CAMINO SANABRÉS (pulsar sobre cualquiera de las imágenes para ampliarlas)






Día 11º: Ourense - Monasterio de Santa María la Real de Oseira: 31,62 Km





Ayer decidimos Montse y yo caminar juntos durante esta etapa, así que ambos adaptamos nuestros horarios de manera que a las 07:00 horas ya estamos a las puertas del albergue, iniciando el tránsito por las calles de Orense con la idea de tomar algo de desayuno en el sitio más apropiado que encontremos.

Hubo suerte, a medida que caminábamos por la rúa do Progreso en dirección norte, al llegar al cruce con la rúa Papa Juan XXIII, podemos observar como el bar Montgre está abierto, así que sin pensarlo un momento accedimos a su interior.

Todo un acierto, ya que disponían de un excelente pan que hizo nuestras delicias como soporte para un buen jamón o para una tostada, que junto al café con leche y unos zumos de naranja, nos dieron fuerzas más que sobradas para iniciar la etapa.

Proseguimos caminando por el área urbana, sin abandonar la rúa do Progreso en dirección norte, hasta llegar al río Miño, cuyo cauce salvaremos a través del Puente Romano, también denominado Puente Mayor y Puente Viejo.





Construido en la época romana y reconstruido en el siglo XIII (de esta época destaca lo llamativo de la altura en sus arcos apuntados), siendo consolidada su reconstrucción en el siglo XVII. En la actualidad conserva siete de los once arcos iniciales y una longitud de 370 metros.





Con las primeras luces del día cruzamos el puente y ya en su punto más álgido, sobre el arco central, la visión hacia oriente, con la salida del sol tras la montaña, impresiona la quietud y negrura de las aguas del Miño.







Sin embargo, hacia poniente, la visión es bien distinta debido al efecto de los rayos solares y la proximidad de la línea modernista del denominado Puente del Milenio, también conocido como Puente de la Gaviota, debido a la forma que describe su estructura. Se construyó en 2001.







Tras esta breve parada, continuamos, ya en la otra vertiente del río, por la Avenida das Caldas durante 190 metros hasta llegar a la amplia Avenida de Santiago (coincidente con el trazado de la N-525), donde tomaremos a la derecha, de acuerdo con las indicaciones del Camino.

Después de 1,3 Km ascendiendo por esta vía totalmente urbana, llegamos a la altura de una Estación de Servicio, donde nada más sobrepasarla, tomamos el desvío de la derecha a través del Camiño Real Cudeiro Sur, que recorremos durante 600 metros, evitando así caminar por esta concurrida N-525, hasta encontrarnos de nuevo con ella, pero ahora solo para cruzarla perpendicularmente.

Aquí se inicia un ascenso algo más pronunciado, continuando por este Camiño Real Cudeiro Sur, dejando a la derecha según nuestro sentido de marcha el Barrio Pereira.

Pero el mundo es un pañuelo, después de un trecho caminando por esta recién iniciada pendiente de ascenso, observo como una persona desciende en sentido contrario al nuestro, comprobando a medida que se aproxima que se trata del hospitalero del Albergue de Orense.

Después de saludarnos y comentar la excelente mañana que se nos presenta, nos deseamos buen Camino y continuamos nuestra marcha. Todavía no sé si Montse ha salido de su asombro.

Después de 350 metros de ascenso, llegamos hasta la plaza de Soutelo, en la parroquia de Cudeiro, lugar en el que se encuentra enclavado un magnífico pazo con su aire señorial de otros tiempos.







Pero hay que proseguir el ascenso, así que apenas unos instantes de contemplación de este enorme pazo hasta llegar ahora, después de 270 metros continuando por el Camiño Real Cudeiro Sur, a una zona mucho más urbana, lugar en el que nos encontramos con la Iglesia de San Pedro de Cudeiro.





Este templo de origen románico, lógicamente cerrado a estas horas de la mañana, cuenta con un retablo barroco del siglo XVII restaurado recientemente, en el año 2017.

La plaza en la que se encuentra enclavada esta edificación, anima a la contemplación y el relajo, máxime después de haber iniciado una etapa en la que durante varios centenares de metros estamos salvando un importante desnivel y encontrar estos magníficos aposentos donde descansar.





Tampoco queríamos despedirnos de allí sin usar el aposento que ofrece la base del cruceiro allí existente, reposando sobre ella también unos instantes, ante la fachada de la iglesia.







Van a ser las 08:45 horas de la mañana, así que decididamente hay que continuar, por lo que abandonamos este bonito enclave y cruzamos la carretera OU-150 (antigua carretera de Santiago). Unos centenares de metros más y abandonaremos las edificaciones, ya mucho más diseminadas, pasando a campo abierto.

Todavía en continuo ascenso, a mano derecha, en las proximidades del camino, se puede vislumbrar la edificación de la ermita de San Marcos do Costa.







Solo 700 metros más de ascenso pronunciado y llegaremos a una especie de meseta en la que se suaviza la pendiente.

Continúa el trayecto a través de zonas arboladas y de campos de cultivo, con viviendas diseminadas y alguna que otra explotación industrial, hasta que después de 1,4 km llegamos a la intersección con una vía más principal, quedando a la derecha el desvío hacia Sartedigos, distante 350 metros.

Nosotros continuaremos hacia la izquierda para abandonar esta vía poco antes de salir a la carretera OU-0526, tomando la pista sin asfaltar que sale a la derecha, según marca la señalización, siendo adelantados en esta intersección por una pareja de “bicigrinos”.







En esta intersección se puede apreciar el indicador que informa de la distancia al inmediato Convento de las Clarisas, que ya desde aquí se divisa entre el frondoso arbolado que nos rodea.





Caminando por esta pista sin asfaltar apenas 150 metros hasta tomar ahora el arcén de la carretera OU-0526, abandonándola de manera inmediata por la derecha e introducirnos en la frondosidad de la vegetación que nos rodea.

Una bifurcación de esta pista, perfectamente señalizada, indica la posibilidad de visitar la Fonte do Santo a través de una senda que se abre a la derecha, sin embargo, nosotros continuamos recto de acuerdo con las flechas amarillas que marcan el Camino.





Ya a la altura de la población de Madrosende, situada a la izquierda fuera del camino, una señal a la derecha marca la dirección y distancia a Vilarnaz. Nosotros hemos de continuar recto.







A partir de aquí, solo unas cuantas edificaciones distribuidas por los alrededores mientras avanzamos a través de una zona de frondosa vegetación, hasta que después de 1,6 Km cruzamos la carretera OU-0525 perpendicularmente.

Continuando ahora en dirección noroeste en dirección a Tamallancos, si bien, antes de entrar en la misma, al cabo de 2 Km pasamos junto a las edificaciones de un polígono industrial y tenemos un nuevo encuentro con la carretera N-525.

Ya prácticamente en el núcleo urbano de Tamallancos, el pilón de una fuente abrevadero y lavadero nos da la bienvenida, si bien el estado de sus aguas denota la falta de uso del mismo, al estar cubiertas de un intenso e inmenso tapiz verde.





Las primeras edificaciones de Tamallancos nos llaman la atención por sus amplias parcelas y la singular decoración de sus techos emparrados con múltiples objetos colgados, especialmente calabazas de las que se usaban en el Camino de Santiago.







Abandonamos Tamallancos en dirección noroeste, a través de una pista que discurre en la misma dirección de la carretera N-525, aunque a unos centenares de metros de ella, a través de tierras con hortalizas y otros cultivos, además de pequeñas zonas boscosas.

Después de recorrer por estos parajes 750 metros, llegamos a la localidad de Bouzas caminando por la calle que va a desembocar a la carretera N-525, sin embargo, unas decenas de metros antes, podemos encontrar el bar Terradillos, donde bien se podría hacer un breve descanso.

En nuestro caso continuamos y cruzamos la carretera N-525, caminando ahora por una pista urbana sin asfaltar, paralela al margen izquierdo de la citada carretera, encontrando una fuente de agua con pilón y lavadero, denominada Fonte de Bouzas – Lavadoiro.





Esta pista urbana sigue avanzando entre edificaciones con sus huertos, apareciendo en algunos de ellos singulares imágenes de personas de tamaño natural que a primera vista nos sorprenden, aunque personalmente desconozco el significado.





Abandonamos la población por una calle asfaltada que después de 450 metros se convierte en una pista de tierra, discurriendo durante 650 metros por un denso bosque de arbolado, hasta llegar a una carretera vecinal asfaltada que cruzaremos para continuar ahora por una pista asfaltada, manteniendo la dirección noroeste y el bosque arbolado.

Después de recorrer otros 650 metros llegaremos a la aldea de A Sobreira, recibiéndonos con la imagen de un hórreo que aún conserva la estructura de otros tiempos, aunque en pésimo estado de conservación y abrazado por la hiedra.







Cruzando la aldea encontramos una curiosa imagen monolítica denominada O Peto das Ánimas, realizada en piedra con una bonita base y rematada por el tablero con un “peto” o hucha.







Estos monumentos religiosos habitualmente de piedra y en ocasiones de madera, eran típicos en la tradición popular gallega, situados en zonas de paso con gran afluencia de personas, que depositaban las limosnas para sufragar las misas en recuerdo de las ánimas.

Dejamos atrás esta aldea, caminando en dirección noroeste, discurriendo por un paraje en el que proliferan algunos caseríos hasta llegar después de 260 metros al cruce con una carretera vecinal asfaltada.

Se cruza perpendicularmente esta vía asfaltada, caminando ahora por una pista en campo abierto rodeado por campos de labranza, manteniendo la dirección noroeste, hasta que después de 450 metros llegamos al cauce del río Barbantiño.







Este puente, situado a caballo entre los concejos de Villamarín y Cea, está soportado por un solo arco ligeramente apuntado como bien refleja la inclinación de su paso de rodadura.







Su construcción puede datar de los siglos XIII o XIV. En el siglo XVIII se realizó una reconstrucción como testimonia una inscripción en el pretil. En el otro pretil figuran, como límite de antiguas jurisdicciones, las iniciales de Mosteiro de Oseira (OSA) y del Conde de Ribadavia (R). El buen estado de la cantería, las múltiples inscripciones y el entorno, conforman una de las más bellas imágenes de la zona.







A unas decenas de metros del puente, ya en la otra vertiente, pasamos antes unas antiguas edificaciones de las que solo se conserva su estructura externa, así como un hórreo símbolo de otras épocas de mayor florecimiento y riqueza, dado su gran tamaño.







Continuando 300 metros por esta pista de tierra, llegamos a una vía asfaltada donde tomamos a la derecha para desembocar en la aldea de Faramontaos, después de recorrer otros 270 metros.

Al entrar en la aldea, las flechas del Camino indican tomar la calle de subida a la izquierda y así lo haré, solo tener en cuenta por si fuese necesario, que continuando recto 40 metros, hay una fuente y lavadero cubiertos.







Según iniciaba el ascenso por la calle señalizada por las flechas, me encuentro con una señora de edad avanzada que me saluda e invita a compartir la naranja que está comenzando a pelar.

Me ofrece unos gajos y al indicar que no camino solo, me comenta que no tiene nada más que esa naranja, pero se tranquiliza cuando ve aparecer a Montse en solitario iniciando la subida, reservando prudentemente para ella unos gajos.

Mientras compartíamos tan preciado y jugoso alimento, nos explica que ella es de esta población, pero que aquí no hay apenas nadie y vive en la población próxima, pero todos los días recorre estos Km de ida y vuelta para revisar su casa y hacer algo de ejercicio.

Nos despedimos agradeciendo el agasajo y el precioso tiempo que hemos departido con ella, continuando nuestro camino.

Van a ser las 13 horas y durante nuestro trayecto en dirección a la siguiente población, Biduedo, comentamos la singularidad del encuentro y la vitalidad de la persona. Mientras tanto avanzamos ascendiendo en dirección a Biduedo, pequeña población distante 1,5 Km.

Un tramo discurre por una a veces amplia senda de tierra rodeada de vegetación y el calor ya se hace sentir, pero encontramos la recompensa 150 metros antes de la entrada en Biduedo.

Una sencilla pero refrescante fuente hace las delicias de Montse, que no duda en refrescarse utilizando su sombrero australiano.







Ha sido un buen rato de relajo, pero ahora hay que continuar caminando y casi frente a la fuente, se encuentra el edificio de un pazo, que por los detalles que aparecen en la fachada, sus propietarios debieron ser gente importante, aunque hoy se haya recurrido a la uralita para proteger su estructura.







Inmediatamente accedemos al núcleo urbano, este de mayor tamaño que las aldeas precedentes, ya que además su vía principal es la carretera N-525. Pero una nueva sorpresa nos depara la placeta en la que se ubica su iglesia.





Se celebra la Virgen de Fátima, para lo que se ha construido un monumento decorando los espacios con flores, arcos y una gran variedad de utensilios que hacen la función de floreros, representando en su imagen central la aparición de la Virgen a los tres pastorcillos en Fátima.





Todo ello junto al edificio de su Santuario que muestra en la fachada un gran desplegable con el motivo de la celebración.







Proseguimos caminando saliendo ahora al arcén de la carretera N-525, donde después de escasos metros y salir del pueblo, la última vivienda es un bar.

Cruzamos la carretera perpendicularmente para tomar la senda señalizada que nos conduce en dirección noroeste, pero ya en la otra vertiente de la carretera, de la que nos vamos alejando.

En esta senda nos acompaña la frondosidad del paisaje con la presencia de mojones de señalización para dirigirnos a Casas Novas.







Después de 2 Km por estos parajes se llega a la aldea de Casas Novas, prácticamente junto al margen derecho de la carretera N-525.

Caminamos por su vía principal en la que se haya una fuente lavadero, con agua no potable y la falta de uso está plenamente mostrada con la verde capa que la cubre.







Dejamos atrás esta aldea y ya prácticamente nos encontramos a las puertas de Cea, solo distante 1,5 Km, de manera que después de pasar bajo el trazado de la carretera OU-504, accedemos al núcleo urbano cuando son las 14 horas.

Ahora solo hay que dejarse llevar por la señalización de mojones, flechas y las tallas de Carballo.





Caminando por el casco urbano de esta población de Cea (San Cristovo de Cea) en dirección hacia la plaza del Ayuntamiento, descubrimos que la ubicación del albergue se sitúa en la zona antigua, pero dada la hora, optamos por continuar hasta el centro e intentar comer, momento en el que decidiremos la posibilidad de quedarnos o continuar.





Ascendemos, de acuerdo con la señalización de flechas amarillas por la Rúa Fondo do Lugar, continuando por la Rúa do Bacelo hasta desembocar en la Plaza Mayor, presidida por la torre del reloj.







En esta misma plaza Mayor se encuentra el edificio que alberga la Casa do Concello, a donde accedemos para sellar la Credencial y recabar información sobre la población y sus servicios.

El conjunto del Concello que lo conforman 13 parroquias, dispone de 3.731 habitantes según censo más reciente, en tanto que la población de Cea cuenta con 855.

El producto de mayor tradición es el Pan de Cea, elaborado en horno de leña con un procedimiento que se transmite de generación en generación. En la actualidad existen multitud de hornos, de los que 16 de ellos disponen de Indicación Geográfica Protegida.

Junto a la plaza Mayor se encuentra la Pulpería Pérez, (café bar), lugar en el que nos atienden para comer. Yo me decidí por un caldo gallego y merluza a la romana, posiblemente mejorable.

En la pulpería coincidimos con el matrimonio malagueño, Ana y Rafael, que también habían pernoctado en Orense, ellos definitivamente se quedan en Cea, en tanto que nosotros, después de una relajada comida decidimos ponernos nuevamente en camino con el objetivo de finalizar en el Monasterio de Oseira.

Son las 16 horas cuando comenzamos la andadura no sin antes dejar constancia ante el monumento dedicado a los panaderos de nuestra presencia en esta villa, ya que se encuentra ubicado, en pleno centro urbano, en el inicio del ascenso que nos acompañará la mayor parte del trayecto.







Esta es la Rúa Lodairo por la que continuaremos ascendiendo en zona urbana hasta llegar a la altura del Complejo Polideportivo constituido por piscinas, campo de futbol y pabellón municipal.

Bordeamos el perímetro del campo de futbol entrando por su cara oeste (entre el pabellón municipal y el lateral del campo de futbol) y continuar hacia el este por el lateral del campo hasta llegar al final del mismo, momento en que tomamos durante 130 metros la pista asfaltada de la que sale una desviación, ya de tierra, en dirección noreste. Aquí se inicia la travesía de una maravillosa zona de bosque repleta de robles.

A medida que nos adentramos en la zona boscosa, el calor de la tarde y la gran humedad que reina, hace por momentos sofocante el caminar, pero creo que también es un factor que contribuye negativamente, el haber reiniciado el Camino después de comer.

El paisaje por esta senda es precioso y anima a la tranquilidad y el reposo, así que, aprovechando la existencia de unas enormes losas de piedra cubiertas de musgo, no pudimos retener el impulso de descansar unos instantes sobre tan mullido camastro.







Pero hay que proseguir, todavía nos resta un buen tramo.

El disfrutar de esta espectacular senda es un verdadero privilegio, a pesar del cansancio y el permanente ascenso, a veces por zonas en las que el agua fluye por la senda como si hubiésemos ocupado su cauce y nos quisiera ahuyentar de su morada.

En época de lluvias debe ser prácticamente intransitable.





Continuamos ascendiendo, pero el entorno sigue presentando su belleza con todo el esplendor de la verde vegetación y el gran empedrado de su suelo.





Después de una hora y media de ascenso desde que salimos de Cea, estamos a punto de abandonar esta senda con encanto para acceder a una estrecha vía asfaltada, cuando ya el cansancio se deja notar.







Efectivamente, ya en la vía asfaltada, de acuerdo con la señalización de las flechas amarillas, tomamos a la izquierda en dirección a la inmediata aldea de Silvaboa de la que ya se visualiza alguna edificación.





Silvaboa es una muy pequeña aldea de apenas una docena de edificaciones, en las que probablemente no existan habitantes permanentes.







Aunque queda a la izquierda del Camino, decidimos acercarnos, descubriendo su fuente de agua donde refrescarnos, además de rellenar nuestras escasas reservas.

Por suerte un paisano de edad avanzada se encuentra reposando en el único banco existente, posiblemente el acompañante de la única persona que se veía en las proximidades haciendo labores agrícolas con el tractor.

Después de comentar las bondades del agua de la fuente y disfrutar nosotros de su frescura, descubrimos la existencia de unas cuantas herramientas agrícolas junto al pilón de la fuente, de las que Montse no resistió la tentación de al menos sopesar alguna de ellas, como la horca, herramienta que se usa para mover paja, mieses, hojarasca y.... peregrinos. ¡Que peligro…!





Van a ser las 15:40 horas cuando decidimos retomar el Camino, así que nos despedimos del paciente vecino que continuó la espera en su banco, saliendo nosotros a la carretera asfaltada.

Aquí continúa el ascenso, pero ahora se vuelve mucho más pronunciado, ya que en el kilómetro aproximado que distamos de la cima ascendemos 80 metros de nivel, de ahí que las rampas sean considerables.

Nuestro esfuerzo y paciencia nos permite superar este último escollo de la etapa, aunque desde la cima, la panorámica que se puede contemplar del paisaje que dejamos a nuestras espaldas es espectacular.





Tras coronar la cima, comienza un suave descenso, que se agradece, conduciéndonos hasta la siguiente aldea solo distante 500 metros. Se trata de Pieles, algo mayor que Silvaboa en cuanto a número de edificaciones, pero de escasa población.

A la misma entrada de la aldea, junto al lavadero público, hay otra fuente con pilón en el que en esta ocasión Montse, además de refrescarse con su singular sombrero australiano no pudo refrenar el meter también los pies, solo de pensarlo al comprobar la frialdad del agua sentía el escalofrío en mi propio cuerpo.







Esta aldea también tiene la ventaja de encontrarse ya en plena carretera OU-0406, a la que nos incorporamos, lo que al menos le proporciona un mayor flujo de paso, aunque sean vehículos en dirección al Monasterio, además de los peregrinos de a pie. También dispone de bar.







Continuamos caminando ahora por el pequeño arcén de la carretera OU-0406. Se nota que se trata de una ruta de vehículos más importante dado el buen estado del firme, de ahí que haya que andar precavido con el tráfico.

Después de 1,1 Km, llegamos a otra muy pequeña aldea, se trata de A Ventela, al menos por la visión que podemos apreciar desde la carretera.







Sin embargo, en el margen izquierdo de la carretera, existe una vaguada en la se encuentra un gran complejo religioso, en el que destaca la Iglesia en su edificio principal, con el cementerio dentro de su perímetro, además de otras edificaciones.







Continuamos caminando por la carretera y después de 400 metros nos sorprende en el margen derecho la existencia de una fuente con cuidados detalles ornamentales, además de dos grandes asientos laterales que te permiten el último descanso antes de avistar el Monasterio.

Según el comentario de unos paisanos que se habían desplazado hasta allí en coche para llenar unas garrafas de agua de esta fuente, la calidad de sus aguas era excepcional.





Efectivamente, unos centenares de metros más y a la vuelta de una curva de la carretera ya se puede distinguir parte de la silueta de esta impresionante edificación





A medida que nos aproximamos esta obra se torna colosal por las dimensiones según puede apreciar en sus alas sur y este.





Son las 19:00 horas cuando accedemos por el lateral norte en busca de la recepción del Monasterio para proceder a nuestro registro en el albergue, apreciando ahora la visión cercana de sus monumentales torres del campanario. ¡Realmente ha merecido el esfuerzo!







La visión se vuelve grandiosa al contemplar el conjunto arquitectónico que conforman las fachadas de la Iglesia y el Monasterio.







Accedemos al edificio monacal, y en tanto nos registraban, comentamos la posibilidad de asistir al rezo gregoriano de las vísperas, indicándonos que se iniciaban en breves minutos y si estábamos interesados podíamos dejar allí las mochilas y vendrían a recogernos.

Efectivamente, de manera inmediata se presentó un monje que nos sugirió lo acompañásemos, fue un largo camino a través de las inmensas y maravillosas dependencias del monasterio, pudiendo contemplar cómo quedaba a nuestra derecha uno de los claustros.







Caminábamos en fila de uno tras los pasos del monje cisterciense.

Solamente éramos tres peregrinos, Marga (australiana), Montse y yo.

En silencio seguíamos avanzando por estos amplios pasillos, sorprendidos por la belleza y quietud de las dependencias por donde transitábamos.





No hemos conseguido realizar una visita al monasterio por llegar demasiado tarde, pero si hemos efectuado un gran recorrido hasta llegar a esta capilla, todo un logro con el agradecimiento a estos moradores cistercienses.

Finalmente accedimos a una pequeña capilla en la que ya se aposentaban algunos monjes a la espera de la hora del inicio, las 19:30 horas.





Se inician las vísperas con la presencia de 7 monjes, aunque la totalidad de la congregación la componen 11 en la actualidad.

Después de los rezos, abandonamos estas instalaciones y en compañía de un joven monje portugués, natural de Valença do Castelo, con quien pudimos dialogar en el trayecto hasta la recepción donde habíamos dejado las mochilas. Por el conocimos que la amplitud de esta construcción es de 43.000 metros cuadrados. ¡Impresionante!

Ya es tarde y nos dirigimos inmediatamente a las instalaciones del albergue, dentro del propio recinto del monasterio, además Montse ha cogido frío, tanto por la humedad de sus duchas en las fuentes como por la existente en el interior de la capilla, así que necesita una buena ducha caliente y cambiarse de ropa.

Solo somos 4 cuatro peregrinos, Marga y su hermano Migue (australianos), Montse y yo. Así que tenemos en la amplia sala del albergue hasta la posibilidad de elegir literas.







La sala tiene realmente dos ambientes diferenciados por simples mamparas, a la entrada de la gran nave la zona de mesas para compartir espacios donde comer o descansar y a continuación las literas. El aseo está situado al fondo a la derecha, subiendo unas pequeñas escaleras.







Este Monasterio de Santa María la Real de Oseira,es una impresionante obra arquitectónica a la que se la llega a nombrar como “El Escorial Gallego”.

Por una parte, la edificación monacal, cuya existencia se conoce desde 1137 con un pequeño grupo de monjes que se retiró para vivir la vida en soledad, integrándose en el año 1141 en la Orden del Cister dependiendo de Claraval.

En el año 1552 el edificio monacal sufrió un horroroso incendio que lo redujo a cenizas. Inicialmente se pensó en el traslado a una nueva casa proyectada en Valladolid, pero finalmente se desistió del traslado, acometiéndose la reconstrucción en el mismo sitio y lugar en el que hoy se muestra con toda su magnificencia.







Por otra parte, el templo monástico, posterior al edificio monacal, se construyó durante las últimas décadas del siglo XII y primeras del XII. Su arquitectura es un compendio de lo local y lo foráneo, factor común en la arquitectura de la Orden.

Sus amplias proporciones, dan una idea de la gran cantidad de monjes que componían la congregación, ya que es de las mayores iglesias de la Orden en España.





Después de muchas vicisitudes, con sus épocas de esplendor y otras de decadencia, aunque tuvieron la gran suerte de librarse de la ocupación napoleónica, no sucedió lo mismo con situaciones como las motivadas en 1820, en el periodo constitucional, con la expulsión de los monjes, quedando el monasterio en poder de las turbas que saquearon y desmantelaron sus instalaciones. Posteriormente con la desamortización de Mendizabal, se volvieron a repetir los hechos.

Cerca de un siglo sufrió el monasterio el abandono, llegando los edificios a una ruina inminente. La intervención del Obispo de Orense fue crucial, no cejando en su empeño hasta lograr que en 1929 se volviera a instalar en el mismo la Orden Cisterciense.

Unos primeros años de dureza extrema, poco a poco iniciaron la restauración del edificio, no siendo hasta en 1966 cuando se comenzaron para finalizar con la perfección que hoy día podemos apreciar.

Pero para nosotros, hoy peregrinos, la vida sigue y nos permite disfrutar y conocer obras maravillosas como la aquí realizada.

Ya ha atardecido y estamos pensando en tomar algo de cena, aunque las opciones son limitadas, solo disponemos de un establecimiento abierto, se trata del bar Venezuela, frente al recinto monacal, donde amablemente nos atienden y nos permite al menos reponer fuerzas con aquellos alimentos de que dispone, si bien antes disfrutamos de unas bebidas previas en una mesa en la terraza de la puerta del bar, donde coincidimos con los otros dos peregrinos. El espectáculo de la visión del conjunto monacal frente a nosotros y la tranquilidad del atardecer, fue toda una delicia.





Finalizada la cena regresamos al albergue, ya estaban descasando los hermanos australianos, así que directamente nos retiramos también a descansar y mañana ya veremos.



Mi sugerencia: Este magna edificación monacal, bien merece dedicar un día completo



Albergues de la Etapa y otros alojamientos:

Cudeiro:
-Hotel San Marcos*
    Localización: Carretera Santiago - Cudeiro, 4
    450 metros al noreste del Camino
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 988 51 16 55



Tamallancos:
-Hotel ViaStellae**
    Localización: Carretera de Santiago, 48
    180 metros al sur del Camino, junto a la CN-525
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 988 279 649



Pazos:
-Pazos Alojamiento Rural
    Localización: Calle Pazos, s/n
    600 metros al norte del Camino y 3,4 Km antes del centro urbano de Cea
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 988 28 20 05 / (+34) 619 44 56 40



Cea:
-Albergue de Peregrinos de Cea
    Localización: Rúa Santo Cristo, 8
    A la entrada del núcleo urbano y 280 metros al suroeste de la Plaza Mayor
    Propiedad: Xunta de Galicia; Gestión: Municipal
    Tel.: (+34) 988 28 20 00 - Ayuntamiento / (+34) 600 878 289
    Inaugurado en Junio de 1999

-Casa Mañoso
    Localización: Rúa Campo da Feira, 6
    Junto a la Plaza Mayor
    Propiedad y Gestión: Privada
    Tel.: (+34) 988 282 652 / (+34) 687 932 467



Oseira:

-Albergue de Peregrinos del Monasterio de Santa María la Real de Oseira
    Localización: Oseira
    Situado en la antigua biblioteca del monasterio
    Propiedad y Gestión: Orden Cisterciense
    Tel.: (+34) 988 282 004
    Inaugurado en Junio de 1999