EL CAMINO PORTUGUES CENTRAL (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 13º: São João da Madeira - Grijó: 19,3 Km



Hoy no madrugo demasiado, así que después de preparar la mochila, van a ser las 07:30 horas cuando voy a la sala comedor del hotel donde se sirve el desayuno incluido en el precio de la habitación.

Después de desayunar inicio el Camino cuando van a ser las 08:00 horas con una mañana agradable y un cielo azul con alguna nube despistada que no ofrece la más mínima probabilidad de lluvia.

Partiendo de la Plaza Luis Ribeiro tomo por la Rua António José de Oliveira Júnior que recorro en su totalidad durante 1,1 Km, hasta llegar a una rotonda en la que salgo por la izquierda a través de la breve Avenida Buciqueira hasta la siguiente rotonda, donde tomo a la derecha, entrando ya en el término de la población de Arrifana.

Según mi sentido de marcha dejo a mi espalda un edificio en cuya placeta delantera existe un “Cruceiro” y un singular mecanismo manual para la extracción de agua (bomba manual), aunque esta es “água imprópria para el consumo humano” como bien se refleja en un cartel informativo.





Unos metros más adelante, ya por la Rua Dr. António Gomes Rebelo, paso ante una pequeña capilla cuya fachada delantera presenta dos pequeñas ventanas, resaltando por encima de ellas un bonito escudo coronado y una cruz que sobresale en la parte más elevada.





Después de 300 metros desemboco en la Rua Padre João Gomez Rebelo que he de cruzar para continuar por la Rua Profesor Vicente Reis. Sin embargo en este cruce de calles se encuentra la bonita Iglesia de Nossa Senhora de Assunção o “Igreja Matriz de Arrifana”, con su fachada totalmente cubierta de azulejos de color azul y dos bonitos mosaicos con imágenes religiosas que custodian la puerta de entrada al templo.







Las “flechas amarillas” de su fachada me indican la dirección del Camino dejando este bonito edificio a mi derecha.

Sin embargo la extensión de esta población, de antiguas raíces, que se remontan incluso a la época de los árabes en la Península Ibérica, se hace notar a lo largo de sus calles pudiendo contemplar sencillos pero históricos edificios sobre los que se deja notar el paso del tiempo.







Continúo caminando en dirección hacia la siguiente población, Escapães, sin que prácticamente se interrumpan las edificaciones a través de la Rua Banda de Música, Rua Outeiro, Rua Ramalhal y Rua Aldeia Nova, para después de recorrer 2,8 Km y según me indica la señalización, ya en el término de Escapães, tomar a la derecha ahora ascendiendo por la Rua Santo António que finaliza en el cruce con la Rua Doctor Domingo da Silva Coelho punto en el que existe el edificio de una moderna iglesia.







Desde que inicié la etapa solo he pisado asfalto y zonas urbanas por las que continúo, pero ahora enfrentándome a un kilómetro en el que salvaré un desnivel de 80 metros a través de una zona residencial poco poblada, por la que continúa la Rua Doctor Domingo da Silva Coelho hasta que finalizo en la carretera N-1.





Según la indicación del mosaico del Camino con vieira y flecha amarilla situado sobre un mojón, he de tomar hacia la izquierda por esta carretera de abundante tráfico rodado, sin embargo siendo positivo he de aclarar que tiene unas fenomenales aceras en ambos lados que al menos te evitan compartir el asfalto con los vehículos.

Atrás queda la población de São João da Madeira, que ahora desde la cima de esta colina se la puede observar con la sensación de proximidad al hallarse en la cima de otra colina, quedando oculto el recorrido con la bajada al valle y posterior ascenso durante los 5 Km que nos separan.





Este tramo de la carretera N-1 se hace demasiado pesado, coincidiendo incluso con una de la parejas australianas que al igual que yo observaban con desanimo el recorrido y la casi total ausencia de señalización que a veces nos hacía dudar del itinerario.

Solo la anécdota de encontrar a dos chicas que en principio pensé esperaban la llegada de algún autobús, sin embargo no era ese su cometido ya que su profesión es “la más antigua de este mundo”. Con ellas departí conversación durante unos minutos puesto que extrañadas e incrédulas me preguntaron si realmente hacía este recorrido andando, quedando desconcertadas pero convencidas cuando manifesté mi procedencia y cual era mi destino.

Las perdía de vista y aún se las veía en animada conversación, imagino que debido a la que ellas consideraban extraña y temeraria idea de este inaudito del Camino.

Sin embargo han sido necesarios 2,4 nuevos Km pos las aceras de esta carretera hasta llegar a Mamposta y observar como una flecha amarilla pintada sobre un pequeño muro de cemento me saca de este agobiante recorrido, justo en el PK 280 de esta N-1.







Aquí inicio el caminar por la denominada Rua Estrada Romana cuando son las 10 de la mañana. Al encontrar un sencillo bar café llamado Real Junior, considero apropiado hacer un descanso y tomar algo de alimento, aunque sugiero preguntar el precio antes de solicitar la consumición para evitar sorpresas.

Habiendo dado buena cuenta de una “pulga” de bocadillo con algo de jamón, cerveza y café, retomo la Estrada Romana y después de 300 metros, todo este recorrido entre edificaciones que bordean casi continuamente el trazado, llego hasta la aldea de Airas, caminando unos metros por un tramo adoquinado y sin asfaltar que quiere rememorar la forma de la calzada romana.

De nuevo por camino asfaltado aunque por suerte sin apenas tráfico me dirijo hacia Souto Redondo, población separada de Airas 800 metros, siendo en este recorrido el único momento de la etapa en el que durante 400 metros tendré la gran suerte de pasar por un bonito paraje y sin asfaltar, breve pero…. ¡es lo mejor de la etapa!







Salgo de Souto Redondo en dirección a Ferradal, otra pequeña aldea distante 1,3 km, aquí al menos existe un bar en el que podría permitirme un pequeño descanso, aunque en esta ocasión desisto y continúo.







Sin embargo en el tránsito por su calle principal observo una pequeña calleja que abre a mi derecha en dirección este y que me llama la atención por su poca amplitud debido al emparedado que la rodea, piso adoquinado y verdor rebosante por esas paredes que la conforman.





Por encima de una de las paredes creo distinguir la figura de un hórreo en medio de un huerto y que finalmente consigo fotografiar, aunque manteniendo un difícil equilibrio para conseguir la imagen debido al perímetro tapiado que nos separa, pudiendo apreciar que no es una reconstrucción y si algo que ha permanecido con el paso del tiempo y un apropiado mantenimiento.





Dejo atrás Ferradal y cuando apenas he avanzado 500 metros, ahora por algo más de campo abierto, puedo ver a mi derecha, hundido bajo el nivel de la carretera, un pequeño lavadero público que continua siendo usado por la vecindad de la zona.







Continúo mi camino naturalmente por vía asfaltada en campo abierto y alguna que otra casa diseminada, a través de la “estrada Real Ferradal, “estrada Real Gualtar”, “estrada Real Vendas Novas” que conforman una larga recta hasta terminar en la “rua Romana” que me llevará a desembocar después de 2,6 Km en la carretera N-1.

Realmente ya estoy en Mozelos, aunque continúo por las aceras laterales de que dispone de esta transitada carretera durante 500 metros, puesto que es un tramo urbano, lo que no impide el acceso de vehículos a los numerosos locales comerciales que bordean la vía, abandonándola por la derecha para caminar ahora por la principal calle de la población, rua Central da Vergada, mucho más tranquila.

Nada más iniciar esta calle principal me sorprende la existencia de un establecimiento dedicado a la imaginería religiosa, dando buena muestra de ello el amplio surtido expuesto en el patio de entrada.





Esta freguesia de Mozelos, con varios miles de habitantes, pertenece al concelho de Santa Maria da Feira.

Una antigua leyenda asocia el nombre de la población con la llegada de una dama francesa (madamemoiselle) que vivió en aquel lugar. La deformación de la palabra evolucionó con el paso del tiempo a Moazellus y definitivamente a Mozelos. Es la leyenda.

Prácticamente debo recorrer casi en su totalidad la rua Central da Vergada en la que abundan grandes casas, algunas de ellas modernas y confortables y alguna otra recordando la historia de este bello país y manteniendo su bonita imagen a pesar del paso del tiempo en un más que aceptable estado de conservación.





El recorrido por esta calle se mantiene durante 1,4 Km, pero se ha de estar atento a la señalización, ya que el Camino gira noventa grados por una pequeña calle a la izquierda, es la última calle situada unos 100 metros antes de llegar a una rotonda en que finaliza la rua Central da Vergada.

Esta pequeña calle se llama rua Joaquim do Porto, teniendo la casa que hace esquina sobre su fachada lateral incrustada la señal informativa del Camino con un azulejo que incluye la vieira y la flecha amarilla.







Un breve recorrido por esta calle me lleva hasta la carretera N-1 que he de cruzar y así continuar en descenso unos pocos metros por la calle de enfrente para inmediatamente tomar el primer desvío señalizado a la derecha, abandonando así Mozelos en dirección a la pequeña aldea de Ermil, distante 600 metros y que ya se divisa perfectamente.





El trazado del Camino, ahora por la aldea de Ermil, hace un corto trayecto en ángulo recto que finaliza subiendo hasta una vía más transitada que habré de cruzar. Sin embargo este recorrido me permite apreciar la existencia de otro hórreo, durante el breve ascenso justo en el vértice del ángulo recto que se describe el cruce con la otra calle, que dejo a mis espaldas.





Salgo de Ermil después de este breve ascenso, cruzando la rua Central de Goda, para ahora por una estrecha vía asfaltada comenzar una “peregrinación” entre pequeñas urbanizaciones diseminadas, comenzando por la rua Joaquim Domingues Maia y descendiendo hasta llegar al cruce señalizado hacia la Avenida Alminhas que sale a la derecha de mi sentido de marcha.

Por esta avenida Alminhas en suave ascenso durante 50 metros hasta llegar bajo el puente que me permite salvar el paso elevado de la autovía A-41, continúo otros 100 metros hasta desviarme ahora por la rua Urbanização Flávio Avelar, una amplia vía que finaliza en un zona usada a veces como aparcamiento de grandes camiones ya en descampado, continuando a través de un de un breve descenso por zona en la que razonablemente dudas sobre la continuidad del Camino.

Se debe continuar recto por esta especie de muladar, sin asfaltar, aunque en mi caso tuve la suerte de coincidir con un vehículo cuyo conductor me indicó que caminaba en la correcta dirección, para después de unas decenas de metros desembocar en un camino asfaltado denominado rua Costeiras que se ha de tomar en dirección hacia la izquierda.

Otros 200 metros en suave descenso y llego a la aldea de Loureiro de Baixo, con pequeñas edificaciones diseminadas alrededor de esta vía en ocasiones de asfalto o adoquinada en otras, pero prácticamente las edificaciones se mantienen hasta realmente entrar en Grijó.

La etapa a pesar de ser corta, puesto que deseo finalizar en Grijó, se me está haciendo insoportable por la cantidad de asfalto “pateado”, pues solo disfruté de 400 metros de agradable pista de tierra y piedra en todo el trayecto, así que mi dolorida pierna izquierda se está resintiendo.

Ahora atravieso la aldea de Chamusca y paso ante la fachada de una preciosa capilla totalmente cubierta de azulejo, pero apenas me detengo, estoy deseando llegar al Grijó.

Un nuevo y suave descenso me lleva hasta el túnel que me permite salvar ahora el paso de la A-1, donde coincido con el conductor de un vehículo que se detiene y amablemente me pregunta si me dirijo a Grijó, hecho que le confirmo, me da ánimos y me informa de la proximidad, así como de circunstancia de que si estuviese cerrado, había de recurrir a la vecina de la casa anexa siguiente al albergue que dispone de llave.

Agradecí la información, identificándose como José, marido de una de las personas que componían el grupo de gestores de este albergue parroquial, quedando en poder vernos por la tarde, ya que su esposa estaba hoy de “turno” gestionando el albergue.

Efectivamente, apenas me quedan 600 metros por recorrer en cuyo trascurso y animado por la proximidad paro un momento a contemplar una “Alminha” (especie de mausoleo, capilla, nicho o santuario) que rememora con el concepto cristiano el alma de los difuntos, siendo en este caso denominada “Alminhas do Senhor do Padrão”, situada ante la fachada de un puesto de enfermería.







Llego al Albergue de San Salvador de Grijó alrededor de las 13 horas y no tengo necesidad de localizar la llave puesto que está abierto, se me adelantaron las dos parejas de peregrinos australianos.

La edificación se corresponde con una pequeña casa que se está reconstruyendo por fases, en función de la disponibilidad económica y del esfuerzo de personas que desinteresadamente se encargan dentro del grupo parroquial creado, de mantener la inquietud de tener un albergue y hacerlo realidad.





Como bien reza tras el portalón de entrada, este albergue se inauguró el día 1 de junio de 2014, apenas tiene un año de vida, así tengo el placer de conocerlo a sus 11 meses de vida peregrina.





Su interior, sencillo pero muy agradable, con un patio de entrada y una planta primera totalmente acondicionada, así como un jardín posterior y varias habitaciones en la planta baja, en fase de acondicionamiento, que ya se pueden usar parcialmente en caso de afluencia masiva de peregrinos.







En su planta primera dispone de tres pequeñas habitaciones equipadas con literas y capacidad para varias personas en cada una de ellas, asimismo tiene un servicio común y sala de descanso que hace además la función de oficina de recepción.





Y una amplia y totalmente equipada cocina que cumple cualquier expectativa y necesidad que todo peregrino ha de agradecer, montada sobre todo con mucho cariño al igual que el resto de instalaciones.





Después de instalarme en una de las habitaciones no ocupadas y asearme adecuadamente, me puse mi “traje de calle”, solo llevo un finísimo y poco pesado pantalón vaquero como prenda especial, estoy decidido a tomar algo serio de comer.

No quiero olvidar el dejar constancia de una sugerencia: la calle en la que se encuentra el albergue es muy estrecha y sin aceras, con un muro enfrente, pero a pesar de su reducida anchura es de dos direcciones para vehículos que en absoluto ponen la adecuada prudencia ni respetan límite alguno de velocidad. Consecuentemente al salir del albergue o del establecimiento de al lado hay que ser sumamente precavido con el fin de evitar un serio accidente.

Todavía no son las 14 horas, así que en primer lugar me dirijo al colindante bar/mini mercado que comparte pared con el albergue, pero hoy no disponen de algún tipo de sopa o cocido que me entone un poco el cuerpo, así que decido buscar otro sitio a ser posible.

A unos metros del otro lateral del albergue existe otro bar en el que no sirven comidas, pero ante mi interés por tomar un buen cocido portugués, unos clientes del lugar me sugieren la posibilidad de que pudieran tener el deseado cocido en el Restaurante O Conde, aunque está algo distante en dirección al centro de Grijó, así que me pongo a caminar de nuevo de acuerdo con las indicaciones recibidas y después de casi media hora estoy a las puertas del establecimiento.







Si el aspecto exterior es el de una casa moderna y bien cuidada, su cocina es una verdadera maravilla, apenas quedaban comensales en la amplia sala comedor, lo que no fue impedimento para ser perfectamente atendido, limitándome a la especialidad del día puesto que hoy carecen del preciado cocido.

Comencé con una excelente crema de verduras, ¡sensacional! Totalmente casera y con productos naturales, lógicamente no podía faltar una cerveza previa fresquita.





De segundo plato, me sirvieron un para mi desconocido plato portugués de excelente presentación y con una fortaleza por su cantidad y composición capaz de alimentar a cuatro personas, acompañado de un plato de arroz blanco, a esta composición gastronómica la llaman “Feijoãda ás Transmontana”.





Tan suculentas y excelentes viandas no se podían tomar sin la compañía de una jarra de vino tinto y finalizar la comida con una buen postre de “morangos” (fresas) y un “dedal” de excelente café portugués. Mi esfuerzo me costó conseguir ver los platos vacíos.







Todo un acierto de la asesoría y mereció la pena desplazarme un par de Km después de llegar al albergue, en cuanto al precio totalmente asequible para un peregrino.

De regreso al albergue ahora con toda la paz y tranquilidad que supone una buena comida después de finalizar la etapa, pude ir contemplando tranquilamente el recorrido realizado e incluso al pasar junto a la entrada del Monasterio de São Salvador de Grijó acceder al recinto en el que se encuentra.







Este precioso conjunto arquitectónico familiarmente conocido como “Mosteiro de Grijó”, acogió en el año 1112 a la Orden de San Agustín procedente del primitivo monasterio de Muraceses.

En los inicios del siglo XVI el edificio se encontraba en ruinas, pero con el retorno de los monjes a Grijó fueron necesarias las reformas apropiadas para hacerlo habitable, finalizando las obras del claustro, refectorio y sala capitular en el año 1600.

En cuanto a la iglesia se prolongó su construcción durante casi 30 años, hasta 1629. La fachada principal se encuentra dividida en tres sectores, el primero de ellos lo constituye la arcada de acceso al templo.

El segundo está constituido por una ventana central vertical a lo largo de todo el sector y dos ventanas laterales más pequeñas bajo las cuales se sitúan las imágenes de San Pedro y San Pablo.

El tercer sector está formado por un frontal triangular con dobles pináculos laterales, así como dos pináculos centrales que custodian la cruz como imagen central y vértice del triángulo.







Dispone de un claustro cuadrangular rodeado por las dependencias conventuales ubicadas a la derecha de la iglesia.







La iglesia en su interior es de planta rectangular, con la cubierta abovedada y seis capillas laterales. Su altar mayor, cubierto por una bóveda de cuarterones geométricamente distribuida, ofrece en su conjunto una imagen espectacular.







Dentro de este amplio recinto conventual y en la parte lateral izquierda del mismo, existe un edificio independiente que en la actualidad acoge a la Junta de Freguesia, lugar al que pude acceder y sellar la credencial.







La amabilidad de la persona que me atendió en la sede de la Freguesia es digna de resaltar, ofreciéndose para acompañarme a visitar la iglesia y claustro del monasterio a partir de las 17 horas, pero mi error de interpretación me lo impidió, ya que regresé sobre las18 horas acompañado de las dos parejas australianas, coincidiendo con la celebración de un acto religioso que precisamente se iniciaba a las 18 horas, haciendo imposible la visita.

Realmente lo siento sobre todo por mi retraso horario al entender que existía más de una hora de margen para la visita, lo que obligó a la amable señorita de la Freguesia a permanecer en el recinto para indicarme esa circunstancia. ¡Gracias!

De regreso al albergue encontré nuevamente a José (la persona que me asesoró llegando a Grijó), ahora acompañando dese encantadora esposa Sara, hoy responsable del albergue dentro del grupo que conforma la comunidad parroquial.

Después de efectuar el apropiado registro y ofrecer un pequeño donativo para el mantenimiento del albergue, estuvimos departiendo durante prolongado espacio de tiempo en el que la predisposición natural que mostraba Sara para una atención muy especial hacia los peregrinos, ya por sola esa sencilla condición ha merecido la pena pernoctar en Grijó.

En mi caso no solo me ofreció la posibilidad de que me reconociese un médico al saber el estado de mi pierna y las molestias que sentía, pero sinceramente se lo agradecí porque me encontraba mejor, posiblemente por haber acortado el recorrido del día de hoy a pesar del permanente asfaltado del mismo.

A requerimiento mío, me facilitó información de posibles lugares donde alojarme en Oporto, lo más céntrico posible, ya que pensaba descansar un par de días en esa preciosa ciudad. Gracias por todo a Sara y José. Esto es ¡hacer Camino..!

Ya casi entrada la noche, como no tenía gran prisa para el día siguiente, di un breve paseo en dirección al Monasterio. Aunque las parejas australianas me invitaron a compartir cena con ellas en el bar anexo al albergue, sin embargo rehusé amablemente pues la comida de hoy ha sido de las que hacen época y todavía me encontraba totalmente saturado.

Más tarde recordé que se estaba retransmitiendo por TV el partido de futbol de carácter internacional en el que participaba el Oporto, así que me encaminé al bar anexo al albergue en el que todavía estaban los australianos finalizando la cena. Por mi parte degusté una copa de licor durante la finalización del partido, abasteciéndome además de algo de fruta para la etapa del día siguiente.

Retorné al albergue y definitivamente me retiré a descansar como ya hacían las parejas australianas, pues al final solo éramos los cinco peregrinos por lo que pudimos disfrutar de habitaciones independientes.





Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Malaposta:
-Hotel Feira Pedra Bela***
    Localización: Rua da Malaposta, 510 EN1 (junto al Camino)
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+351) 256 910 350



Lourosa:
-Bombeiros Voluntarios
    Localización: Avenida Principal, 4030
    Propiedad y Gestión: Bombeiros
    Tel.: (+351) 227 443 189



Grijó:
-Albergue de São Salvador de Grijó
    Localización: Rua Cardoso Pinto, 274 (en el Camino, junto al Monasterio)
    Propiedad y Gestión: Parroquial
    Tel.: (+351) 968 702 769
    Inaugurado el día 1 de Junio de 2014



Nota sobre alojamientos en Portugal:
- Bombeiros Voluntarios: no es obligación de este cuerpo el alojar peregrinos. Es necesario avisar con varios días de antelación y estar dispuestos a recibir una respuesta negativa. Su "colaboración" consiste en ofrecer un colchón o un espacio, ducha o acceso a casa de baños. No obstante, es aconsejable llevar una esterilla. Las condiciones e instalaciones no son las apropiadas, es preferible evitar alojarse en estos lugares, además habitualmente no son gratuitos. Como emergencia es válido antes que dormir a cielo abierto.

-Pousadas de Juventude: durante la reserva previa es conveniente informar de que se es peregrino. No es necesario el carnet de alberguista, es suficiente con la credencial.

-Hostel o Pensão: es conveniente mostrar la credencial, normalmente ofrecen decuentos a peregrinos.