EL CAMINO PORTUGUES CENTRAL (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Prólogo:



Con mi mochila preparada me encamino a la Estación de Chamartín en Madrid donde inicio el viaje hacia Lisboa ya en abril de 2015, todavía con los inciensos de la Semana Santa, a las 21:50 horas ocupando una plaza “turista sentado” ante la imposibilidad de reservar alguna litera o cama.

El viaje es bastante pesado puesto que este tren en la tipología de plaza que ocupo es bastante incomodo, demasiado obsoleto y sin servicio de cafetería.

La noche va discurriendo con normalidad aunque amenizado por la presencia de un grupo de “Erasmus” que van hacia Coimbra.

Al entrar en territorio portugués por Vilar Formoso recibimos la visita de funcionarios portugueses solicitando amablemente la documentación, lo que al menos alegró el soporífero viaje en el que estábamos inmersos dentro de la incomodidad de los asientos.

En mi caso llevaba la documentación dentro de la mochila e imagino que las altas horas de la madrugada, las canas que ya luce mi barba y la confirmación de mi nacionalidad española, hizo que el funcionario con un gesto pleno de amabilidad me excusara de la labor de bajar la mochila de la batea superior y bucear en la penumbra dentro de ella para buscar la documentación apropiada. ¡Gracias por el gesto!

La llegada a Coimbra en el entorno de las cinco de la madrugada supone la salida de las numerosas pasajeras de “Erasmus” que tenían como destino esta bonita ciudad y continúa el viaje ya sin poder apenas conciliar unos minutos de sueño, mientras progresivamente nos acercamos a Lisboa para llegar hasta la estación de Oriente, en la que efectúa una breve parada antes de penetrar en el corazón de Lisboa.





Después de breves minutos continúa el tren en dirección a la estación de Santa Apolonia en el corazón de esta gran urbe como final del viaje cuando son aproximadamente las 08:30 horas.





La estación de Santa Apolonia (Estação de Caminhos de Ferro de Santa Apolónia) está situada en pleno centro de la ciudad, dentro de un edificio majestuoso inaugurado para esta finalidad el día 1 de mayo de 1865.







Frente a este llamativo edificio se encuentra otro con un fastuoso pórtico que actualmente es sede del Museo del Ejército.







Ya con mi mochila bien adaptada a la espalda y bordeando la dársena del puerto observo la presencia de inmensos cruceros turísticos anclados casi al borde de la avenida con tal sensación de proximidad que parecen confundirse entre el tráfico de automóviles.







Caminando por la Rua Cais de Santarém observo a mi derecha la fachada lateral de un suntuoso edificio de una belleza exultante y que al parecer se trata del Palacete Chafariz d´El Rei, actualmente acondicionado como establecimiento hostelero.





Hago mi entrada en la Plaza del Comercio (Praça do Comércio), centro neurálgico de Lisboa, que fue construida en el lugar que en su momento ocupó el Palacio Real antes de ser destruido por el terremoto de 1755. Está presidida por el Arco Triunfal da Rua Augusta cuya construcción finalizó en 1873, conmemorando la reconstrucción de la ciudad después del gran terremoto. Entre otros personajes, dos de sus estatuas representan al Marqués de Pombal y a Vasco de Gama.





En el centro de la gran plaza se sitúa la estatua Ecuestre de José I, rey portugués que estuvo al mando durante el terrible terremoto. Está esculpida en bronce en el año 1775.







Después de recorrer esta fabulosa plaza y su limítrofe ribera del río Tajo (Tejo) me dirijo a tomar un buen desayuno compuesto por ese excelente café portugués con algo de bollería.

Ahora tengo la intención de visitar la Catedral de Lisboa con el fin de adquirir una Credencial, así que a través de la Rua da Prata subo hasta el cruce con la Rua de S Julião que tomo a la derecha hasta desembocar en Cruzes da Sé, frente a la Iglesia de San Antonio (Igreja de Santo António de Lisboa) a la que inicialmente confundo con la Catedral, por lo que espero a que abran el templo que a estas tempranas horas aún permanece cerrado. Una vez permitieron el acceso y después de contemplar su belleza interior, ya conocedor de que se trata de otro templo distinto de la Catedral, decido encaminarme a la misma puesto que aquí no disponen de Credenciales.







Durante el tiempo de espera para la apertura del templo coincido con cuatro peregrinos portugueses que inician hoy el Camino hacia Fátima. Dos de ellos resultaron ser hospitaleros voluntarios en el albergue de Viana do Castelo, de reciente inauguración. Se trata de Esmeralda y Franco, que van acompañados de sus respectivas parejas, que con toda amabilidad me invitaron no solo a visitar el albergue en aquella ocasión que por allí pase, sino a compartir desde hoy Camino con ellos hasta Santarém, punto de bifurcación de ambos Caminos, Fátima y Santiago.

Sin embargo mi cansancio era grande después de una larga e incómoda noche de viaje sin apenas dormir, realmente me hubiese agradado compartir estos primeros días con personas encantadoras y además conocedoras de esta tierra, pero debía comenzar realmente descansado, así que después de informarme de aquellos lugares en los que pensaban finalizar las etapas y donde pernoctar, nos dirigimos a la Catedral de Lisboa a cuyas puertas nos despedimos.







Después de disponer de una nueva Credencial me dedico a pasear por Lisboa y gestionar mi alojamiento, por lo que me dirijo al Albergue Juvenil Parque das Nações, que se encuentra en la zona Nordeste de la ciudad, en las proximidades del Parque de la Naciones (Parque das Nações) lo que me permite estar al día siguiente prácticamente a la salida de Lisboa y a las puertas de Sacavém.





Una vez conseguido el alojamiento, en esta ocasión es una habitación doble para uso individual puesto que el resto estaba completo debido a varias excursiones que allí se alojaban, regreso al centro de la ciudad pero ahora ya sin mochila y en medios de transporte públicos.

En primer lugar, en el Parque de las Naciones compro una tarjeta prepago de comunicaciones para Portugal con datos y telefonía, lo que al menos me permitirá el acceso a la red sin el elevado coste de una tarjeta española en “transito” por una nación extranjera.

Ya de nuevo en el centro de la ciudad y estando próxima a finalizar la hora de la comida del mediodía, aunque en Lisboa no existe tanta drasticidad de horarios como en otras poblaciones, así que atendiendo la recomendación de un amigo me decido por comer en un típico Mesón ubicado en la zona turística donde disfruto de un excelente plato de “garbanzos con bacalao” (bacalhau cozido) y un segundo de “bacalao a la brasa” (bacalhau assado), todo un exceso que me obligó a una temprana retirada a mi lugar de alojamiento.





Ya en las proximidades del Albergue me aprovisiono de algo de comida para la etapa del día siguiente realizando un breve recorrido por las proximidades del Paseo del Tajo (Passeio do Tejo) y la Torre de Vasco de Gama, puesto que la etapa de mañana discurrirá por esta zona.







Definitivamente antes de las ocho de la tarde doy por finalizado este largo día que comenzó ayer en Madrid, con el cielo amenazante y alguna que otra llovizna entrecortada, además dado que el alojamiento estaba completo y repleto de un increíble ambiente juvenil, lo razonable era irse a descansar cuanto antes, ya que tenía la sospecha de que la noche podía ser algo alborotada y no me equivoqué, pero mi cansancio era tal que dormí profundamente toda la noche.