EL CAMINO DEL NORTE (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 32º: Mondoñedo - Gontán: 16,08 Km



Como es habitual soy el primer peregrino dispuesto a iniciar la etapa, todo permanecía en silencio en el albergue, solo coincidí con mi vecina de planta de quien pude despedirme a la hora de abandonarlo ya que ella se estaba preparando para el nuevo día lo que nos permitió sin molestar a nadie encender la iluminación de la “nuestra” planta ya que éramos los únicos usuarios.

De acuerdo con las indicaciones que me había facilitado el policía local el día anterior, me proponía a seguir la ruta por el indicada y que estaba perfectamente señalizada evitando así el ascenso tan pronunciado que tanto respeto infunde en las distintas guías del Camino, con ello me daba por satisfecho e iniciaba mi caminar pletórico de alegría y energías.

Como era lógico a estas tempranas horas todo estaba cerrado para poder desayunar, así que abandoné el albergue y tomé la calle que le bordea ascendiendo por la izquierda para nuevamente tomar la vía que sale hacia la izquierda llamada carretera de Maariz y que no abandonaré durante varias horas durante aproximadamente diez kilómetros.

La calzada es bastante estrecha pero el tráfico es prácticamente nulo, así que entre las primeras luces del amanecer y la frondosidad de su vegetación que hasta en los propios taludes del camino forman un muro infranqueable, lo que me permite abstraerme en el caminar como trasladado a otros mundos de belleza y fantasía.





A medida que avanza la mañana se va abriendo el horizonte y se puede contemplar un bonito valle enmarcado por una cadena montañosa al fondo que aún se dibuja en la lejanía coronada por la “tecnología” de los modernos “molinos de viento” reconvertidos en generadores de corriente eléctrica.





En ascenso prolongado pero suave, voy atravesando el monte Mayor con numerosas edificaciones agrícolas y ganaderas por los márgenes de la carretera, lo que claramente muestra la principal dedicación de sus habitantes.







Algo más de tres kilómetros con una temperatura que anima a caminar incluso algo abrigado cuando a mi derecha descubro una pequeña fuente que desde luego en la época estival debe hacer las delicias del peregrino en medio de estos parajes, se trata de la fuente de Jarro, presidida por su escudo nobiliario.







Sin dejar de caminar aparecen los primeros rayos de sol que ponen un especial clima en este maravilloso paisaje al transitar por estas tierras hasta que llego a un nuevo conjunto de viviendas agrupadas bajo el nombre de Paadin.







El paisaje a veces se cierra entre arboledas y helechos que intentan trepar por sus troncos configurando un paisaje enmarañado por la naturaleza viva que apenas deja penetrar a su través los nacientes rayos de sol.





Hasta el momento sigo agradeciendo las indicaciones del policía municipal que me han permitido disfrutar de este recorrido perfectamente señalizado con el Camino de Santiago, pero en mi subconsciente todavía persiste la imagen que tenía del trayecto con fuertes ascensos por lo que me congratulaba de haberlos evitado, continuando por nuevos núcleos de población como Casabella y Pacio por cuyos términos tránsito.





Están próximas a ser las diez horas cuando decido descansar disfrutando de la tranquilidad del momento y para evitar situaciones como la vivida en la etapa a San Xusto aprovecho para tomar algo de alimento e hidratarme apropiadamente, pues soy conocedor de la carencia de punto alguno de abastecimiento durante el recorrido inicial.







Me voy aproximando a Lousada a cuya entrada me cruzo con un paisano que acompañado de sus animales domésticos se encamina hacia los campos de labranza y que amablemente me desea unos buenos días.







Nada más pasar este por este pequeño núcleo de viviendas que compone Lousada sale un desvío a mano izquierda perfectamente señalizado con un mojón y su correspondiente “vieira” que te invita a abandonar la vía asfaltada por la que he discurrido desde Mondoñedo.







Hasta aquí todo el recorrido cuadraba perfectamente con las indicaciones recibidas en Mondoñedo, iniciando mi caminar por un camino ya sin asfalto que comienza a descender suavemente, no obstante confirmo mi itinerario con dos personas que con su pequeño tractor agrícola se encaminan en mi misma dirección transportando el verde pasto que servirá de alimento a su ganadería.





Continúo descendiendo hasta cruzar el cauce del río Valiñadares a la vez que la vegetación se va espesando para definitivamente iniciar un ascenso serpenteante entre estos bellos campos y alguna edificación que recuerda cual era el origen y forma de vida cuando sus habitantes se dedicaban plenamente a las labores agrícolas y ganaderas.





La pendiente del camino se sigue incrementando como así lo denota el sonoro tintineo del agua que a velocidad importante discurre por la acequia que bordea esta pequeña pero cómoda pista agrícola.







Así llego hasta las ruinas de un antiguo molino que ya atrapado por la maleza y la vegetación intenta mostrar su identidad y avances tecnológicos de la época con sus ejes verticales y poleas de transmisión, “toda una obra de ingeniería de la época” aprovechando el poder del agua.







Comienzo a abandonar la tupida vegetación para ir adentrándome en un ascenso ya sin concesiones que me llevará a cotas superiores a los molinos de producción eléctrica que kilómetros antes divisaba desde la lejanía allá en las alturas, no obstante la vista del valle de Valiñadares que voy dejando atrás es impresionante.







Después de kilómetro y medio de prolongado ascenso y haber salvado un desnivel de 140 metros, aparezco en la cima de la colina “dándome” de frente con las obras de la autovía, estoy en Galgao, así que decido tomar unos minutos de descanso congratulándome del trayecto realizado y “haber evitado” el teóricamente trayecto más complicado, pues si en este caso la subida era fuerte no quiero ni imaginar cómo habría sido “la otra”.

En este caótico cruce de caminos y obras de la autovía en Galgao, existe una bonita ermita dedicada a la advocación de San Cosme da Montaña en medio de una verde pradera.





Después de un breve descanso reinicio la marcha bordeando las obras de la autovía en dirección a A Xesta y el cruce con mi ya conocida carretera N-634. Como la subida ha dejado alguna huella en mi “fortaleza” física, opto por preguntar a una chica que por allí transitaba cual era la mejor opción para llegar Gontán.

Ante mi asombro, después de indicarle mi procedencia y recorrido, me sugiere continuar por la N-634 puesto que realmente la senda del Camino me llevará zigzagueando por la parte derecha de la misma en un recorrido mucho más amplio, alucinando de mi recorrido por el “enorme” puerto que había salvado, por lo que estimaba que ya había “sufrido” más de lo necesario.

Agradeciendo su información, ahora comprendo que realmente en mi recorrido he transitado por el trayecto oficial del Camino y que las informaciones del policía municipal de Mondoñedo coincidan con el mismo, no siendo ninguna alternativa, pero bueno miraré la parte positiva, ya que una vez realizado nunca pensé que fuese demasiado fuerte el trayecto siempre “en la creencia” de ¡¡como hubiese sido el “alternativo”..!! El poder de la mente es “impresionante”.

En apenas dos kilómetros encuentro un bar restaurante de carretera al que me acerco para tomar algo de alimento más contundente pues son la once de la mañana y todavía es apropiado aunque ya me falta poco para finalizar la etapa. Para los nativos es hora temprana además de coincidir con ser día festivo, domingo, lo que me obliga a conformarme con un sencillo montado de jamón con pan del día anterior que apenas pude comer por su dureza, no obstante el jamón y la cerveza así como el plácido descanso me resultaron confortables.

Otros dos kilómetros y entro en Gontán cuando va a ser el mediodía, no me debo quejar, la etapa dentro de su belleza y dureza final “desconocida” ha sido un verdadero paseo y ya me encuentro ante un bonito edificio en el que se encuentra el Albergue de Gontán.





Este albergue pertenece a la Xunta de Galicia, dispone de aseos y veintiséis plazas en litera en la primera planta con una gran terraza que ofrece la vista de su plaza. En la planta baja se encuentran los servicios comunes como sala de descanso y lavadero – tendedero.

Siendo el mes de abril de 2013, aunque algunas guías lo indiquen, carece de lavadora y secadora, tema que recuerdo para evitar sorpresas como a mi me sucedió.

Gontán es una entidad de población pequeña perteneciente al concejo de Abadín de especial relevancia por su feria de agrícola y ganadera que se celebra dos sábados al mes para lo que dispone de unas instalaciones permanentes en pleno centro de la población frente al albergue.





Como es habitual y dada mi temprana hora de llegada, el albergue no abre hasta las trece horas, aproveché para dar un breve paseo por el pueblo y mientras observaba la pequeña capilla existente junto a la plaza se produjo la llegada de Alberto, el hospitalero, lo que me permitió ya alojarme y desprenderme de mi inseparable mochila.







La población se encuentra prácticamente desierta con un solo bar abierto, pero no debo olvidar que es festivo y que incluso en su importante industria láctea nota la tranquilidad del día. Aprovecho para lavar alguno de mis enseres pues en la creencia de que en este albergue existía lavadora/secadora había ido agotando mis recursos.

Como aún es temprano decido dar un paseo hasta Abadín, cuyo núcleo urbano dista apenas unos centenares de metros y que será paso obligado para mi inicio de etapa de mañana. La población la cruza longitudinalmente la N-634 y en pleno centro localizo un sencillo y agradable restaurante con alojamiento, Casa Goas, con una abundante comida casera que colmará mi justa demanda gastronómica del día.





De regreso al albergue observo que ha aumentado la presencia de peregrinos, efectivamente, me encuentro con Jorge y Philippe, ambos ya conocidos, así como una pareja alemana con quienes no había coincidido hasta la fecha, se trata de Wolfgan y Katharina. Posteriormente llegó otra chica alemana Kitter que lógicamente contactó con Jorge, de su misma nacionalidad.

Después de comentar lo agradable de mi descubrimiento gastronómico en Abadín, algunos decidieron realizar una merienda cena en ese lugar en tanto que yo opté por tomar un montado de queso como cena en el único bar abierto en el día de hoy aquí en Gontán.

Únicamente llegó otro nuevo peregrino algo más tarde y cansado que resultó ser español. Aproveché el anochecer para revisar mi diario y charlar con Alberto, el hospitalero, una persona joven y encantadora, natural de Lugo, cuya amabilidad hacía aún más agradable la estancia en este moderno y cuidado albergue.

Son algo más de las diez de la noche cuando considero apropiado dar por terminada la jornada de hoy.





Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Gontán (Abadín):
-Albergue de Peregrinos de Gontán
    Localización: Plaza Campo da Feira
    Propiedad y Gestión: Xunta de Galicia
    Inaugurado en Junio de 2007

-Pensión Claudio
    Localización: Carretera N-634, Km. 603 (1,6 Km antes de Gontán)
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 982 508 327

-Pensión da Feira
    Localización: Calle Quende, 2
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 982 508 045