha permitido disfrutar de las maravillas de que dispone esta población llena de encanto, monumentos e historia, creo que ha llegado el momento de ir retornando hacia mi alojamiento y así lo hago.

Pero todavía me permito dar un sosegado paseo por las orillas del Guadiana y las zonas de recreo existentes en estas inmediaciones del Hostal Río, con imágenes de las arcadas del puente coronadas en el horizonte por la cumbre del Castillo.





Esta noche he decidido no cenar, ya que después de la abundante comida de hoy, todavía me encuentro saciado, así que despido el día en el bar del hostal con un refrescante vaso de leche y me retiro a descansar.

La imagen con la que pongo punto y final a la jornada desde mi habitación no puede ser otra que la panorámica nocturna del puente sobre el río Guadiana iluminado.







Mi sugerencia: Impresionante población histórica y monumental, opacada por las cercanas capitales.



Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Don Benito:
-Casa de Acogida Virgen de las Cruces
    Localización: Calle María Teresa Jornet, 2B
    Propiedad y Gestión: Cáritas
    Tel.: (+34) 924 80 52 48
    Atención Especial a Peregrinos

-Hostal Galicia**
    Localización: Plaza Juan Sánchez Cortés, 4
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 924 80 35 28
    Atención Especial a Peregrinos

-Hotel Vegas Altas****
    Localización: Avenida de Badajoz, s/n
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 924 810 005



Medellín:
-Hostal Río
    Localización: Calle Pedro de Alvarado, 42
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 661 268 494 / (+34) 924 82 26 70
    Atención Especial a Peregrinos

-Hostal La Cabaña
    Localización: Plaza Quinto Cecilio, 2
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 629 488 535 / (+34) 924 822 703