Camino Primitivo (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 7º: Berducedo - Grandas de Salime: 20,44 Km



A mi hora habitual inicio el nuevo día comprobando que el equipamiento está perfectamente seco, incluso ya hay algún peregrino preparando su desayuno, concretamente Xavi, que aún disfruta de la leche fresca y natural conseguida en su travesía por la Ruta de los Hospitales.





Como todavía es de noche me encamino al bar El Cafetín, lugar en el que desayuno un café con leche y algo de bollería, suficiente para iniciar esta etapa que se promete interesante y además la climatología no parece que amenace demasiado.

Al salir del Bar El Cafetín tomo hacia la izquierda por la AS-34, realmente es una calle de Berducedo, y unos 100 ms después de pasar por la puerta del Bar La Culpa fue de María sale un desvío a la derecha que baja hasta el centro del pueblo, lugar en el que se encuentra la Iglesia Parroquial de Santa María del siglo XIV que ha sufrido varias restauraciones desde su primitiva existencia por lo que conserva pocos elemento originales.

Abandono el núcleo urbano a través de una senda en ascenso dejando a mi espalda Berducedo con el alumbrado eléctrico aun destacando sobre las incipientes luces del amanecer y el caminar de algún que otro peregrino.





Algo más de un km de subida y comienza un suave descenso que me conducirá hasta La Mesa a través de una bonita zona boscosa que me ofrece unas espectaculares vistas de la cadena montañosa del fondo del horizonte entre las luces del amanecer.







Después de casi dos km y medio dejo tanto la senda como la posterior pista forestal para incorporarme a una carretera vecinal asfaltada con una señalización que informa claramente de la distancia que resta hasta Grandas de Salime.







El paisaje me sigue sorprendiendo con una mezcla de colores en las que resaltan sobre manera unas tonalidades encendidas que el sol dibuja sobre la tierra en espectacular contraste con las verdes zonas de sombra aún ocupadas por las sombras.







Las parcelas ribereñas de la carretera se encuentran decorados con una variada distribución de hongos sobre su superficie que se completa en la lejanía con la visión de los molinos eólicos sobre la cresta de la montaña próxima.





Van a ser las nueve horas pasadas cuando accedo a La Mesa, pequeña población que vive principalmente de la agricultura y la ganadería dentro de este pequeño valle regado por el arroyo de los Cabríos. La bonita imagen de Iglesia Parroquial de Santa María Magdalena destaca en un cruce de caminos sobre una pequeña elevación como emblema de la población.





Prácticamente junto a la iglesia y en la misma carretera se encuentra el Albergue Municipal de La Mesa que esta noche solo ha tenido alojado un peregrino, precisamente el que ayer llegó a Berducedo con bicicleta a última hora de la tarde y la capacidad estaba completa. Exteriormente presenta buen aspecto con una parcela como antesala y algunas mesas al aire libre, la capacidad del albergue es para 20 peregrinos (14 en litera y 6 en colchoneta).







A partir de aquí, se inicia una subida respetable a través de una retorcida carretera que nos llevará hasta los pies de una planta de “molinos de viento” (generadores de electricidad eólicos) pero las vistas que voy dejando atrás bien merecen la pena cuando son casi las diez horas y el día ha abierto su luminosidad a pesar de las nubes.







Después de recorrer dese La Mesa el km y medio que me permite salvar un desnivel de 180 m, llego a la cota más alta del día con sus 1047 m en la cima por la carretera que transito.

A partir de este momento se inicia un descenso que me conducirá hasta el embalse de Salime. Solo 800 m más de carretera en descenso para definitivamente abandonarla por una senda que se abre a la derecha perfectamente señalizada.







No han transcurrido cinco minutos cuando entro en Buspol desde donde puedo observar la belleza del paisaje de esta otra vertiente, dibujándose al fondo la cola del embalse, la climatología me sigue respetando por lo que aprovecho esta buena hora para disfrutar del entorno y un potente desayuno con jamón, queso, tomate, pan cerveza y plátano para reponer fuerzas y ampliarlas para el resto de la jornada, usando una improvisada mesa de piedra de pizarra en este majestuoso lugar.





Buspol realmente está formado por varias edificaciones en la que solo vive una familia dedicada a la agricultura y ganadería a cuyo propietario tuve el placer de conocer ya que con suma amabilidad me deseó un ¡¡buen Camino!! compartiendo unos minutos de charla. En este mismo lugar está la Capilla de Santa Marina de Buspol cuya historia se remonta al siglo XIV, encontrándose entre las más antiguas del Principado aunque el paso del tiempo no la deja impasible apreciando la ausencia de la campana en su bonita espadaña que solo conserva el madero de fijación.





En su interior alberga un sencillo altar presidido por tres pequeñas imágenes dentro de sus hornacinas de madera y algunos candelabros con flores, dejando las paredes entrever el precario estado en que se encuentran.







En esto fabuloso entorno coincido con cuatro peregrinos de Jávea con quienes hice noche en el albergue de Berducedo. Después de dejar plasmada fotográficamente nuestra presencia en estos parajes junto a la ermita decidieron continuar Camino.







Una vez finalizado el desayuno continúo la marcha por estas laderas que presentan una vegetación de tomillo y romero propia de la altitud y bajas temperaturas aunque con zonas de buenos pastos y sobre todo las increíbles vistas hasta la ribera del Navia, si bien ya al fondo se observa la neblina que no augura buenas consecuencias meteorológicas.







Pronto el paisaje se torna boscoso al adentrarme en unas zonas en que la riqueza de su vegetación te abruma con su tranquilidad y belleza, por una fabulosa senda en descenso durante algo más de seis km en la que se agradece la señalización ante la soledad en que te encuentras con los continuos recodos del camino y cambios de dirección.





Creo que estoy viviendo uno de los recorridos más bellos del Camino Primitivo e incluso de los Caminos que hasta el momento conozco, esta maravilla de la naturaleza solo se puede apreciar desde su interior tal y como este recorrido te lleva.





Pero lo bucólico del lugar no debe hacernos olvidar la necesidad de mantener nuestras botas con el cordaje bien prieto ante el continuo y pronunciado descenso, lo que aliviará nuestro caminar y la tranquilidad de evitar males físicos mayores.





También es muy importante estar atentos a la señalización aunque a veces se prolongue su ausencia, lo que provoca cierta intranquilidad por la soledad y aislamiento del lugar ya que cualquier error por estos parajes puede gastarnos una mala pasada.







El cielo se va cerrando y el mal presagio cada vez se hace más real aunque la senda es majestuosa con su manto de hojarasca y el vislumbrar de alguna carretera que bordea el cauce del Navia me tranquiliza ante esta inmensa soledad.





A pesar de mi total observancia de la señalización, hay momentos en que te sientes desorientado puesto que el continuo zigzagueo de la senda para salvar estas pendientes te aleja de la vertical del embalse dejándolo a mis espaldas, sabiendo que debo cruzar por encima de su dique, lo que me hace pensar en cualquier error por mi parte permanentemente aunque así no suceda.







Poco después desaparecen mis temores cuando veo que la senda retoma la dirección adecuada pero nuevas peripecias acechan como un árbol caído que es difícil de salvar, ya que no he de olvidar que transporto una voluminosa mochila y cualquier fallo al intentar salvarlo por encima puede dar con mis huesos por la ladera, así que me decido a gatear por debajo y salvar el obstáculo.







El cielo ya se cerró y comienza a caer agua de manera que he de ponerme el chubasquero y proteger la mochila, pero por suerte solo me queda un centenar de metros para abandonar esta espesura boscosa y salir a pie de la carretera que me retornará hacia la presa que se puede observar en toda su grandeza desde el mirador existente en sus proximidades.







Llegado al muro del embalse observo con alegría que la mayor parte de los peregrinos que pernoctamos en Berducedo se encuentran descansando en una de las zonas más amplias del dique, el agua sigue cayendo, así que allí están los cuatro chicos de Jávea, Manolo&Isabel, y Xavi, solo faltan la pareja de ¿holandeses? y Rodri&Nayana.

Continúo mi Camino con Xavi y ya en la otra ribera de la presa le sugiero que continúe su buen andar pues su ritmo es mucho mayor que el mío y tampoco es cuestión de “machacarle” este nuevo ascenso por carretera que iniciamos, además yo pienso descansar tomando un refresco en el cercano Hotel Las Grandas.







El círculo se va cerrando, en el Hotel Las Grandas encuentro a la pareja de ¿holandeses? haciendo buen uso de la cocina del lugar, ya estamos casi todos, así que después de tomar un recuperador refresco continúo mi caminar, no sin antes hacer un nuevo alto en un mirador existente al borde de la carretera desde donde puedo seguir observando entre la bruma la amplitud de esta presa con los restos de viviendas que aún permanecen desde la ejecución de la obra.







Aquí se terminó de cerrar el círculo de los peregrinos que pernoctamos en Berducedo, pues en plena subida me adelantan Rodri&Nayana que lógicamente tienen una mejor marcha que la mía, ¡la juventud se impone!, así que hay que dar paso a su vigorosa energía y ver cómo van superando la pendiente de esta subida a medida que se alejan enfundados en sus chubasqueros.







Son cuatro kilómetros de ascenso por esta carretera AS-14 a la que he retornado desde el embalse de Salime y que me permiten salvar un desnivel de 290 m, debiendo ir muy atentos al tráfico pues existen zonas en las que se camina prácticamente emparedado entre quitamiedos y cortados, no estando exento de riesgos por la densidad del tráfico y lo desapacible del clima, aunque las preciosas vistas de la cola del embalse entre cortados son una maravilla.







Cuando faltan dos km para Grandas de Salime, vuelvo a abandonar la carretera para tomar una bonita pero endiablada senda que en ocasiones se funde con los helechos que prácticamente la encierran, aunque manteniendo el prolongado ascenso casi hasta las puertas de la población.







Para mi estos últimos dos kilómetros se me hicieron bastantes pesados como tramo final de la etapa, aunque sean las 14 horas cuando consigo entrar en Grandas de Salime.







La etapa por mi parte está cumplida, así que me encamino hacia el Albergue Municipal de El Salvador, aunque con gestión particular, ubicado al otro extremo de la población, concretamente en la avenida de la Costa, 20, inaugurado en 2011 con todas las prestaciones imaginables, a la primera persona que encontré resultó ser Elena, la hospitalera de La Mesa, una chica malagueña que desempeñaba ese cometido esta temporada y estaba haciendo una visita de buena vecindad.







El hospitalero, tengo la sensación de que no era hispano más bien parece anglosajón, me recibió ofreciéndome un estupendo vaso de agua, detalle que agradecí, gestionando mi inscripción a la vez que me explicaba las características del albergue y acompañándome hasta la sala de literas ofreciéndose incluso a ayudarme con la mochila.

En esta ocasión solo éramos los mismos peregrinos de Berducedo, “la docena”, así que estuvimos encantados del rencuentro aunque la chica de Jávea venía bastante perjudicada de los pies, sin embargo Isabel se iba recuperando progresivamente ya que las ampollas siguen siendo unos de los mayores males del peregrino.

Siendo buena hora para comer decidimos darnos un pequeño homenaje uniéndome a Rodri&Nayana y Xavi pues al parecer una vecina de la localidad les sugirió el restaurante Arreigada, así que dicho y hecho. La impresión inicial era de un sitio normal aunque solo había una sola pareja en el amplio comedor.

La chica que nos atendió, más bien distante y seca, nos “sorprendió” con un agradable menú compuesto por dos primeros: arroz con carne o sopa de verdura, dos segundos: carne de conejo o filete de ternera, bebida y postre. Por mi parte decido saltarme el menú y opté, en mal momento, por un buen chuletón previa confirmación de la excelente calidad del mismo y sopa de verduras que riego compartiendo unas botellas de sidra.

Nuestra habitual predisposición a disfrutar de una relajada comida con la satisfacción de otra etapa cumplida, poco a poco se fue agriando ya por la limitación de la cantidad servida, ya por la falta de predisposición de la persona que nos atendió cuando solo pides un poco de “calor” hogareño después de una dura jornada como la vivida.

Respecto al chuletón, salvo la respetabilidad del precio, la calidad estaba distante de las preciadas carnes de esta tierra. Sin embargo la sorpresa fue en aumento cuando al solicitar la cuenta de lo consumido poco le agradó que lo hiciésemos de forma individualizada además de hacernos notar que en el menú no se contemplaban los tercios de cerveza, solo cerveza de barril. Con nuestro sentimiento de la atención recibida y la sensación de incredulidad abonamos la cuenta y dejamos el local con una idea clara, intentar no volver, pues “una cosa es convivir con el peregrino y otra muy distinta vivir del peregrino”.

Por mi parte regreso al albergue mientras que los demás deciden hacer una visita al Museo Etnográfico ubicado en la antigua sede de la casa rectoral, donde se pueden contemplar testimonios de la vida tradicional de la zona.







La población de Salime, cuyos primeros testimonios se remontan a la época romana, siendo punto obligado del Camino de Santiago con su hospital de peregrinos. Sin embargo con el inicio de la construcción en 1945 del embalse de Salime, inaugurado en 1954, dejaría bajo sus aguas esta sencilla población con un total de 685 hectáreas inundadas, si bien ya desde 1834 se había integrado en el concejo de Granda, dando lugar a la actual demarcación de Grandas de Salime.

Aproveché la tarde para visitar la población, destacando sobremanera la Colegiata de El Salvador cuya primitiva iglesia se remonta al siglo XII y de la que aún se conserva la portada románica en el interior del templo. Su parte exterior está rodeada por un cabildo que hace resaltar la suntuosidad del edificio.







Próximo a la Colegiata se encuentra la sede del ayuntamiento con una singular estructura metálica que da soporte a la campana del reloj.







Además recorriendo sus calles se pueden observar otras singulares edificaciones que rememoran la grandeza de otros tiempos, con una bella población que parece anclada en otra época con establecimientos curiosos tales como la Tienda de Comestibles y sus amabilísimas propietarias, frente al ayuntamiento, en el nº1 de la calle Ferreiro, el bar Benjamín en el nº 8 de la calle Méndez Valledor y la panadería obrador en la que se trabaja sin descanso en el sótano del nº 15 de la calle Pedro de Pedre.







De regreso al albergue tuve necesidad de comprar una cajita de parches anti rozaduras, los llamados Compeed, por lo que acudí a la farmacia donde tenían una buena dotación de los mismos ante la creciente necesidad de este producto para evitar rozaduras y ampollas, me sorpresa aún fue mayor cuando al precio a pagar por este producto superaba en más del 40% al requerido en otras poblaciones, no me queda más remedio que reiterar el dicho del restaurante, “una cosa es convivir con el peregrino y otra muy distinta vivir del peregrino”.

Ya próximo al albergue, me provisiono de algunos víveres para la cena y la etapa de mañana, retornando definitivamente al albergue. Aquí efectivamente, se dispone de casi todas las facilidades, pero llama la atención que por lavar y secar se soliciten 10 € en total (5 € por lavado y 5 € por secado) cuando el alojamiento por una noche es de 5 €, creo que sigue existiendo algo fuera de lugar, pues lo único que se consigue con estas actitudes vividas es que el peregrino intente variar los posibles finales de etapa por otros más propicios.

Cené en el albergue compartiendo mesa y viandas con Nayana&Rodri y Xavi a la vez que comentábamos las vicisitudes del día, teniendo como vecinos de mesa y sala a los chicos de Jávea que también habían tomado la misma decisión que nosotros en cuanto a la cena.

Ya entrada la noche estimamos apropiado retirarnos a descansar aunque Xavi dada la experiencia de la noche anterior tenía sus reservas por la posible “sinfonía de ronquidos” que se podía avecinar durante la madrugada y posiblemente la tendría que soportar en todo su esplendor.





Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

La Mesa:
-Albergue de Peregrinos de La Mesa
    Localización: La Mesa s/n (junto al Camino)
    Propiedad: Municipal; Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 985 979 013 / (+34) 618 253 441 / (+34) 985 627 021 - Ayuntamiento
    Remodelado en 2015

-Albergue Turístico Miguelín
    Localización: La Mesa s/n (junto al Camino)
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 985 91 43 53
    Inaugurado en 2018



Vistalegre:
-Albergue Las Grandas
    Localización: Vista Alegre s/n (junto al Camino)
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 985 627 230
    Inaugurada la parte correspondiente a habitaciones compartidas en 2016

-Hotel Restaurante Las Grandas**
    Localización: Vista Alegre s/n (junto al Camino)
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 985 627 230



Grandas de Salime:
-Albergue El Salvador de Grandas de Salime
    Localización: Avenida de la Costa, 24
    Propiedad: Municipal; Gestión: Privada
    Tele.: (+34) 696 221 565 / (+34) 626 464 183
    Inaugurado en Mayo de 2011

-Albergue Casa Sánchez
    Localización: Calle El Carmen, 5
    Propiedad y Gestión: Privado
    Tele.: (+34) 626 665 118 / (+34) 985 78 11 50
    Inaugurado en Mayo de 2016

-Pensión Restaurante A Reigada**
    Localización: Calle Pedro de Pedre, 9
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 985 62 70 17

-Hostal Bar Occidente
    Localización: Calle Antonio Machado, s/n
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 659 123 467

-Hotel La Barra**
    Localización: Avenida de la Costa, nº 4
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 985 62 71 96 / (+34) 663 90 52 84