CAMINO SANABRÉS (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 3º: Camarzana de Tera - Rionegro del Puente: 24,47 Km





Me informaron la tarde anterior que la cafetería abría temprano, aunque eso me obligase a salir algo más tarde de lo habitual, pero he preferido esperar a la apertura y disfrutar de un café con leche con tostadas.

Me atendió en la barra de la cafetería el hijo y nieto de los propietarios, a quien informé de la desagradable experiencia nocturna de los limpiadores de la moqueta con el compresor. Desconocía esta circunstancia y me presentó sus disculpas, aunque imagino que no habría sido el único cliente afectado.

Una vez finalizado el desayuno, abandono ya la cafetería con mi mochila y tomo la carretera a la derecha (dirección suroeste), avanzando por su lateral hasta llegar después de 700 metros, todavía dentro del casco urbano, al cruce señalizado dirección Pumarejo de Tera, frente al edificio de un colegio público, donde tomo a la izquierda (ahora en dirección sur).





A través de carretera asfaltada, pero con la gran ventaja de disponer de un carril para peatones y bicicletas, separado por unos postes de madera de la zona de vehículos, me dispongo a recorrer los 1,6 Km que me conducirán hasta la ruta tradicional del Camino.





Finalizando esta recta se pasa junto a una cantera de suministro de áridos para la construcción, por lo que debemos ir atentos al enorme tráfico de camiones pesados que por esta vía transitan.

Antes de cruzar el puente que salva el cauce del río Tera y a continuación de la planta de áridos para la construcción, existe un pequeño desvío que lleva hasta la orilla del río, convertida esta zona, denominada La Barca, en playa fluvial y recreativa, disponiendo también de bar.

Procedo a cruzar el puente, cuidándome del tráfico rodado que por el circula, aunque no desaprovecho la oportunidad para contemplar la tranquilidad de las aguas de este río Tera y su enorme cauce.







Nada más pasar el puente, la pista de tierra del Camino cruza esta carretera ZA-105, así que me incorporo a ella, tomando a la derecha para continuar ya en dirección oeste, de acuerdo con la señalización de la placa y mojón existente.







La pista discurre paralela a la ribera del Tera, entre choperas y sombras que hacen las delicias de cualquier peregrino.







Después de 3,3 Km por esta pista orillas del Tera, hay que incorporarse durante 650 metros a la carretera ZA-P-2547.





Recorridos estos centenares de metros por el asfalto, se vuelve a abandonar la carretera por la derecha de acuerdo con las indicaciones del propio Camino.





Ahora la pista discurre junto al denominado Canal del Margen Derecho del Tera, cuyo cauce queda a la izquierda de nuestro sentido de marcha y solo 300 metros después se encuentra la Fuente de La Ribera, con una pequeña techumbre y un banco de piedra que siempre es de agradecer.







Decido no abandonar el margen de este canal, así voy recorriendo su contorno que describe meandros a lo largo de la vega, en su trayecto entre la población de Calzadilla de Tera y el cauce del río Tera.







Son 900 metros durante los cuales voy bordeando el contorno de la población de Calzadilla de Tera, precedido por una pareja de peregrinos extranjeros con quienes también coincidí en el hotel, hasta llegar al extremo norte de la población que queda a mi izquierda.







Continúo caminando por el margen derecho del Canal, ahora dejando atrás las edificaciones del núcleo urbano y transitando junto a pequeñas parcelas de cultivo que agradecen la abundancia de riego existente. Me sigue precediendo la pareja de peregrinos.





Ahora llego a la altura de la siguiente población, se trata de Olleros de Tera, distante de la anterior 1,6 Km, siempre continuando por la pista que bordea el trazado del canal. Me encuentro el primer puente que accede a la población salvando el cauce del canal, por lo que decido adentrarme en su casco urbano y al menos recorrer la población.





Ya en la proximidad del puente, observo más detenidamente la señalización y puedo apreciar cómo alguien, imagino que de manera interesada, ha alterado las flechas amarillas de señalización, incluida la existente sobre el mojón, así que definitivamente me adentro en el área urbana, tomando a la izquierda y cruzando el puente.







Desemboco directamente ante la fachada de la Iglesia de San Miguel, recientemente restaurada y que se supone construida en el siglo XIX.





Sobre su fachada se ha colocado una placa de las que habitualmente instalan los Amigos del Camino de Santiago de Zamora con alegorías del Camino.







Son las 09:00 horas, así que decido continuar, por lo que salgo a su calle principal, coincidente con la carretera ZA-P-2547, donde tomo a la derecha en dirección noroeste.

A la salida, hay una calle diagonal a la carretera por la derecha. Continuando por ella se puede encontrar, dentro del núcleo urbano, un albergue privado y un par de bares. La construcción que aquí hace esquina con la carretera, tiene una curiosa decoración y un mojón de guijarros.





Nada más abandonar la población, frente a una fuente instalada en el margen derecho de la carretera, a mano izquierda sale una pista de hormigón en dirección oeste, perfectamente señalizado el desvío, tanto con carteles como con flechas amarillas.





Esta pista de cemento que aquí se inicia, conduce directamente ante ermita de Nuestra Señora de Agavanzal, distante 1,4 Km.







El edificio actual de esta ermita de Nuestra Señora del Agavanzal (escaramujo o mata de rosal silvestre), se construyó con mampuesto y ladrillo, empleando escasa sillería solo en su puerta rectangular.

La ermita dispone de un retablo barroco del siglo XVIII de madera de pino tea y chopo del país. Encargo de la familia Bustamante cuando ordenaron la ampliación de la pequeña ermita, según datación realizada con motivo de la restauración del mismo.







A la espalda del edificio de la ermita, se encuentra una pequeña edificación que dispone de una serie de bancos habilitados para descansar, tanto en su pórtico como en la sencilla y bonita área de recreo que ocupa la zona verde.







Después de rodear la ermita se comienza a caminar ahora en dirección suroeste, aguas arriba por el margen derecho del río Tera, a través de una amplia pista.

Después de 800 metros existe la posibilidad de continuar caminando, a través de zona boscosa, por las proximidades de la ribera del río según informa un cartel al borde de la pista, hasta llegar hasta los pies de la presa.







En mi caso decido continuar caminando por esta amplia pista, desviándome del margen del río, aunque me suponga algo más de recorrido, pero prefiero lugares bien señalizados y con amplia visión del recorrido durante el que hay momentos en que estamos situados al mismo al mismo nivel del muro de la presa.







Continúo por esta pista con suaves ascensos y descensos, hasta que en una de las cimas decido hacer un breve descanso y tomo algo del alimento que llevo. Durante la parada coincido con Jesús y Mari Carmen, quienes a pesar de haber salido desde Santa Marta de Tera, ya me han dado alcance, son unas verdaderas “máquinas volantes”, porque no andan, “vuelan”.

Desde uno de los puntos elevados del camino hacia la presa, ya se puede observar con mayor precisión la amplitud de este gran embalse.







Una pequeña subida antes de proseguir hacia la carretera que cruza el embalse por encima del muro de la presa y me encuentro con un grupo de peregrinos en bicicleta (“bicigrinos”), con quienes me detengo unos instantes para cambiar impresiones del recorrido.







En el inicio del acceso al muro de la presa, observo como al final de los aproximadamente 500 metros del mismo, caminan Jesús y Mari Carmen. Prosigo pues mi tránsito a través de esta vía asfaltada sobre el muro de la presa, impresionando tanto su volumen como los 43 metros de altura del dique de la presa.







La visión de la vertiente aguas abajo desde el muro de la presa, con la central hidroeléctrica a sus pies y la inmensa llanura por la que el río Tera vuelve a recuperar su cauce, es todo un espectáculo en un día que además la climatología lo permite.







La otra vertiente de la presa con su enorme capacidad de embalse es de una belleza indescriptible, viendo como la tranquilidad de sus aguas se funde con el horizonte, mientras sus orillas están bien protegidas por la vegetación que llega hasta el agua.





La paz y tranquilidad que este paisaje trasmite, me permite vivir uno de esos momentos del Camino en los que realmente sientes como la madre naturaleza y la mano del hombre a veces se alían para crear espacios tan bellos y relajantes, permitiendo el disfrute y la abstracción en mis pensamientos, con una inmensa paz desde uno de los miradores del muro de la presa.





Hay que proseguir, ahora caminando en dirección oeste, aguas arriba por la otra vertiente del embalse, por momentos casi bordeando el agua, mientras va quedando atrás el muro de la presa que conforma el embalse.







Poco a poco me voy separando de las aguas del embalse, al menos de su visión, hasta que después de casi 3 Km, un pequeño puente me permite salvar un perdido regato del embalse, adentrándome así por estos campos zamoranos repletos de encinas.







Apenas 400 metros después, me adentro en la pequeña aldea de Villar de Farfón, hoy prácticamente sin apenas vecinos y como bien expresa la losa de piedra colocada junto a la pared de su iglesia: “Este pueblo es soledad acompañada…… caminante, sentir la presencia en la ausencia, es compañía”.







El edificio más significativo de la población es su Iglesia de San Pedro, de una sola nave, con atrio y cabecera cuadrada.





Al salir del núcleo urbano para proseguir mi andadura, contemplo junto al Camino el emplazamiento del albergue privado Rehoboth, al que está accediendo por la puerta su propietario Craig.





Decido acceder a su interior para sellar la credencial y conocer este sencillo y original albergue, fruto de la voluntad de sus creadores y propietarios, un matrimonio de origen sudafricano, Craig y Dorothea.

Esta familia cristiana después de sus andaduras por el mundo promoviendo proyectos para atender a niños huérfanos, recorrieron el Camino de Santiago, comprando después esta casa en ruinas y que poco a poco están reconstruyendo, donde además de su vivienda, dispone de alojamiento para peregrinos, por ahora con un total de cuatro plazas.

Después de saludar a sus propietarios y sellar la credencial, retorno al Camino para proseguir la etapa, es hora temprana para finalizarla aquí, a pesar del encanto del lugar, pero aún me restan casi 6 Km hasta Rionegro del Puente.

El trayecto se mantiene con suaves ascensos y descensos primero por campo abierto y después por estrechas sendas entre campos de encinas.







Ya en las proximidades de Rionegro del Puente, el horizonte se despeja y me voy aproximando hacia la carretera N-525, caminando junto a ella con la visión directa de la población.







Accedo a la población a través de una zona de descanso a orillas de la playa artificial existente, cruzando el río por un paso habilitado al efecto.







A la derecha queda el puente sobre el que transita la carretera N-525, mientras a mi paso por el puente peatonal puedo apreciar el color que presenta el cauce del río, encontrando explicación al nombre de la población: “Rionegro” del Puente.





A continuación, una vez superado el cauce del río, giro a la derecha para salvar ahora la N-525 por el túnel que me permite acceder a la zona en la que se ubica el albergue, ya dentro de la población.





Comienzo a ascender hasta el nivel de la carretera, con la imagen de la iglesia y las primeras edificaciones.







Finaliza este corto trayecto frente al edificio del albergue y la imagen de un peregrino en una escultura forjada en hierro.





Accedo al edificio del Albergue de Peregrinos Virgen de la Carballeda, propiedad de la Cofradía de Falifos.

El término “falifo” hace mención a la prenda de mayor valor que el cofrade tuviese a la hora de su muerte y que los familiares entregaban a la cofradía. Subastándose posteriormente.

El edificio consta de dos plantas, renovadas y con las necesidades de un peregrino sobradamente cubiertas.

En mi caso me alojo en la planta inferior, planta en la que también se encuentran los aseos, preparada con numerosas literas y tres grandes camas.







A mi llegada, los vecinos de cama, dos peregrinos con quienes ya había coincidido, uno de ellos danés, me indican la posibilidad de ocupar la cama restante, enorme para mis hábitos de litera, por lo que agradecí el detalle.





Dispone también de unos patios que se pueden utilizar tanto para descansar y disfrutar de la tranquilidad del lugar como para usar los tendederos existentes para la ropa.

Durante mi instalación en la cama asignada y una vez aseado, me encuentro con los “chicos vascos” que también se hospedan en mi planta, también coincido durante mi visita al albergue con Jesús y Mari Carmen, ellos se alojan en la planta de arriba.

Van a ser las 14:00 horas y como se aproxima el momento de comer, cambio impresiones con Echanis y sus compañeros que sugieren, puesto que yo ya estoy dispuesto, me acerque al restaurante existente frente al albergue, parece ser que lo gestiona un tal Tero según le comentaron por el Camino y que ofrece una buena comida, con el fin de reservar la mesa mientras finalizan las tareas de instalación en el albergue.

Efectivamente, se trata de un local que llama la atención por la cartelería existente en su fachada: “Asociación Gastronómica – Me gusta comer”.





Dentro del local la sorpresa es muy agradable, confirmando que efectivamente su propietario es Teo, quien utiliza una casaca de cocinero profusamente coloreada a modo pintoresco.

Manifiesto la necesidad de disponer de cuatro plazas para comer, ya que mis acompañantes llegaran en breves momentos, mientras tanto yo disfruto de una cerveza fresquita.







Finalmente llegaron mis tres acompañantes y decidió Teo sorprendernos con un Menú de Peregrino del que no conocíamos su composición y realmente creo que consiguió sorprendernos. Aunque nunca osaré calificar la calidad y cuantía del menú ante la presencia de los tres verdaderos expertos vascos con quienes comparto mesa, pues son “del mismo Bilbao”.

Comenzó con un pastel de atún, para continuar con un caldo gallego y finalizar de con un tercer plato de filetes de cerdo en una exquisita salsa y uvas.







Pienso que fue un placer gastronómico de excelente presentación que remató con una maravillosa tarta casera y helado.







Antes de llegar a los postres hizo acto de presencia en el restaurante Montse, quien a pesar de las reticencias de la camarera que nos atendía, consiguió sentarse en nuestra mesa y compartir tan agradables momentos mientras ella también comía. El precio de este menú fue de 10 €.

Nos ofrecieron al finalizar unos chupitos de orujo, pero nuestra demanda por este preciado líquido era mucho mayor que la manifiesta propuesta que sugería la chica que nos atendía, así que para complementar la propuesta pedí que nos suministraran una pequeña botella de orujo blanco que aboné de manera independiente, dando de ella cumplida cuenta.

Ya en la sobremesa también se unieron a nuestra mesa una pareja de peregrinos que comió en una de las mesas próximas y con quienes hasta el momento no había coincidido. Se tratan de una granadina y su pareja, así que compartimos vivencias y recuerdos de las tierras granadinas, tan queridas para mí.

Dedico parte de la tarde a dar un paseo por las callejas del pueblo y conocer la salida para la etapa de mañana. Únicamente disponen de un pequeño establecimiento en el que se puede adquirir pan y algún que otro producto como jamón y queso, para mi más que suficiente, así que me llevo un poco de cada.

La población es pequeña, pero muy cuidada en el mantenimiento de sus edificaciones y de sus calles como puedo comprobar en el coqueto Centro de Salud ubicado en la calle de salida para la siguiente etapa.







Ya entrada la tarde llegó el momento de retirarse al albergue, donde la hospitalera, cofrade de los Falifos, a quien esta semana le corresponde en turno esta función rotativa entre los mismos.

Nos atendió con excelentes maneras, además después pudimos conocer que era la esposa de Teo, relatando como habían surgido estas nuevas dedicaciones para ella y su marido, pero en la vida sucede como en el Camino, te depara sorpresas inimaginables.

La idea era tomar para la cena en el propio albergue algunas de las viandas que había comprado, pero esas eran las ideas ya que finalmente, anochecido ya, decidimos visitar el otro bar existente en la población. Este se encuentra también en las proximidades, justamente en la plaza Diego de Losada (fundador de Caracas y nativo de esta población) próxima al albergue, se trata del Bar Palacio.

Allí ocupamos una mesa Fidel, Marce, José Antonio (los “chicos vascos”) y Montse, deleitándonos con un tapeo de bravas y posteriormente callos. En la mesa próxima se encontraban Jesús y Mari Carmen que optaron por continuar degustando su cena.

Después de una animada charla con la propietaria del local que ya regenta su hijo, nos relató la historia del pueblo y sus antecedentes en el oficio que había iniciado bastantes años atrás en otra zona de la población, hasta trasladarlo a este lugar donde actualmente continúan con la tradición.

Una vez acabado el “picoteo” decidimos complementarlo con algo más para dar por finalizada la cena, en mi caso degusté una gran tortilla de jamón.

Se estaban aproximando las 22:00 horas, así que decidimos retirarnos a descansar, pues mañana había que continuar y tal y como el Camino es, desconocemos si esta compartida “jornada gastronómica” será de despedida o la continuaremos en cualquier otro recodo del Camino en el día y momento más insospechado.



Mi sugerencia: Necesario conocer Rionegro del Puente: sencilla y cuidada población con un gran albergue y sensacional oferta gastronómica.



Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Camarzana de Tera:
-Hostal Juan Manuel
    Localización: Calle Carretera, 2
    a la entrada del núcleo urbano, junto a la estación de servicio
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 980 649 019



Calzadilla de Tera:
-Albergue de Peregrinos de Calzadilla de Tera
    Localización: Calle de las Eras, 14
    Junto al consultorio médico
    Propiedad y Gestión: Municipal
    Tel.: (+34) 980 645 845 - Ayuntamiento
    Inaugurado en 2006



Olleros de Tera:
-Albergue La Trucha
    Localización: Calle la Fuente, 44
    Dispone de Bar y Restaurante
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 980 64 47 67
    Inaugurado el 15 de Abril de 2013



Villar de Farfón:
-Albergue de Peregrinos Rehoboth
    Localización: Calle Iglesia Villar, 25
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 647 297 390
    Inaugurado en Julio de 2011



Rionegro del Puente:
-Albergue de Peregrinos Virgen de la Carballeda
    Localización: Al pie de la N-525. Punto kilométrico 49.
    Antiguo hospital de peregrinos rehabilitado
    Propiedad y Gestión: Cofradía de los Falifos
    Tel.: (+34) 980 65 21 32 / (+34) 980 65 20 84
    Inaugurado en 2006